Opinión

La respuesta al caso Rubiales marcará la credibilidad regulatoria de la propia RFEF

Luis Rubiales y Jennifer Hermoso en una imagen de archivo
Luis Rubiales y Jennifer Hermoso en una imagen de archivo
AFP7 vía Europa Press

El deporte es hoy para la sociedad un enorme espejo de muchas políticas y de la validez de muchas instituciones. El mundo económico, en general, y el institucional con mayores reparos y tiempos diferentes han asumido hace algunos años todo un conjunto de reglas de conducta autoimpuestas tanto en el ámbito de la gestión como en del cumplimiento normativo. Enormes esfuerzos del mundo económico y empresarial de presentarse ante la sociedad con reglas propias que dignifican su comportamiento y son capaces de hacer cumplir.

La Real Federación Española de Fútbol, como el resto (aunque estas por imposición como condición para el acceso a las subvenciones públicas) se han dotado de códigos de conducta y protocolos para hacer cumplir la prevención de las conductas patológicas en el ámbito de la violencia, de la violencia sexual, de la gestión económica o de la honorabilidad.

Pues bien, es claro que la credibilidad de todo esto y lo que con ello se visualiza de espejo social está, ahora, en entredicho cuando llega el momento de la verdad: su aplicación. Hacer leyes y hacer normas es más sencillo que aplicarlas y, desde luego, aplicarlas a quien ostenta el primer nivel de representación de la institución.

Es cierto, sin embargo, que, desde la perspectiva de la credibilidad de estos sistemas que funcionara adecuadamente el sistema interno sería realmente un elemento de seguridad para la sociedad y un ejemplo para el resto de los operadores económicos que verían que el esfuerzo por la auto- regulación es un esfuerzo con resultados.

A partir de aquí, la situación se ha vuelto confusa. No se trata de prejuzgar los hechos, ni de condenar al interesado (que eso le corresponde a los órganos competentes) sino de preguntarnos por la operatividad de los sistemas de prevención, control y represión. La pregunta es clara ¿sirve de algo lo que venimos haciendo? Esto es lo que debemos comprobar cualquiera que sea el resultado que determinen los órganos competentes.

De momento, han pasado unos días desde los acontecimientos de la celebración del mundial. El organizador – que también debe tener reglas de buen gobierno y de prevención de la violencia sexual- ha mantenido un silencio que no invita a creer en las instituciones.

El Gobierno ha hecho declaraciones relevantes, pero, pasados unos días, sigue pensando si estamos ante una conducta punible o no e, incluso, se invoca por el CSD el principio de contradicción para conocer la posición de la interesada. Si no fuera el mundo del deporte, movimientos sociales, agrupaciones, y demás interesados hablarían, sin duda, de la revictimización buscando algo que creíamos superado: que el consentimiento a posteriori o el perdón elimina la culpa.

Las normas, las leyes, los reglamentos. Momento complejo, en una situación transitoria, con los reglamentos por aprobar y con una situación de impasse jurídico y con modelos en transición. No es el mejor escenario y esto, también, nos sirve para reflexionar sobre lo importante que es para un sistema jurídico la seguridad, la técnica legislativa, la ordenación adecuada de los problemas y la previsión de conductas que son patológicas en el contexto social en el que se realizan. Esto sirve para la industria del deporte pero, también, para la industria y el modelo económico en su totalidad. Apreciar la seguridad jurídica es apreciar el Derecho y, por tanto, la adecuada ordenación de las relaciones humanas.

En este mismo esquema se han creados mecanismos públicos de compromiso frente a la sociedad que eviten hacer de la víctima el eje de la represión y que contribuyan a afinar la labor de los fiscales. En un caso de tanta notoriedad como el del Presidente de la Federación Española que está abriendo los medios de comunicación y consumiendo muchas horas de información veraniega sería muy tranquilizante ver el compromiso público - no dialéctico- de los responsables de prevención y represión de la violencia sexual en una diligencia notable de investigación y aclaración de la situación.

El problema no es si Rubiales debe o no ser castigado. Este tema es muy importante, pero exige creer en el sistema y dejar que sean los órganos competentes los que alumbren este criterio. Lo determinante de un caso como el presente es ver cómo funcionan los mecanismos de control, supervisión y represión que hemos creado. Hoy, algunos días después, parece razonable decir que no nos sentimos seguros, que hemos visto y oído mucha reflexión y poca acción y, por tanto, muchas dudas sobre la eficacia de la auto-regulación, de compromiso interno, de la gestión ordenada frente a la sociedad de personas honorables.

Lo peor de esta incertidumbre es que, como decíamos al principio, proyecta incertidumbre sobre el modelo. El deporte tiene elementos diferenciales, pero no deja de ser una importante actividad económica que se mueve ya, en muchos casos, por lógicas que se aproximan al mercado. Un ejemplo no edificante de funcionamiento – cualquiera que sea el resultado- es una mala noticia para la gestión empresarial y para el mundo económico, en general.

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