Cuaderno de venta

Humo en el Nasdaq, fuego en las bolsas: los siete magníficos serán un problema

La evolución de Apple, Amazon, Alphabet, Microsoft, Nvidia, Tesla y Meta está marcando el paso a los grandes índices de Wall Street en 2023 tanto o más que la política de los bancos centrales.

Cartel del Nasdaq en Times Square, Nueva York.
Cartel del Nasdaq en Times Square, Nueva York.
EUROPA PRESS

Es el 'elefante en la habitación' de las bolsas. Es un tema tabú para el mundo de la inversión que lo ignora con cierta imprudencia e incomodidad, pero todos son conscientes de su presencia y los enormes riesgos que representa para Wall Street y, por ende, para el resto de bolsas mundiales. Es tan grande que parece una burbuja, y probablemente lo sea, pero veamos sus dimensiones para entenderlo mejor porque está batiendo todos los récords de concentración o dominancia bursátil 

Solo siete empresas representan ahora mismo el 25% de la ponderación bursátil en  S&P 500 de EEUU y el 50% del Nasdaq 100. Significa que son responsables de los movimientos a la baja o al alza de ambos índices en ese porcentaje. Por ejemplo, si la siete empresas suben un 1% y las otras 93 empresas caen cada una un 1%, el selectivo tecnológico acabaría en tablas o en empate al final de la sesión. Su capitalización bursátil conjunta supera los 11 billones de dólares, algo así como 100 veces el tamaño de Inditex o cerca de 20 veces el sumatorio de los componentes del Ibex 35. 

Los 'siete magníficos' de Wall Street no son otras que Microsoft, Apple, Tesla, Amazon, Meta, Alphabet y Nvidia, que forman con sus siglas un acrónimo también de inspiración western: MATAMAN. Cinco de ellas por encima del billón de valoración en bolsa, dos que valen más de 2 billones y una a punto de alcanzar otra vez los 3 billones.  Detrás de estas mareantes cifras se esconde el 90% de la subida desde de enero del S&P 500 (+15%) o el Nasdaq 100 (+31%). La historia nos dice que estos comportamientos tienden a convertirse en una bomba de relojería cuando la marcha del mercado se tuerce. Si no es desactivada -si el resto del mercado iguala y equilibra las fuerzas- acabará en explosión, es decir, en un crash bursátil.

Dicho de otro modo, si los índices presentan rendimientos tan atractivos a estas alturas del año no es porque vayan bien las empresas en general, sino solamente una una pequeña élite de ellas que para nada refleja el rumbo económico. Como les dirá su sentido común financiero a estas alturas es totalmente insano por insalubre e insostenible ese nivel de concentración. Es común en índices más cortos como el Ibex 35, el Cac 40 o incluso el EuroStoxx 50 que un puñado de valores tenga una ponderación mayoritaria, pero lo que no parece tan habitual es que ocurra eso mismo en indicadores de 100 o 500 acciones como el caso del Nasdaq o S&P.

Un análisis de la gestora Schroders señalaba en 2020 el alto nivel de concentración tomando como referencia solo 5 empresas, las FAMAG (siglas de Facebook-Meta, Apple, Microsoft, Amazon y Google-Alphabet). La foto parecía entonces todavía peor por el alto grado de dominancia de las tecnológicas sobre el resto de sectores, con los bancos y energéticas de capa caída. El estudio revelaba que solo 5 empresas no tenían tanto protagonismo e importancia bursátil en EEUU desde los años 60, pero advertía por primera vez todas pertenecían al mismo sector.  Otro informe reciente de Morningstar resalta que está hiperconcentración bate todos los récordos en 2023.

Otros acrónimos similares con las sospechosas habituales como las FAANG (con Netflix),  las GAFA o las BAT chinas (Baidu, Alibaba, Tencent) han dado cuenta de la relevancia de la tecnología para los inversores desde hace más de una década. Sin embargo, casi siempre, el foco estaba en lo positivo de la tendencia inversora y en lo bien que iban estas compañías. Ahora bien, el riesgo que supone que el dinero de los inversores se concentre en un puñado de valores puede llegar a ser un problema. De hecho, lo es si atendemos a las valoraciones que presentan muchas de ellas pese a que ganan dinero a espuertas y son increíblemente rentables. Todo tiene un límite.

¿Es financieramente sostenible?

Hay tres grandes fuerzas invisibles que retroalimentan una y otra vez esta tendencia. La primera de ellas parece bastante evidente y de perogrullo: los inversores en general compran más estas acciones que el resto. La segunda está directamente relacionada pero es más difícil de ver. El elevado peso en los índices de estas empresas les convierte en el principal punto de destino del dinero 'tonto' o pasivo de la gestión indexada. No tiene nada de malo a priori puesto este tipo de estrategias se han demostrado ganadoras con el paso del tiempo por los menores costes de gestión y la diversificación que se les presupone. Sin embargo, la hiperconcentración actual va en contra de ese espíritu de diversificación y provoca que el rendimiento de un fondo índice esté atado al destino de una o dos empresas.

En tercer lugar, las siete magníficas son grandes recompradoras de sus propias acciones con cientos de miles de millones de dólares en los últimos años, sobre todo, por Apple, Microsoft, Meta o Alphabet.  Para algunos grandes inversores, estos planes de acumulación de títulos propios son una llamada a surfear la ola. Solo tienen que entrar por delante, cogerla a tiempo y dejarse llevar, como es el caso de Warren Buffett, socio de referencia de Apple y uno de los grandes defensores de esta práctica.

Ahora bien, ¿podrá mantener el ritmo de recompras por siempre? Sería una locura decir lo contrario pero el fabricante del iPhone está jugando con fuego al hacerlo porque lleva más de medio año con caída de ingresos, su caja se está reduciendo y el recurso de endeudarse emitiendo bonos a tipos ultra-bajos para el pago de dividendos o las propias recompras, como ha hecho varias veces en los últimos años, no parece demasiado inteligente. Tampoco lo es si por el camino se pierde oportunidades de inversión en su propio negocio o si estas inversiones salen mal. Otro de las casos destacados es el de Nvidia, cuyo tamaño de un billón de dólares parece sustentado en que sus chips dominarán el boom  inteligencia artificial. ¿Y si la competencia reacciona también vale eso en bolsa? En suma, la tradicional ecuación rentabilidad-riesgo aparece un tanto desequilibrada en el Nasdaq en este 2023.

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