Trabajadores autónomos

Así debes hacer una factura si eres autónomo: los datos que hay que incluir

Toda factura debe reflejar unos datos obligatorios para que sea válida y esté en regla

Billetes de euro.
Billetes de euro.
Imagen de Freepik.

La facturación es una parte importante del trabajo de un autónomo y es imprescindible saber redactar una factura de manera correcta para evitar problemas con los clientes pero también, a la larga, con Hacienda. Antes de entrar en materia y explicar cómo se debe realizar una factura y qué datos obligatorios hay que reflejar, cabe recordar que una vez por trimestre es necesario presentar la declaración del IVA (con el modelo 303) correspondiente, reflejando este impuesto que se cobra en cada factura emitida. 

Así pues, aunque parezca obvio, en una factura hay que reflejar la fecha de emisión y el número de la misma, ya que cada autónomo deberá seguir un orden y una clasificación de sus documentos. Después, se pasa a indicar los datos tanto del trabajador autónomo como del cliente a quien factura. 

Aquí será obligatorio indicar nuestro nombre y apellidos, razón o denominación social completa como proveedores y nuestro número de identificación fiscal (NIF), además del domicilio fiscal de facturación. Lo mismo habrá que hacer, exactamente, con la persona o empresa a quien facturemos. 

Con todos los datos obligatorios reflejados, habrá que pasar a detallar la actividad realizada. No hace falta entrar de manera específica en el detalle, pero sí incluir una explicación que justifique qué estamos cobrando: si ha sido una venta, un servicio, qué tipo de servicio, horas de realización, coste... 

Los impuestos que hay que reflejar

Y, finalmente, habrá que pasar a señalar las cuentas y el total a cobrar. Esta es la parte más importante. Lo más indicado es señalar el precio sin impuestos de lo que vayamos a cobrar, por ejemplo, 200 euros por trabajar en la coordinación de un pequeño evento. 

A este precio le añadiremos el IVA, que habitualmente es del 21% aunque también puede ser del 10%, dependiendo de la actividad. Al total resultante, habrá que restarle el IRPF que toque deducirse (por ejemplo, los autónomos que acaban de empezar su actividad pagan una cuota reducida). 

La factura debe incluir por supuesto la firma de quien la emite y, en muchos casos, también se indica la cuenta corriente del banco para hacer efectivo el ingreso.

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