¿Qué sucedió en la semana, eh? 

No hay nadie inocente, sino poco investigado

Ciberseguridad hacker
No hay nadie inocente, sino poco investigado. 
Pixabay

Hace unos días, en este mismo periódico, se publicaba la noticia de que “CEOE teme al 'robot inspector' y exige garantías para evitar un alud de multas”, en la que se contaba que “La patronal pide información al Ministerio de Trabajo sobre el algoritmo en el que se basa el sistema de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social que emite actas de infracción sin intervención de funcionarios”.

No es un tema nuevo, puesto que ya en enero se anunciaba que “La Inspección de Trabajo usará 'robots' para multar a las empresas por fraudes”, y se explicaba que “El Ministerio considera que el análisis masivo de datos (Big Data) de los registros informáticos de la Seguridad Social permite detectar incumplimientos de las compañías y automatizar el procedimiento sancionador”.

En este sentido, da un paso más en la línea que ya lo han hecho antes la Agencia Tributaria, que puede cruzar datos de portales de alquileres de apartamentos turísticos, para ver si se declaran esos ingresos o se cobra el alquiler ‘en negro’, o de las facturas de la luz, para saber si una vivienda está habitada, o detectar si un autónomo declara ingresos por debajo de la media de su categoría y zona.

También lo hace la Dirección General de Tráfico, que instala radares cada vez más inteligentes, y la Seguridad Social, que “utiliza toda la información disponible en sus enormes bases de datos para mejorar el control sobre los procesos de baja laboral de los trabajadores e impedir que éstos se prolonguen durante más tiempo del estrictamente necesario”.

Sin duda, es un avance importante en el proceso de transformación digital de la Administración Pública y en el uso de las tecnologías más avanzadas (Big Data e Inteligencia Artificial). Tan sólo hay que lamentar que estos avances sean en las funciones inspectoras, recaudatorias y sancionadoras, y no se den, al mismo nivel, en servicios públicos como Empleo, Educación, Sanidad o Justicia.

Uso ético de la tecnología

Dicen los médicos que “no hay nadie sano, sino mal diagnosticado”, porque si te hacen todo tipo de pruebas, no es probable, sino seguro que te encuentran algo. Y los juristas podemos decir que “no hay nadie inocente, sino poco investigado", porque es imposible cumplir las más de 300.000 normas que están vigentes en España, por lo que no es probable, sino seguro que todos incumplamos alguna.

Por eso, creo que se hace imprescindible una reflexión sobre el impacto ético y social del uso del Big Data y la Inteligencia Artificial para la vigilancia exhaustiva del cumplimiento normativo y para la sanción de las infracciones administrativas e, incluso, la predicción de infracciones penales, pues ya se empiezan a utilizar, también, para analizar la probabilidad de que ciertas personas cometan delitos.

No es la primera vez que hago esta reflexión, pero cada año que pasa va siendo más urgente. Porque no es un problema de legalidad, pues ya se encargan las administraciones de autorizarse a sí mismas a través de leyes este posible uso. Se trata de una cuestión de Filosofía del Derecho, sobre el sentido de las normas y de las sanciones, e, incluso, de una cuestión ética, pre-jurídica.

Semana Santa, pecado y culpa

Puede que sea la Semana Santa un buen momento para esta reflexión, porque nuestro sistema jurídico está influido, sin duda, como cualquier sistema jurídico, por los valores éticos y religiosos de la Sociedad. En nuestro caso por la tradición judeo-cristiana, en la que ocupan un lugar muy importante los conceptos de ley, pecado, culpa, penitencia, expiación.

Una de las cosas que más me angustiaban de niño, por mi educación cristiana, era considerar los “Mandamientos de Dios” como un mínimo que debías cumplir y no como un referente o ideal al que debías tender. Eso te colocaba siempre en una situación de incumplimiento ético y con un sentimiento de culpa permanente, que reforzaba en ti la idea de que “todos somos pecadores”.

Se supone que el Derecho, en una sociedad laica, no debería causar ese efecto. Pero la realidad es que es tal el número de normas y el detalle con que regulan todos los aspectos de nuestras vidas, que nos colocan a todos en la ilegalidad. Que nos sancionen o no, dependerá de si tenemos suerte y nadie nos denuncia o de la aplicación selectiva del Derecho, pero todos somos infractores.

¿Qué pasaría si se introdujesen todas las normas vigentes en España dentro de una Inteligencia Artificial y se le ordenase que vigilase, de una forma exhaustiva, su cumplimiento? Estoy seguro de que tendríamos un problema de instituciones penitenciarias, porque acabaríamos todos en la cárcel o sancionados (menos las Administraciones Públicas, a las que, curiosamente, no se les puede multar).

Quizá la solución sería, exigir, en vez de intentar evitar, el uso del Big Data y de la Inteligencia Artificial para la vigilancia exhaustiva del cumplimiento normativo. Y que se provocara ese aluvión de multas que muchos temen e intentan evitar. Así nos daríamos cuenta de que las leyes son muchas y no están bien hechas, porque “cuando un profesor suspende mucho, el problema lo tiene el profesor”

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