Boom y crash en bolsa

VinFast, rápido y furioso: la nueva estrella del coche eléctrico asusta hasta al Nasdaq

El fabricante vietnamita debutó en el Nasdaq el 15 de agosto a través de una fusión con un SPAC y tras disparar su valor en bolsa hasta 200.000 millones de dólares, superando a Volkswagen, ahora vale 60.000 millones.

Vinfast debutó en bolsa el pasado 15 de agosto.
Vinfast debutó en bolsa el pasado 15 de agosto.
Vinfast vía L. I.

La fiebre por el coche eléctrico, lejos de desaparecer, parece que está despertando más allá de las fronteras occidentales. Muestra de ello ha sido la última salida a bolsa de VinFast, compañía vietnamita que comenzó a cotizar en Wall Street el pasado 15 de agosto tras una integración inversa con un SPAC (fondo cotizado para fusionarse con una empresa no cotizada). Su comportamiento en estas primeras semanas ha sido rápido, furioso y hasta demasiado loco.

La fusión valoraba la compañía en unos 23.000 millones de dólares pero el pasado lunes 28 de agosto llegó a dispararse hasta las puertas de los 200.000 millones, casi diez veces más, superando así a Porsche, BMW, Volkswagen y cualquier otro fabricante del mundo salvo a Tesla (780.000 millones) y Toyota (230.000 millones). Se ha convertido ya en el tercer fabricante de automóviles más de mayor valoración en todo el planeta desde su salida a bolsa el pasado 15 de agosto.

Las operaciones de la empresa en Estados Unidos aún no han arrancado del todo, pero el auge del coche eléctrico en el país ha generado una avalancha de compras por parte de inversores particulares. Quizá por eso, el movimiento especulativo que Vinfast había generado se ha dado la vuelta. El giro en cuatro días ha sido de 180 grados. Entre martes y viernes, las acciones han pasado de cotizar en más de 80 dólares a poco más de 26. Su capitalización en bolsa de 195.000 a 60.000 millones.

El hombre más rico de Vietnam

VinFast, filial automotriz de Vingroup, decidió ponerse de largo en Wall Street mediante el mecanismo de SPAC. Es decir, una empresa que sale a cotizar a bolsa sin ninguna actividad y con el único objetivo de captar dinero para comprar una compañía, en este caso la automotriz asiática. La encargada de llevar este proceso fue Black Spade, empresa de adquisiciones especiales del magnate de los casinos de Macao, Lawrence Ho, informó el diario nipón Nikkei Asia. De esta manera, tuvo una valoración inicial de 23.000 millones de dólares antes de su estreno bursátil.

La nueva rama de vehículos eléctricos de Vingroup, fundada por el hombre más rico de Vietnam (Pham Nhat Vuong), ha sufrido retrasos en sus esfuerzos por sacar a bolsa sus acciones, construir una fábrica en Carolina del Norte y, por primera vez para una empresa vietnamita, exportar coches a Estados Unidos, tal y como informa el mismo medio asiático. Las exportaciones de todoterrenos eléctricos que finalmente comenzaron este año se enfrentaron a críticas desfavorables.

Antes de salir a bolsa, en el folleto emitido a la SEC, VinFast tenía una deuda de 2.600 millones de dólares y comentó que “necesitará un importante capital adicional”. En palabras de la firma de análisis KIS Vietnam: “El aumento de la deuda está suscitando preocupaciones sobre su capacidad de refinanciación en medio de la tasa de endeudamiento cada vez más costosa, ya que hay una dura competencia de China y Tesla”.

"Nuestro objetivo al perseguir una salida a bolsa en Estados Unidos a través de una fusión SPAC con Black Spade es reconocer los beneficios de los mercados de capitales de Estados Unidos sin los requisitos de recaudación de capital de una oferta pública inicial”, dijo la compañía al Nikkei Asia en un comunicado. Ahora, está por ver si esos intereses van a seguir y si el mercado asiático va a tirar del carro dentro del sector emergente de la industria de coches.

El dominio asiático en el coche eléctrico

¿Son las devastadoras guerras de precios, las quiebras de empresas y el estancamiento de las ventas en China una señal de que el sueño del coche eléctrico ha terminado antes incluso de empezar? Todo lo contrario, según opina Stefan Bauknecht, analistas de motor en DWS: “Las noticias sobre las dificultades financieras del sector automovilístico chino no deben tranquilizar en absoluto a los fabricantes occidentales. Más bien forma parte de la maduración del joven sector”.

Al final, según el experto, debería quedar un puñado de empresas fuertes: “La carrera de China por ponerse al día en el segmento de los motores de combustión interna nunca llegó a despegar y el paso a los coches eléctricos ofrece al país una oportunidad de oro… Mientras que en Occidente ha habido fracasos estratégicos, China ha adoptado un enfoque a largo plazo y se ha asegurado de controlar toda la cadena de valor”.

Los proveedores occidentales enfrentan un doble golpe. En primer lugar, sus planes de crecimiento en China parecen ya no estar funcionando, ya que su cuota de mercado en China para los automóviles eléctricos se está reduciendo continuamente. En segundo lugar, es probable que las exportaciones de automóviles eléctricos chinos, que actualmente son insignificantes, aumenten significativamente con el paso de los meses y las cifras de ventas de automóviles impongan su ley.

Bauknecht comenta que “en la batalla por la cuota de mercado, las economías de escala jugarán un papel decisivo (…) En China, en términos absolutos, se vendieron más de 1,3 millones de automóviles eléctricos en la primera mitad del año, casi tres veces más que en Europa y casi cinco veces más que en América”.

Es por eso que cabría esperar que la cuota de mercado de China en el mercado automotriz global pueda crecer en más del 10% en los próximos años, a expensas de los fabricantes occidentales, que probablemente se centrarán cada vez más en defender los márgenes en lugar del crecimiento.

La reciente declaración de guerra por parte del principal fabricante de automóviles de China, en la que se insta a “unirse para destruir a los competidores establecidos”, es poco probable que sea descartada como mera retórica por las compañías automovilísticas occidentales hoy en día, especialmente dado que Pekín podría optar por ayudar a los fabricantes de automóviles chinos aumentando aún más los incentivos de compra, si el gobierno considera que esto es necesario.

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