Capital sin Reservas

Los rescoldos de las viejas cajas de ahorros y el 'mandato natural' de Paz-Ares

La teoría del catedrático y socio de Uría Menéndez rompe moldes en el modelo de gobernanza de las Fundaciones Bancarias que actúan fuera de la jurisdicción del BCE y del Banco de España.

Cándido Paz-Ares, socio estelar del bufete Uría Menéndez e ideólogo de la doctrina del 'mandato natural'
Cándido Paz-Ares, socio estelar del bufete Uría Menéndez e ideólogo de la doctrina del 'mandato natural'
LI / Uría Menéndez

La aparición en escena de las nuevas fundaciones bancarias, emergentes a raíz de la eliminación de las viejas cajas de ahorros, ha distorsionado los modelos tradicionales de gobernanza en el sistema financiero dadas las limitaciones jurisdiccionales que impiden al Banco Central Europeo (BCE) y, por ende al Banco de España, supervisar unas entidades que figuran bajo la competencia exclusiva del Ministerio de Economía. Esta anomalía, derivada de ciertas complacencias políticas entre el anterior Gobierno del Partido Popular y el alto mando de La Caixa, constituye una profunda laguna en la que chapotean los grandes conflictos de interés dentro del entramado societario de Unicaja tras la fusión con Liberbank. Los reguladores están preocupados por la deriva que pueda adquirir el banco combinado, del que dicen que no tiene ningún problema de solvencia financiera, pero “en el que unos y otros andan a la greña todo el día”.

Desde la distancia de Fráncfort los vigilantes de la playa financiera que dirige el italiano Andrea Enria siguen con desvelada atención los episodios de la Fundación Unicaja, cuyo patronato tiene que ser renovado prácticamente en la mitad de sus cargos de aquí a finales de año. El movimiento de tierras en la entidad que actúa como máximo accionista con el 30% del capital de Unicaja Banco resulta determinante en la estabilidad de la que está considerada como la quinta entidad de crédito en España. No en vano, la cúpula ejecutiva del banco malagueño tiene que pasar su reválida definitiva antes de junio del próximo año cuando Manuel Azuaga deberá ceder, sí o sí, sus poderes como presidente ejecutivo y Manuel Menéndez tendrá que someterse a un nuevo examen de idoneidad para reafirmar, o no, su actual condición de consejero delegado, esta vez ya con carácter plenipotenciario.

El reparto de funciones en el puesto de mando de Unicaja forma parte de los acuerdos de fusión comunicados en su día al BCE pero eso no significa que el pulso haya terminado, entre otras razones porque las propias autoridades europeas de supervisión aún deben emitir su veredicto sobre el traspaso de poderes en ciernes. De aquí a nueve meses vista hay mucha tela que cortar y los más avezados están ya tomando medidas al traje que mejor les sienta con la inestimable colaboración de los más expertos modistos en eso que se ha dado en llamar buen gobierno corporativo. Es así como primero la Fundación Unicaja en julio y ahora el propio Unicaja Banco en septiembre han contratado los servicios del despacho Uría Menéndez para meter en cintura a los consejeros dominicales nombrados en su día a instancias del incombustible Braulio Medel

Uría Menéndez defiende que la Fundación Unicaja puede reunirse periódicamente con los dominicales que ha nombrado en Unicaja Banco y está facultada para trasladarles indicaciones de voto

Es significativo que el mismo despacho, uno de los más prestigiosos que existen en España y con un reconocimiento de marca al máximo nivel internacional, se haya aprestado a trabajar para las dos entidades con un informe relativo a cuestiones que no están del todo resueltos en el proceso de fusión entre Unicaja y Liberbank, lo que puede dar lugar a eventuales conflictos de interés. Cabe recordar que la gobernanza definitiva ofrece múltiples incógnitas por despejar, incluyendo la propuesta de la fracción malagueña de trasladar su posición mayoritaria en el canje de la fusión a todos los altos niveles de dirección del banco combinado. Tampoco se puede olvidar que Uría y Menéndez rechazó previamente la invitación de la Fundación Unicaja para realizar el test de idoneidad sobre la figura de Medel que había solicitado la vicepresidenta Nadia Calviño.

