OPINION

¿Por qué se desploma el valor de la Industria eólica si las renovables son presente y futuro?

La generación de energía eléctrica a partir del viento goza de buena salud, solamente hay que analizar la evolución de la potencia instalada a lo largo de los últimos años. El año pasado se instalaron a nivel mundial 53.800 MW, con una ligera bajada con respecto a 2015 fundamentalmente por una desaceleración del mercado chino, y las previsiones para el futuro

mantienen un crecimiento constante para alcanzar en el 2020 en torno a 63.000 MW (Bloomberg).

A la positiva evolución de la potencia instalada habría que añadir la constante mejora de la tecnología que ha permitido que en las últimas subastas de energía el precio del kWh casado, de origen eólico, esté por debajo ya de los precios ofertados por las fuentes de energía convencional, sin que éstas incluyan en sus ofertas los sobrecostes por las externalidades medioambientales que producen las fuentes de energía no renovables y cuyo coste deberían incorporar en su oferta.

Sin embargo, frente a esta evolución tecnológica e industrial positiva nos encontramos con unas señales de la industria eólica en los mercados bursátiles que no se corresponden con la realidad anteriormente descrita. Por ejemplo, la absorción de Gamesa por parte de Siemens realizada el pasado 3 de abril abrió el mercado con una cotización de 22,46€/acción y convirtió a la nueva compañía en el líder del sector arrancando a Vestas el liderazgo que siempre había mantenido. Siete meses después Siemens-Gamesa acaba de anunciar un plan de ajuste que supondrá el despido de 6.000 trabajadores, a pesar de lo cual la cotización se ha situado por

debajo de los 10€/acción (un 56% menos) desde la absorción por parte de Siemens. Por otro lado, la semana pasada el líder histórico del sector, Vestas, anunciaba un Profit Warning, practica cíclica habitual en el caso de Vestas, que suponía consolidar una caída en el valor de la acción de más del 33% en los últimos 3 meses, caída de Vestas que como también suele ser habitual ha arrastrado a todas las cotizaciones del sector industrial eólico.

Pero, ¿cuáles son los elementos que generan la volatilidad y la sensación de crisis cíclica del sector eólico a pesar de los datos positivos de potencia instalada a nivel mundial?

Bajo mi punto de vista y del análisis de la configuración y evolución del sector podríamos destacar los siguientes elementos:

1. La reducción de márgenes motivada por la presión que la Fotovoltaica está produciendo en la tendencia a la baja de los precios de la energía eléctrica ofertada en las subastas realizadas por parte de los promotores eólicos, en muchos de los casos con competencia directa eólica/fotovoltaica.

2. La necesidad de seguir manteniendo programas de I+D para cubrir las necesidades de evolución tecnológica e industrial tanto en el incremento del tamaño, como en la durabilidad de los equipos que configuran aerogeneradores, o la migración y adaptación a diferentes regímenes de viento. Frente a otros sectores, la obsolescencia motivada por la incorporación de nuevos desarrollos tecnológicos e industriales impide

recuperar las inversiones realizadas en los mismos.

3. La fijación de objetivos de potencia a instalar en la mayoría de los países depende de programas políticos, lo que lleva un riesgo implícito por la influencia de los cambios políticos en el cumplimiento de sus compromisos, como está pasando en los 3 países que lideran la demanda de potencia eólica: China, India y Estados Unidos.

A estos elementos hay que incluir, en mi opinión como factor clave, una configuración del sector empresarial monoproducto, es decir, la mayoría de las empresas industriales del sector eólico, a pesar de las fusiones industriales, solo se dedican a la eólica con diferentes niveles de integración del proceso de valor, lo que supone introducir un efecto multiplicador provocado por las incertidumbres del sector.

Esta actividad industrial escasamente diversificada lastra su evolución, primero por su alto coste de estructura en un mercado muy amplio y competitivo que demanda por el tamaño y logística de sus equipos una fabricación local y segundo por no disponer de la cobertura que la

pertenencia a un gran grupo empresarial diversificado le daría si no mantuviera una configuración empresarial independiente.

Bajo estas premisas parece claro que la industria eólica, que en muchos casos ya forma parte de entramados empresariales diversificados, siga esta evolución consolidando su papel como rama de actividad o como filial y no como empresa cotizada, en la que las ventajas financieras

de la diversidad de accionistas y de acceso a mercados financieros se ve amortiguada por las constantes crisis de cotización de valor.

En el caso de Siemens-Gamesa, desde su diseño original como operación financiera y a tenor del paulatino incremento del peso que Siemens tiene en la toma de decisiones y la negativa evolución del valor, no sería de extrañar que en un futuro cercano acabe convirtiéndose en una filial 100% de Siemens.

Esta situación ratificará las consecuencias de la errática política española en el apoyo a la industria como consecuencia del no mantenimiento de una estrategia a favor del desarrollo de las energías renovables.

@ferrandovitales

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