Segunda vuelta

Macron apela a la prudencia y alerta del exceso de confianza: "Miren el Brexit"

El presidente de Francia se postula como favorito en los sondeos frente a su rival Le Pen, pero recuerda  la sorpresa ante la elección de Trump en EEUU y llama a votar tras la abstención récord de la primera vuelta. 

Macron
Macron apela a la prudencia y alerta del exceso de confianza: "Miren el Brexit". 
EFE

El presidente francés, Emmanuel Macron, favorito de los sondeos para ganar este domingo la segunda vuelta de las presidenciales francesas ante la ultraderechista Marine Le Pen, hace un llamamiento a la producia y ha avisado del exceso de confianza, ante lo que recuerda las sorpresas que no auguraron las encuestas en el referéndum del brexit o la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, en 2016. "Pocas horas antes del brexit, millones de personas lo dieron por hecho y no consideraron necesario ir a votar. Lo mismo sucedió con la elección de Donald Trump. Al día siguiente se despertaron con disgusto", afirmó Macron en una entrevista a la televisión BFMTV. El candidato a la reelección señaló que "las encuestas no son las elecciones" y que "lo que dice la gente ahora no tiene por qué ser lo que pase en 48 horas". Por eso aseguró que "hay que ir a votar" y advirtió de los peligros que supondría la victoria de su rival, que provocaría "el fin de Europa, de la ecología, de la Francia laica".

Reconoció que, en cinco años, la líder de la extrema derecha ha progresado y lo atribuyó a las "profundas crisis" que ha sufrido el país y a que sus reformas no han dado resultados con la suficiente velocidad. "La extrema derecha se nutre de las cóleras y los desencantos, su carburante es la infelicidad", dijo el presidente francés, que asumió los avances de su mandato, pero reconoció que "hay que cambiar el método" e "ir más rápido" en el futuro.

Macron acusó a Le Pen de haber llevado a cabo una "formidable operación de transformismo" destinada a "hacerse pasar por alguien del pueblo cuando en realidad es la heredera de un clan, de una familia con un pasado". "Quiere prohibir el velo en la calle, la comida 'halal' o 'kósher', seríamos el primer país del mundo que hace eso. Eso no es la república", aseguró. En caso de victoria, reconoció que cambiará el Gobierno, pero señaló que no lo hará en la semana próxima, que será "de transición".

En el cierre de campaña, el presidente liberal ha puesto en duda las intenciones democráticas de su rival, quien a su vez le acusó de traicionar a los franceses, a dos días de la clave jornada electoral que el mandatario saliente afronta con el viento a favor de los sondeos. Macron se dio un último baño de masas y pronunció su último mitin en una soleada tarde en Figeac, una pequeña localidad de 10.000 habitantes en el sur del país donde se subió al templete de la plaza, rodeado de enfervorizados fieles, para desgranar algunas de sus medidas en favor del mundo rural. "¡Y uno, y dos, y cinco años más!", gritaron los asistentes a quienes, por momentos, tuvo que frenar y recordar que, pese a las encuestas, "nada está ganado todavía". El presidente regresó a un territorio de izquierdas, feudo socialista, en un guiño más al electorado que en la primera vuelta apoyó a Jean-Luc Mélenchon, que acabó tercero con casi ocho millones de votos que se han convertido en la clave de la victoria.

Macron no citó el nombre de su rival, pero se vio sorprendido por las octavillas lanzadas desde un balcón de la plaza por un grupo de fieles de Le Pen, que blandieron una pancarta en la que aseguraban que "cuando todo será privado, estaremos privados de todo". El candidato a la reelección pidió a los asistentes al mitin que no les abuchearan y les dijo: "Alégrense de vivir en una democracia que les permite discrepar. Con el proyecto de otra candidata sería diferente".

Acusó a su rival de apadrinar un proyecto basado "en el odio y la división del país" y antepuso el suyo, que consideró "un proyecto de futuro (...) basado en los valores que fundamentan la historia de Francia". Como viene asegurando desde que se impuso en la primera vuelta, afirmó que el voto del domingo será "un referéndum sobre Europa, sobre un país laico, unido, indivisible, una economía fuerte y abierta al mundo". Ese mismo argumento utilizó Le Pen para atacarle, para asegurar que, el próximo domingo, los franceses deberán "elegir entre Macron y Francia". La candidata de la extrema derecha se paseó por un mercado de otro pequeño pueblo, Étaples, en el norte del país, donde multiplicó las críticas al presidente, a quien acusó de haberle "agredido" durante el debate del pasado miércoles y, con ello, "agredir a todos (mis) electores".

Sus dardos fueron sobre todo contra el proyecto de reforma de las pensiones que programa su rival, que prevé retrasarla de 62 a 65 años, algo que ella equiparó con una "cadena perpetua". En una región desindustrializada, donde en la primera vuelta logró una amplia mayoría y donde sigue siendo favorita, Le Pen reiteró que "los sondeos no son las elecciones" y acusó a Macron de comportarse con "arrogancia sin límites", una actitud contra la que pidió "levantarse".

En su tercer asalto al Elíseo, cinco años después de haber caído en la segunda vuelta y veinte después de que su padre perdiera contra Jacques Chirac en la primera incursión de la extrema derecha en la final, Le Pen se mostró "satisfecha" de su campaña: "Salga como salga, he hecho la campaña que deseaba". Los institutos de sondeos publicaron sus últimas estimaciones antes de que las prohíba la jornada de reflexión y otorgan de forma unánime la victoria a Macron, con una ventaja que va de los seis a los quince puntos. El candidato a la reelección ha estado en cabeza durante todo el periodo electoral y acabó en cabeza la primera vuelta del pasado día 10 con 27,8% de los votos, 4,7 puntos más que Le Pen. La victoria que le auguran las encuestas es, sin embargo, muy inferior a la de hace cinco años, cuando superó a su rival de la extrema derecha por 33 puntos porcentuales.

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