Cobalto, litio y tierras raras

China acapara la industria de refino de los metales usados en el coche eléctrico

El gigante asiático también lidera la mayoría de la producción de los materiales conocidos como 'críticos' y cuenta con la reserva más importante de las tierras raras, el más complicado de conseguir en estado puro.

Mina de litio
China acapara la industria de refino de los metales usados en el coche eléctrico. 
Pixabay

La transición energética ha impulsado la demanda de los denominados 'metales críticos' como el litio, níquel, manganeso, cobalto, tierras raras, cobre; imprescindibles para la fabricación de placas fotovoltaicas, los molinos para producir energía eólica y los coches eléctricos. Solo para la batería de estos automóviles, es necesario emplear ocho kilogramos de litio, 35 de níquel, 20 de manganeso y 14 de cobalto, aunque para el producto final se emplean hasta once metales diferentes. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre con los hidrocarburos la concentración de los yacimientos es muy elevada, solo tres países concentran el 75% de la producción mundial de cobalto, litio y tierras raras, entre los que China acapara el mayor porcentaje.

Tal y como recoge el informe Panorama Internacional 2022 publicado por Cesce (Compañía Española de Seguros de Crédito a la Exportación), la descarbonización tejerá una nueva multidependencia con respecto a los materiales imprescindibles en la economía verde, puesto que su demanda, que alcanzó los ocho millones de toneladas en 2020 podría multiplicarse por cinco en la próxima década. Es el caso del cobalto que ha pasado de tener un peso discreto en los mercados a ver disparada su demanda para la fabricación de baterías de iones de litio. Sin embargo, sus reservas son limitadas, ya que solo representan el 0,001% de la corteza terrestre y el 70% se concentra en la República Democrática del Congo; no obstante, es China quien controla más del 60% de la industria de refino de este metal y participa en más del 80% de las minas de la RDC.

El mismo proceso ha experimentado el litio, utilizado tanto en baterías de vehículos eléctricos como de dispositivos móviles, del que la potencia asiática controla cerca del 60% del procesado y el 15% de la producción, además de contar con reservas en yacimientos en salmuera. China es también el principal productor de níquel refinado y acapara un tercio del mercado (35%), seguido de Indonesia y Japón que controlan el 20 y el 10% respectivamente; este material es uno de los más utilizados en la fabricación de vehículos eléctricos, parques eólicos e infraestructuras de generación de hidrógeno, en los que se utilizan aleaciones derivadas de este metal como el acero inoxidable.

Según los datos del análisis publicado por Cesce y elaborado por el analista de riesgo-país Pablo Arjona, China también cuenta con la mayor parte de reservas de tierras raras y es el único país que cuenta con una cadena de suministro completa e independiente de estas, que engloban 17 elementos de la tabla periódica. El caso de las tierras raras, resulta especialmente clave porque su concentración en la naturaleza es muy reducida y aparecen mezclados con otros minerales, lo que dificulta y limita la extracción y refino a reservas como la del gigante asiático. Pekín también protagoniza el mercado de refino de este metal, con el control del 80% de la industria.

Por tanto, el dominio del país asiático constituirá un impulso a su economía en las próximas décadas, lo que le hará salir reforzado del proceso de descarbonización internacional como país exportador. Esto también ocurrirá con el resto de países que cuentan con reservas o producen estos metales, sin embargo, este grupo será muy reducido y China, a diferencia del resto, contará con una autonomía estratégica por controlar la industria de refino de la mayoría de estos metales.

Este hecho cobra mayor importancia porque el suministro de todos estos mentales no está garantizado en el medio plazo por varios factores, algunos por su escasa presencia en la corteza como el cobalto y otros por las grandes inversiones que requiere la extracción de estos metales y el tiempo que pasa desde que se descubre una reserva hasta el inicio de la explotación, hasta 16 años en el caso del níquel. Además, las empresas mineras arrastran una política conservadora tras el desplome de la cotización de los metales en 2011.

En este sentido, la Agencia Internacional de la Energía (IEA) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) contemplan, como escenario más probable, un aumento generalizado de la demanda de estos metales y un consecuente aumento de su precio. Este encarecimiento, ya denominado 'inflación verde', se traduciría en un desincentivo a la descarbonización ante una pérdida de competitividad en las tecnologías verdes, un impacto que sería especialmente negativo en el sector del vehículo eléctrico en el que los metales suponen más de un 50% del coste de fabricación de las baterías.

Este escenario tensiona las perspectivas de la Unión Europea de liderar la transición energética en sectores como el del automóvil ante una escasez de suministro, ya que algunas estimaciones calculan que el consumo de litio del los países miembro se multiplicará por dieciocho en 2030 y por setenta para 2050. Aunque también pone en jaque a EEUU, al que el dominio de China sitúa en una situación vulnerable por amenazar su ventaja tecnológica y militar, así como afectar gravemente a compañías del sector eléctrico como Tesla. 

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