Tras la temporada de invierno

El gas toca suelo pero amenaza con otra ola inflacionista: el 50% depende de EEUU

Los precios del gas natural procedente del fracking se sitúan en mínimos desde la pandemia en torno a los 2 dólares caso del Henry Hub pero los expertos apuntan a una fuerte subida el próximo verano

Almacenamiento subterráneo Serrablo.
Almacenamiento subterráneo Serrablo.
Enagás

La temporada invernal ha terminado en el hemisferio norte con gran alivio para toda Europa, estrangulada desde el inicio de la guerra en Ucrania hace 400 días por la amenaza de cortes de suministro desde Rusia y, en consecuencia, la alerta de potenciales apagones masivos en la industria que hubiesen abocado a una profunda recesión económica. Salvado el 'match-ball', los operadores energéticos miran ya al próximo invierno 2023/24 como nuevo test de estrés que elevará los precios y reactivará también la inflación en la economía.

¿Por qué han caído tanto los precios del gas? El invierno más cálido de lo esperado entre 2022 y 2023 junto al llenado de reservas estratégicas con anticipación y el aumento de producción del gas natural licuado (GNL) desde otros países -principalmente en EEUU- ha logrado mantener a raya desde enero las cotizaciones, llevando a este combustible a niveles mínimos desde un punto de vista histórico en la referencia Henry Hub de Louisiana, uno de los centros de recepción, extracción y distribución de referencia del Este de EEUU.

La cotización del contrato gas estadounidense con entrega en un mes cotiza a 2,1 dólares, casi un 80% por debajo de sus máximos de agosto cuando rozó los 10 dólares. Se mantiene estable en un rango de 2 a 2,4 desde hace dos meses, niveles históricamente bajos que solo ha visitado en 2020 tras la recesión por la pandemia del Covid-19 y en episodios de sobreproducción de la industria del 'fracking' en 2016, cuando se produjo un boom de empresas energéticas dedicadas a extraer gas con la tecnología de fractura hidráulica. Hoy EEUU multiplica la producción de aquellos días pero ha encontrado una demanda extraordinaria en Europa por la necesidad de reducir las compras a Rusia.

"Los precios estadounidenses se sitúan cerca de la mitad de la media a largo plazo y se acercan a niveles que sólo se han visto -por poco tiempo- cuatro veces en los últimos 25 años. EEUU ha registrado uno de los tres comienzos de año más cálidos desde 1895. Esto ha hecho que el consumo sea inferior al del año pasado y que las existencias se sitúen un 23% por encima de la media", explica Ben Laidler, estratega de mercados globales de eToro

El Departamento de Energía (EIA) estadounidense prevé una recuperación de los precios en 2023, hasta una media de 3 dólares, un 50% por encima del nivel actual, impulsada por aumentos de dos dígitos en la demanda de GNL y la demanda estacional de electricidad. "Pero la respuesta de la oferta ha sido lenta en comparación con los anteriores mínimos de precios. Los equipos de perforación de gas natural de EEUU han aumentado un 18% con respecto al año pasado, mientras que en los dos últimos mínimos de precios se registraron caídas de entre el 60 y el 80% con respecto a los máximos", añade Laidler.

No todos los países han reducido la importación de gas ruso. España, por ejemplo, lo ha duplicado a lo largo de 2022 hasta convertir al Kremlin en uno de los cuatro países de referencia por detrás de EEUU, Argelia y Nigeria. Rusia representaba apenas el 8% del total antes de la guerra y ha llegado a superar el 15% durante varios meses, según los datos oficiales del operador Enagás y la agencia Cores. La industria americana del gas tomó el relevo como proveedor de referencia para el Viejo Continente con los trenes de metaneros que han cruzado el Atlántico Norte durante todo el invierno con dirección a las regasificadoras de Francia, Países Bajos y España, que coparon más del 50% de las exportaciones al otros países del GNL estadounidense.

La exposición del Viejo Continente al mercado al contado de GNL ha aumentado drásticamente del 20% a más del 50% en los dos últimos años

Los precios se duplicarán hasta el final del verano

Lo que parece seguro, según los expertos, es que los precios que se ven ahora en las pantallas poco tendrán que ver con los que habrá dentro de unos meses cuando vuelva a estar en el foco el suministro del próximo invierno. El banco de inversión Goldman Sachs ve una recuperación en los precios por encima de 100 euros a finales del verano debido a un aumento de la demanda embalsada por motivos metereológicos, el descenso en el consumo de carbón para generar electricidad y la reapertura china, uno de los grandes consumidores. 

"Pero esta caída de precios tiene sus límites. En Europa, la atención está empezando a desplazarse de la temporada de calefacción invernal a la reconstitución de las reservas necesarias para el próximo invierno. En este contexto, existe el riesgo de que Rusia se quede sin suministro y de que China vuelva a competir con el GNL. La demanda asiática de GNL suele ser más del doble que la europea. La exposición del Viejo Continente al mercado al contado de GNL ha aumentado drásticamente del 20% a más del 50% en los dos últimos años", añade Laidler, del bróker eToro.

El precio del TTF holandés, la referencia europea, cotiza entre los 40 y 50 euros por MWh en las últimas  semanas, un 75% por debajo de los máximos históricos de hace un año cuando llegaron a los 345 euros. Según el conversor de Equinor, los 2,1 dólares por mmBtu (millones de unidades termales británicas) equivalen a un precio de 6,5 euros por MWh. Sin embargo, la mayor parte del gas que ha entrado en las redes europeas desde la guerra procede del GNL (gas licuado), que tiene unos altos costes de intermediarios, transporte, gestión y almacenamiento que multiplican su precio casi por diez.

En el caso del mercado ibérico del gas, Mibgas, los precios se han situado todavía más abajo, por debajo de los 40 euros / MWh, dejando por tanto sin efecto el llamado tope del gas, un mecanismo por el cual los consumidores de electricidad pagan con su factura de la luz el importe que exceda de ese nivel en el gas usado para generar electricidad.. Se trata de una de las medidas estrella del Gobierno de Pedro Sánchez para contener los precios energéticos que ha conseguido desincentivar el uso del gas por las eléctricas en gran medida porque tienen que repercutirlo a sus propios clientes.

Sin embargo, la verdadera razón que apuntan otros expertos ha sido el aumento de la entrada de gas de Rusia en la red española, a diferencia de lo que ha ocurrido en otros países, según fuentes del sector. El gas ibérico se derrumbó en octubre conforme el abastecimiento desde EEUU y Rusia llegó a suponer cerca de la mitad de las importaciones españolas. El suministro de las dos grandes potencias enfrentadas en Ucrania alivió también las presiones desde Argelia, el anterior proveedor de referencia antes de la guerra, que encareció los precios para España tras la crisis diplomática con Marruecos.

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