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Los españoles que murieron por cambiar Afganistán

Las fuerzas internacionales han dejado un reguero de vidas en su intento por democratizar un país que ahora espera con incertidumbre qué harán los talibanes tras sus paseos triunfales por las calles de Kabul.

Vista de una patrulla de los talibanes en la ciudad de Kandahar.
Vista de una patrulla de los talibanes, ayer domingo, en la ciudad de Kandahar.
EFE/STRINGER

Julio Fuentes olisqueaba noticias como quien busca aire, inspirando fuerte. Era de esos periodistas que habían visto más allá de la vida como corresponsal en los frentes de guerra y se mimetizaba tanto con la desgracia de los demás que, a veces, las tragedias le absorbían por completo. El 19 de noviembre de 2001, ávido de contar historias, se sumó a un peligroso convoy que se había propuesto entrar en Kabul desde Jalalabad, ambas en Afganistán, y allí le sorprendió la muerte. José A. Guardiola contó en EL MUNDO, periódico para el que trabajaba Julio Fuentes, cómo reconoció su cuerpo sin vida vestido con su camisa azul turquí, pantalones caqui y botas de media caña. Julio quería ser el primero en llegar a un Kabul del que salían en tropel los talibanes pero una banda de criminales le salió al paso y lo asesinó junto a otros tres reporteros y un traductor que viajaba con el grupo.

Afganistán ha sido uno de los territorios más conflictivos del globo y parece obstinado en continuar siéndolo hoy en día. Con el anuncio de la retirada de las tropas internacionales, también las españolas, el país asiático ha vuelto a zambullirse en el caos: de hecho, los talibanes ya dicen haber tomado posesión de gran parte del país mientras que el presidente, Ashraf Ghani, ha abandonado su responsabilidad y ha puesto tierra de por medio.

Me recuerda mi compañero de La Información Ángel Martínez, que sí ha estado sobre el terreno en Afganistán, que los talibanes no han regresado porque en realidad nunca se fueron. Hoy, las imágenes nos plasman su presencia en las calles de las principales ciudades y la economía de medio mundo se aprieta los machos ante la repercusión que un cambio político pueda generar a miles y miles de kilómetros.

Hasta 102 militares españoles muertos... Y, también, Julio Fuentes, que se habría dirigido a Kabul para relatar lo que pasa

Las montañas en las que se derramó la sangre de Julio Fuentes ocupan el 75% del país; otra parte es desierto. Con una población de 38 millones de personas, Afganistán presenta, según datos del Ministerio de Exteriores, Unión Europea y Cooperación de España, una tasa de inflación del 5,4%, en 2020, y un paro del 11,16% en el mismo ejercicio. El país que hoy parece que apunta a retroceder 20 años en el tiempo exporta "opio, frutos secos, alfombras, lana, algodón, pieles, cueros, piedras preciosas y semipreciosas" e importa "maquinaria y bienes de equipo, alimentos, textiles, petróleo y sus derivados".

Los afganos tienen una Constitución, un Parlamento separado en dos Cámaras representativas que incluyen a las minorías, un Poder Judicial independiente... fruto de los esfuerzos de su propia sociedad y de las fuerzas internacionales que han dejado un reguero de vidas en su intento por democratizar un país, que ahora esperan con incertidumbre absoluta cuáles serán los movimientos de los talibanes tras sus paseos triunfales por las calles de Kabul a bordo de vehículos atestados de leales. "El 14 de abril de 2021 la OTAN acordó la retirada de tropas de Resolute Support antes del 11 de septiembre de 2021. Ello acrecienta la incertidumbre respecto de la situación de seguridad del país", dice Exteriores en sus recomendaciones de (no) viaje a Afganistán, después de que el Gobierno de la República Islámica y los talibanes se sentasen en una mesa de negociación que se ha congelado.

A la vista de las presuposiciones del Gobierno de España, la salida de tropas internacionales podía verse secundada por un incremento de la violencia en un país tremendamente castigado y con millares de desplazados y en situación de necesidad extrema. España ha sido uno de los países que se enroló solidariamente en la misión internacional en Afganistán, tras los atentados contra las Torres Gemelas en Estados Unidos, manteniendo a lo largo de 19 años a un millar de militares que han desactivado explosivos, patrullado, levantado hospitales de campaña y que han vivido realmente inmersos en una guerra aunque su objetivo inicial fuese de pacificación.

Pero Afganistán se ha cobrado también 102 vidas en el Ejército: 62 fueron víctimas del accidente de aviación del Yak-42, ocurrido en 2003 en Turquía; 17 más fallecieron en un accidente de helicóptero... Así hasta 102 muertos en atentados o accidentes... Y, también, Julio Fuentes, que habría estado siempre en la primera fila y se habría subido a la primera camioneta que condujese estos días a Kabul para relatar lo que está pasando en ese lugar donde se muerde el polvo. Julio ya no está, pero siempre habrá un periodista para contarlo. Mis respetos a todos.

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