Cuaderno de venta

El monopolio del iPhone y el evento inesperado en Apple

Los legisladores han pasado por alto el dominio imperante de la tecnológica sobre la competencia entre empresas digitales y el sistema de comisiones que convierten su tienda en un peaje privilegiado.

El iPhone copa tres cuartas partes del gasto móvil.
El iPhone copa tres cuartas partes del gasto móvil.
Apple vía La Información

Apple ha tenido tanto éxito con su iPhone que ha creado un monopolio de facto en todo el mundo. Elon Musk se está encargando estos días de crear conciencia sobre una cuestión que es un secreto a voces pero que escapa por el momento al escrutinio de legisladores y autoridades de competencia, bien por omisión, negligencia o porque están haciendo la vista gorda ante el ‘gran elefante’ en la habitación. La tienda de aplicaciones de Apple, la App Store, como la PlayStore de Google se han convertido en peajes casi insalvables para toda empresa tecnológica que venda un servicio por internet.

El canon del 30% que aplica el gigante tecnológico a la descarga, compras in-app o suscripciones de determinados tipos de contenido que pueden hacerle la competencia en áreas como el software, la música, el entretenimiento y los videojuegos ahora está en el punto de mira de la opinión pública gracias al debate encendido por Musk. También está bajo los focos el criterio editorial de Apple a la hora de aprobar o suspender aplicaciones porque es evidente que incurre en conflicto de intereses con empresas como Epic Games, Spotify, Netflix o Meta que son competidores. ¿Puede seguir siendo juez y parte?

Es probable que el Gobierno de EEUU, el único con la capacidad real de frenar el poder de Apple, esté presionado para adoptar una postura más agresiva hacia este monopolio o duopolio si se tiene en cuenta Google aunque el dueño de Android tiene políticas más laxas y comisiones ajustadas a costes en su tienda de aplicaciones. Apple, en cambio, se lucra con la App Store hasta el punto de convertirla en uno de los secretos de su extrema rentabilidad y su foso defensivo, o moat, ante cualquier atisbo de competencia. Spotify denunció ante Bruselas las abusivas comisiones de la plataforma o que diese un portazo a su aplicación de audiolibros. 

Hasta el fundador de Meta, Mark Zuckerberg, se ha sumado a la fiesta anti-Apple alertando que es demasiado poder para una sola empresa o cúpula directiva. Sabe bien de lo que habla. Un cambio de política privacidad del dueño del iPhone se ha cargado una parte del negocio publicitario -o al menos lo hace menos atractivo- de Facebook o Instagram desde hace un año. En cambio, Apple no aplica el mismo criterio a otras aplicaciones como la china TikTok o determinadas producciones de Tencent. ¿Por qué esta política de cara amable con todo chino y de vinagre con orígenes occidentales?

Puede que haya una explicación poco elegante. El candidato a la carrera republicana, Ron DeSantis, ha denunciado que la compañía de la manzana ha colaborado con el Gobierno de Pekín para limitar el uso de las comunicaciones a través de Airdrop (un modo interno para el intercambio de mensajes, documentos y archivos) en China para ayudarle a frenar la ola de protestas y huelgas en el país en el último mes. La grave acusación ha cogido a Apple desprevenida porque podría suponer una prueba de su censura arbitraria y de que su cúpula directiva no es neutral, obviamente, y cede a las presiones de poderes políticos de forma más frecuente de lo que se pensaba.

En realidad, los intereses de Apple y del Partido Comunista Chino se han alineado en aplacar las protestas de la población y los trabajadores en varias ciudades del país. La tecnológica de la manzana se está jugando la vida como empresa en China, donde produce la mayoría de sus productos. La fórmula del ‘diseñado en California, fabricado en China’ llevada al extremo le ha dado réditos billonarios pero le ha colocado en situación de vulnerabilidad. 

Hay analistas que alertan de un desastre inminente. Ming-Chi Kuo, del bróker TF Securities, es una de las voces más escuchadas en todo lo relacionado con el universo del iPhone. Su último pronóstico es demoledor: Apple recibirá entre 15 y 20 millones menos teléfonos esta Navidad desde sus plantas chinas operadas por Foxconn por los problemas con sus empleados, que reclaman mejores condiciones laborales y, sobre todo, no tener que vivir encerrados en las fábricas para trabajar. 

Una rápida multiplicación nos lleva a hablar de un problema de 15.000-20.000 millones de dólares en ingresos, alrededor del 10% de la facturación anual. Muchos modelos de iPhone no estarán disponibles hasta 2023 y algunos analistas independientes como Kuo advierten que esa demanda no va a quedar embalsada y se evaporará. Puede también que se haya producido un daño reputacional a largo plazo en la conciencia de los clientes de Apple… o quizá solo sean las prisas del consumidor de tecnología. 

Mostrar comentarios