ANÁLISIS

De 'Se ha escrito un crimen' a 'Mask Singer': televisión hecha para adivinar

Un paralelismo sobre dos espacios televisivos de éxito de ayer y hoy.

De 'Se ha escrito un crimen' a 'Mask Singer'
De 'Se ha escrito un crimen' a 'Mask Singer'
Fletcher podría ser Cerdita...

El ritual con el que Javier Ambrossi ata cabos sobre quién está debajo de cada uno de los disfraces de 'Mask Singer' remite, en cierto sentido, a la manera de dilucidar de aquella legendaria Jessica Fletcher que siempre terminaba resolviendo los galimatías de 'Se ha escrito un crimen'.

Esta comparación no es baladí. Porque en el arte de cada argumentación está el suspense que atrapa al público. Lo sabían los guionistas de Fletcher, pero también lo saben los creadores de 'Mask Singer'. Eso sí, Ambrossi, Calvo, Malú y Mota no son tan buenos criminólogos como Jessica, pero sus locas conspiraciones para destapar las máscaras logran el mismo cometido de la vieja serie que reencarnó a Agatha Christie a través de una entrañable escritora de novela policíaca: poner al espectador a jugar. Pero para llegar a poner al espectador a jugar había que sacar conclusiones de errores previos. 

Las creadores de la ficción, Richard Levinson y William Link, habían aprendido del fracaso de 'Ellery Queen' (1975), producción que buscaba que la audiencia investigara desde casa a destapar un misterio. Lo hacía de forma literal, pues al final de cada capítulo se daba unos segundos al público para que acertara el desenlace. Un concepto de ficción que llegó demasiado pronto y de una forma quizá demasiado compleja. Sin embargo, sentó las bases de 'Se ha escrito un crimen' (1984-1996). La mejor serie para jugar en familia a adivinar el asesino, incluso casi 40 años después de ser rodado el crimen.

La CBS acertó con la fórmula del éxito de 'Murder, She Wrote', que estaba en su sencillez. El espectador sabía lo que se iba a encontrar en cada capítulo que era conclusivo y resolutivo. Es más, antes de la pegadiza sintonía, el propio episodio desvelaba diferentes momentos de la trama, a modo de cebo, aunque sin desvelar nada. De hecho, esta introducción estaba calculada para despistar... Como las pistas de 'Mask Singer'. Pero en el ámbito de lo tragicómico, claro.

En este caso, la historia entremezclaba elementos clásicos del culebrón y la telecomedia para incorporarlos al género del suspense. No importaba tanto el modo en el que se había cometido el asesinado (que Fletcher solucionaba en cuatro rápidas frases, cuando reunía a todos los sospechosos), la trama se asentaba en un lúdico retrato de las circunstancias sociales y personales que rodeaban al siniestro. Nos enfrentaba a nuestros prejuicios con cierto humor, como también hace la versión original del formato 'The Masked Singer' en el género del talent show: desafiarte con fichajes de celebrities que tu mente tiene encasillada por su profesión o pedigrí y no te esperas ni siquiera que canten así. Estamos ante uno de los grandes valores clásicos de la televisión: sacar del área de confort, desafiar al espectador consiguiendo que mire más allá de tendencias o clichés.

Aunque la gran fortaleza de la mítica 'Se ha escrito un crimen' estuvo en la elección de su empática protagonista. El papel fue rechazado por Jane Stapleton y Doris Day. Así que, al final, el proyecto fue a parar a Angela Lansbury, que aceptó tras una sobresaliente trayectoria (con personajes como la querida Señorita Price de 'La bruja novata', Salomé Otterbourne en 'Muerte en el Nilo' o la Señora Lovett de 'Sweeney Todd'). En la decisión, ayudó que la actriz tenía ganas de descansar de su intenso paso por los escenarios de Broadway.

La capacidad interpretativa de Lansbury fue perfecta para encarnar a Fletcher. Una intuitiva mujer que representaba a ese tía-abuela que es habitual en cada familia: responsable, cándida pero muy cotilla y capaz de ridiculizar a la policía o lo que se tercie. Ha vivido tanto, que ya le impone poco. La empatía del personaje principal, tan importante a la hora de dibujar a los protagonistas de las series de cadenas comerciales, estaba asegurada por parte de las grandes audiencias. También ayudaron las apariciones estelares de cada episodio. Práctica habitual en aquella y esta época. Las tramas conclusivas favorecían la incorporación de personajes capitulares que eran la excusa perfecta, además, para invitar a actores de renombre que auparan el interés de la trama cuando la expectación inicial de la historia se pierde. Detalle que utiliza, a su manera, 'Mask Singer' al convidar muñecos estelares para dar un toque de novedad a cada gala cuando ya el espectador se conoce a todos los personajes fijos y siente que la fiesta empieza a decaer.

'Se ha escrito un crimen' aguantó con su perioricidad semanal hasta 1996. Fue cancelada por un evidente desgaste que se acrecentó cuando la CBS decidió cambiar su horario de programación a la noche del jueves, frente a la emisión de 'Friends' en NBC. Un crimen perfecto, pues con la novedosa comedia de jóvenes amigos neoyorquinos nada había que hacer. La escritora Jessica Fletcher cerraba un ciclo, aunque sus capítulos aún siguen reponiéndose y destacan en el bajo demanda. Porque la estructura televisiva de la ficción de CBS sigue estando en buena forma 31 años después de su estreno. Porque la fuerza de la emoción por adivinar y jugar a dejarte sorprender siempre estará vigente. Más aún en la época de la sobreinformación, cuando creemos que podemos saberlo prácticamente todo al momento y con sólo un clic.... y no, al final, la vida nos sorprende ilusionándonos intentando averiguar quién está escondida debajo de una cerdita de plástico y felpa. 

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