Países emergentes, perjudicados

La cara B del drama del encarecimiento alimenticio: hay beneficiados en bolsa

Los inversores observan a los países emergentes con mayor capacidad de exportación pero más expuestos a la inflación, aunque también apuntan que hay empresas que pueden asumir el golpe.

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Llenar el carro del supermercado se ha convertido en un auténtico suplicio en los últimos días. Productos que escasean, precios desorbitados en múltiples artículos, colas que se tornan en esperas insoportables… El consumidor tiene muchas dudas de qué puede pasar a raíz de la guerra de Ucrania y con una presión de la inflación que no cesa en ningún momento.

Los mercados de materias primas agrarias están agitados. Muestran la cara y la cruz: la parte negativa para el consumidor final y la parte positiva para los inversores más avezados que han conseguido aprovechar la situación para sacar réditos. En esta línea, la inflación más alta en décadas está golpeando a los consumidores y repercutiendo en la industria alimentaria, desde los equipos agrícolas hasta alimentos envasados, tiendas de alimentación e, incluso, los restaurantes.

Los costes de alimentos en el hogar ya han aumentado un 8,6% y los de fuera del hogar se han disparado un 6,8% en febrero respecto al mismo periodo del año anterior. Los precios mayoristas subieron aún más, lo que indica una inflación continua en los supermercados y restaurantes. El índice de precios al productor de alimentos subió un 13,4% en el año que finalizó en febrero, y los cereales y la categoría de carne de res y ternera aumentaron un 20% o más. Los costes para la población están siendo realmente desmedidos.

El entramado de Ucrania es el que ha marcado la pauta más preocupante, con el ojo puesto en el trigo. Esta materia prima representa el 20% del consumo total de las calorías humanas. Tanto las cosechas de Ucrania de este año como las del próximo ejercicio están interrumpidas, y Rusia se enfrenta a problemas financiación y logística. 

Juntos representan el 24% (12% cada uno) de los mercados mundiales de exportación de trigo, el 19% para el maíz (2% y 17%, respectivamente) y el 78% para el aceite de girasol (28% y 50%), según el USDA. “Esto se suma a los temores y problemas de ‘estanflación’ global para los mercados emergentes (EEM) y el stock de alimentos, al tiempo que respalda las "coberturas contra la inflación" y a los productores agrícolas”, apunta el estratega de Mercados Globales de eToro, Ben Laidler.

Los mercados emergentes están siendo son los más afectados bajo este esquema, aunque también los más beneficiados. Los productos alimentarios allí están menos procesados, de modo que la inflación de cereales y materias primas representan una mayor parte de los ingresos disponibles y tienen un peso tres veces mayor en las cestas de inflación que los mercados desarrollados, según Laidler.

Los importadores más grandes y expuestos, como China, África y Oriente Medio acelerarán las compras, mientras que hay margen para alguna sustitución, de aceite de girasol por aceite de soja, por ejemplo. “Pero los mercados serán aún más sensibles a los principales exportadores restantes: Estados Unidos, la UE, Brasil y Argentina, que tienen sus propios problemas de costes de sus productos, del clima y de seguridad del suministro”, expone.

¿Hay una reacción exagerada?

El reaccionar al aumento en los costes de los alimentos, algunos en Wall Street se están frotando las manos. Negocios como los restaurantes y las empresas de alimentos empacados que están absorbiendo los aumentos de precios se han visto afectados, mientras que los fabricantes de equipos agrícolas, los supermercados y los procesadores productos alimenticios se ven como principales beneficiados.

“Los inversores pueden querer considerar acciones de restaurantes como Brinker International, Bloomin 'Brands y Starbucks, pues las valoraciones en el sector han bajado, con las dos primeras empresas cotizando alrededor de nueve veces los beneficios proyectados para 2022”, asegura Bank of America en un informe reciente. Hershey sigue siendo una de las compañías de la industria alimentaria más destacada, mientras que las empresas de crecimiento más lento como Kellogg, General Mills y Conagra Brands, que tienen rentabilidades por dividendo de más del 3%, representan alternativas a Este esquema.

Hostess Brands es una de las mejores historias de crecimiento de este grupo de empresas, gracias a la popularidad de los Twinkies y las exitosas innovaciones de productos como los mini pasteles Bundt”, aconsejan desde Jefferies sobre compañías del sector. Además, una mejora del sector agrario de Estados Unidos, podría servir de trampolín a firmas como Deere, el principal productor de equipos agrícolas, y Bunge, una empresa líder en agronegocios, que podría disparar sus márgenes, según los expertos.

Las acciones de los restaurantes, por su parte, se han quedado atrás del mercado en general este año. McDonald's bajó un 11%, mientras que Starbucks descendió un 25%. A los inversores les preocupa que los consumidores se vean presionados por los costes más elevados de la alimentación, la gasolina y los alquileres y estén menos inclinados a comer fuera.

“Creemos que es una reacción exagerada”, dice Andy Barish, analista de Jefferies. “La industria todavía está viendo tendencias de demanda realmente buenas y las empresas están aplicando precios razonables”, añade. La comida generalmente representa alrededor del 30% de los costos del restaurante, y se prevé que esos gastos se disparen cerca del 10% este año. Las dudas permanecerán, mientras las presiones inflacionistas prosigan.

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