En esta ocasión los responsables del bufete que, no en balde actuó como asesor de cabecera en la fusión, han dejado a un lado su más estricto celo profesional para responder al requerimiento de la Fundación sobre los límites normativos de las relaciones entre los consejeros dominicales de una sociedad y el accionista al que representan. Acto seguido, Uría y Menéndez ha elaborado una segunda nota contratada por Unicaja Banco con el propósito más explícito de “describir si es compatible con los deberes fiduciarios de todo consejero el que un consejero dominical se reúna y comparta opiniones con el accionista al que representa”. Ambos dictámenes muestran escasos e irrelevantes matices diferenciales, si bien el primero está firmado por María Vidal-Pardo del Río, socia del despacho desde 2021, en tanto que el segundo cuenta con la rúbrica del propio socio director, Salvador Sánchez-Terán.

El objeto central de los dos trabajos no es otro que legitimar la interacción que los consejeros dominicales tienen que mantener con el accionista que les ha designado, el llamado ‘dominus’ o sponsor. El ordenamiento mercantil defiende en contraposición a esta tesis que los consejeros de una sociedad están obligados a mantener deber de lealtad con la sociedad de cuyo órgano de gobierno forman parte y, por tanto, una vez nombrados se desgajan totalmente de la entidad que promovió su designación y han de asumir una posición independiente. El galimatías entre el ‘so y el arre’ constituye el elemento básico de los dos dictámenes jurídicos sostenidos en la teoría del catedrático de Derecho Mercantil, Cándido Paz-Ares, uno de los principales factótums de Uría Menéndez que fue santo y seña en toda la estrategia corporativa de Emilio Botín al frente del Banco Santander.

Los dominicales no están vinculados a seguir las instrucciones, pero Uría recuerda que el sponsor puede pedir sus ceses en junta de accionistas sin incluir propuesta en el orden del día ni justificar causa alguna

Paz-Ares se las sabe todas en esto de la gobernanza de las cotizadas y ha patentado la doctrina que el propio interesado ha bautizados con la denominación del “mandato natural”. Una hipótesis orientada a resolver la paradoja que se planteó cuando el flamante presidente de la Fundación Unicaja, José Manuel Domínguez, antiguo secretario general de la entidad de crédito acogido al ERE tras la fusión con Liberbank, llamó a capítulo a sus consejeros dominicales en Unicaja Banca con el supuesto propósito de indicarles el camino a seguir en sus políticas de voto. Una decisión que socavaba la autonomía de éstos pero que ha sido refrendada por los dictámenes jurídicos en cuestión, ambos coincidentes como no podía ser de otra manera en defender la compatibilidad de los dos atributos genuinamente contradictorios en la figura del consejero dominical; esto es, su independencia o autonomía, por una parte, y la interacción con su patrocinador por la otra.

En virtud de esa especie de llave inglesa que constituye el ‘mandato natural’ los expertos jurídicos determinan que los consejeros dominicales están autorizados para interactuar con el accionista que representan, por lo que la Fundación puede reunirse con los consejeros dominicales de Unicaja para debatir cuestiones referidas a la entidad de crédito. Dichos encuentros podrían configurarse de manera periódica y vincularse si se desea con el propio calendario de reuniones de los consejeros de administración que tenga previsto el banco. La Fundación también está facultada para trasladar indicaciones de voto, si bien los consejeros dominicales no están vinculados por esas indicaciones. En sentido inverso, éstos últimos pueden pasar a la Fundación información confidencial de Unicaja, aunque aquella estará también obligada a preservar su confidencialidad en los mismos términos que los consejeros.

Como colofón nada despreciable de todas estas conclusiones Uría Menéndez recuerda a sus clientes que, con independencia de todo lo anterior, el sponsor, entiéndase la Fundación, “es siempre libre para proponer en cualquier momento el cese del consejero, sin necesidad de justificar causa alguna, pudiendo la junta general [de Unicaja Banco] acordar dicho cese aunque este no conste en el orden del día de la reunión”. Toda una declaración de intenciones que sirve de aviso a navegantes y que está siendo interpretado como una amenaza más o menos velada contra eventuales disidencias. En otras palabras, una solución parecida a la de Indra con la destitución de sus independientes, pero en este caso corregida y mejorada para cambiar a los consejeros dominicales que en su día fueron propuestos a instancias de Braulio Medel. Habrá que ver lo que dice la Comisión de Valores…si es que tiene a bien decir algo.

Mostrar comentarios