A pocos días del traspaso de poderes

La economía (muy) hundida que Trump deja a Biden: desempleo, parón y Covid

La recuperación de Estados Unidos durante el verano se ha visto interrumpida por el mazado de la nueva ola de la enfermedad y la parálisis política por las elecciones y las disputas entre los grandes partidos.

El presidente de EEUU, Donald Trump, saluda a varios de sus seguidores junto a la Casa Blanca.
El presidente de EEUU, Donald Trump, saluda a varios de sus seguidores junto a la Casa Blanca.
EFE

El panorama económico que hereda Joe Biden es desolador. En el momento en el que se formalice el traspaso de poderes en la Casa Blanca, diez millones de estadounidenses no habrán recuperado aún los empleos que perdieron por la pandemia. Muchos de ellos están además a riesgo de perder sus viviendas y ya son millones los que hacen cola en bancos de alimentos para poder comer. Y todo se puede complicar más. Los pequeños negocios, críticos para el tejido económico del país, no funcionan y aguantan como pueden para evitar la quiebra.

Esa es la cruda realidad que dibujó Jerome Powell tras la última reunión del año de la Reserva Federal. Su representación va en dirección opuesta a la marcha de Wall Street y contrasta por completo con la recuperación en “V” que auguró Donald Trump. El presidente llegó a decir incluso que iba a remontar como un cohete. Pero la pandemia no hizo más que ir a peor y el bloqueo político en el Congreso para sacar adelante un segundo paquete de estímulos se presentó como un obstáculo adicional en un momento crítico.

La reapertura de la economía en verano fue acompañada de un rápido repunte del PIB el tercer trimestre. El gasto de las familias en bienes remontó incluso a niveles previos a la pandemia, incentivado por el primer paquete de estímulos y a la extensión de los subsidios por desempleo. Los bajos tipos de interés, entre tanto, permitieron una plena recuperación del sector inmobiliario. Pero la actividad económica sigue baja, el sector servicios deprimido y todavía queda por recuperar la mitad del empleo perdido entre marzo y abril. 

Powell advierte de que la perspectiva es "extraordinariamente incierta" pese a las esperanzas que hay puestas en la vacuna contra el virus. El invierno se anticipa, de hecho, muy malo para la economía de EE UU. Los primeros datos de diciembre ya reflejan claramente el deterioro. Durante la última semana se registraron casi 900.000 solicitudes de asistencia por desempleo, un nivel que no se veía desde que empezaron a relajarse las restricciones al confinamiento. Y el temor es que una oleada de bancarrotas dispare el paro. El dato de empleo de noviembre está lleno de peros. El mes pasado se registraron 245.000 nuevos ocupados, un ritmo que hubiera sido muy sólido en condiciones normales. El paro, entre tanto, bajó al 6,7% pero buena parte de la caída ocurrió porque 400.000 personas abandonaron el mercado laboral. 

En otras palabras, si la contratación se sigue desacelerando, la economía de EE UU podría ver una contracción en la creación de empleos en los próximos meses y eso atrasará inevitablemente todo el proceso de recuperación. La Fed no contempla que el mercado laboral vuelva a la situación de pleno empleo hasta 2024 y las restricciones que se imponen para contener los contagios amenaza con llevarse por delante más negocios. Las encuestas reflejan en este sentido que crece el número de personas que se siente más preocupada por la situación económica que hace seis meses. Es más, la mitad de los estadounidenses que conservan aún su empleo teme que su puesto de trabajo o el de un conocido estén en riesgo. Ese pesimismo crear un lastre adicional.

El primer trimestre de 2021 se anticipa, por tanto, demoledor. La escalada en los contagios está siendo mayor de la prevista tanto por el número de casos como en extensión geográfica. Y no solo afecta a EE UU, también a Europa y otras economías. Esa supresión de la actividad económica irá tomando cuerpo durante las próximas semanas. De hecho, se da por descontado en Wall Street que habrá una recaída en la recesión en los primeros meses de la presidencia de Biden mientras la Fed cuenta con mantener la actual estrategia hasta 2023. 

Lo que está por ver es si será peor que el batacazo inicial. El mayor punto de incertidumbre está de lado del consumo, del que dependen dos tercios del crecimiento en EE UU. Los datos muestran que las familias concentran el gasto en productos y servicios básicos. Cuando las cosas van mal, la gente es más cauta y sale de casa prácticamente para ir al supermercado. Por eso Powell insiste que se debe seguir apoyando a la economía el tiempo que sea necesario, hasta que se observen "progresos sustanciales" en la recuperación. 

La elegida por Joe Biden para restaurar la prosperidad económica es Janet Yellen, nominada para la cartera del Tesoro. La ex presidenta de la Fed promete que pondrá en marcha una agenda de inversiones que permitan que la economía funcione para todos y así poder restaurar el sueño americano. El plan del presidente demócrata incluye reconstruir las infraestructuras, avanzar hacia la igualdad racial en el empleo y la lucha contra la crisis provocada por el cambio climático. Pero el logro de todos estos objetivos dependerá del Congreso. 

Y antes que todo eso, tanto Powell como Yellen tienen muy claro que el primer paso para salir de la crisis pasa por vencer al virus. "La plena recuperación no será posible hasta que la gente tenga confianza de que es seguro retomar la actividad normal”, afirma el jefe de la Fed. La National Association for Business Economists proyecta que podría suceder ya en el segundo trimestre de 2021, con la distribución en masa de la vacuna. La Fed anticipa un crecimiento del 4,2% para el año. Pero aún queda mucho camino para recorrer para salir del túnel.

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