Artzaia

Se empieza con el 9,9% y luego... Nadie da duros a pesetas

El príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salman, en una visita a España en 2018.
El príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salman, en una visita a España en 2018.
Europa Press

La operación de la empresa estatal saudí de telecomunicaciones sobre Telefónica es algo más que la llegada de un inversor más a la operadora, de forma amistosa, para ser el primer accionista, pero sin grandes pretensiones sobre la gestión, a priori. Cualquier alto directivo que se precie sabe que, detrás de la llegada de los petrodólares de Arabia, se esconde un arma de doble filo cuyas consecuencias pueden ser de muy distinto calado según se utilice.

La operadora de Álvarez-Pallete lleva tiempo esperando un 'caballero blanco' que ofrezca estabilidad a su capital y le permite poner en marcha su nuevo plan estratégico y celebrar el centenario del año que viene sin sustos ni altercados mayores. Telefónica cuenta además con una protección doble: la de la norma que protege las inversiones extranjeras del Gobierno, por un lado, y la de la limitación al voto que imponen sus propios estatutos internos, por otro. En ambos casos, la línea roja está en el 9,9% del capital; si se llega o se supera el doble dígito, las alarmas suenan y se pueden establecer controles que no gustarían a los nuevos socios, que no son solo una empresa, sino un holding familiar multimillonario que representa a uno de los países más ricos y estratégicos del mundo por su control del gas y del petróleo.

Con ese escenario y la operación recién hecha, no hay miedo. El Gobierno está extrañamente tranquilo y la empresa, a nivel interno, ve como el apoyo de este socio le da una estabilidad y una solidez financiera que no tenía. Hasta ahí todo bien. Pero la pregunta a resolver y que puede marcar el futuro de la operación es ¿hasta qué punto la operadora española o un Gobierno en funciones pueden evitar que los saudíes entren en el capital de Telefónica, o de algunas otras empresas del Ibex, también estratégicas y muy atractivas?

Ya no es relevante saber si todo ha sido una sorpresa, si la compañía había detectado movimientos en sus títulos en bolsa en los últimos meses o si el Gobierno en funciones había sido avisado por la monarquía islámica de Riad. La operación está hecha y será muy complicado echarla para atrás por razones estratégicas por un Ejecutivo en funciones para el que se presentan unas perspectivas de inestabilidad política y jurídica más que evidentes en los próximos años. Un gobierno de coalición dependiente de los votos de las minorías no es el mejor de los escenarios para hacer frente a una operación como esta, en caso de que todo se tuerza.

No nos engañemos. Los dirigentes del holding estatal que está inmerso en una gran oleada de inversiones en China, Rusia y Occidente, con entrada en algunas de sus empresas más importantes, no ha llegado a las telecomunicaciones españolas solo para poner dos consejeros y ver como pasan los días. La economía europea no pasa por el mejor de sus momentos y la española va a ir a menos poco a poco. Las predicciones más duras auguran nubarrones para el año que viene y el siguiente, por más que ahora nos mantenga la inercia del turismo y los fondos UE. Y en una situación precaria, con buenas participaciones del 9,9% en empresas estratégicas de Europa y la caja llena de petrodólares (que otros no tendrán), desde Arabia pueden sacarle un buen partido a su diversificación global y su incursión en sectores estratégicos europeos, en forma de trasvase de tecnología y de desplazamiento del negocio a nivel global.

Del lado positivo, es mejor la entrada de una operadora o un socio industrial en los sectores estratégicos españoles, siempre que esté bien controlada la toma de decisiones y no se desplacen los núcleos duros de las empresas. Las experiencias con fondos de inversión especulativos no están siendo buenas en sectores como el energético u otros, y la alternativa de componer un 'campeón nacional' estable en sectores estratégicos para la economía, es lo que nunca debe perderse de vista. Un Gobierno fuerte y estable es primordial para ello, que no se olvide que nadie da duros a pesetas. Pero no sé si va a ser ese el caso.

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