Sube más del 11,7%

La 'fiebre' del oro por la Covid catapulta al metal a su mejor trimestre en 4 años

En lo que va de año la materia prima se dispara un 15,96%, lo que le da opciones de revalidar el buen comportamiento que mantuvo en 2019, su segundo mejor ejercicio de toda la década

La 'fiebre' del oro por la Covid catapulta al metal a su mejor trimestre en 4 años
La 'fiebre' del oro por la Covid catapulta al metal a su mejor trimestre en 4 años
Pixabay

La incertidumbre generada en los mercados por la crisis del coronavirus ha actuado como un potente complejo vitamínico para los activos considerados como refugio y muy especialmente para el oro, cuando los actuales tipos negativos o a cero lo hace brillar en relación a otras opciones, como la renta fija. El metal precioso despide con junio su mejor trimestre de los últimos años con una revalorización del 11,7% desde el pasado 31 de marzo y lo hace mucho más cerca de sus máximos históricos de 2011, cuando rozó los 1.900 dólares por onza. En un primer semestre marcado por la pandemia, la materia prima se dispara un 15,96%, lo que le da opciones de revalidar el buen comportamiento que mantuvo el año pasado, su segundo mejor ejercicio de toda la década tan solo por detrás del año 2010 (el del primer rescate a Grecia), cuando su precio llegó a catapultarse un 29,77%. 

Tras el 'crash' registrado por la renta variable mundial el pasado mes de marzo, cuando las medidas para atajar la expansión del virus provocaron el cierre a cal y canto de las principales economías y la paralización casi al completo de la actividad, los mercados han recuperado una cierta normalidad. Esto ha hecho que la aversión disminuya. El carácter proteccionista del oro no sería ahora un argumento decisivo para tomar una posición, puesto que la acción de los bancos centrales ha reducido la incertidumbre con las medidas adoptadas. Sin embargo, la flexibilización cuantitativa por parte de las autoridades monetarias - que supera los 13 billones de dólares a nivel global- y la masiva afluencia de liquidez a raíz de la pandemia implican también una devaluación global de las monedas. Esto, en opinión de los expertos e lo que podría sostener una progresión en los precios del oro. "Los bancos centrales pueden imprimir billetes, pero no oro", señalan desde el banco de inversión Edmond de Rothschild.

"Los bancos centrales pueden imprimir billetes, pero no oro"

El entorno actual de tipos de interés bajos o negativos y de inflación positiva pero baja, hacen del oro un valor atractivo, y "esperamos que siga siéndolo", apunta su CIO en Suiza, Gilles Prince. En la firma ven muy probable que los tipos de interés se mantengan bajos tras las medidas de apoyo anunciadas por gobiernos y por bancos centrales. De hecho, el propio presidente de la Reserva Federal, Jay Powell, ha dejado claro que prevé mantener el precio del dólar a cero hasta finales de 2022. Pese a que no esperan que la inflación aumente pronto y de forma rápida, ya que tanto la demanda como la oferta se han visto afectadas por el 'shock' generado por la Covid-19, "el exceso de liquidez y los estímulos fiscales representan un riesgo a largo plazo de una nueva inflación, que apoyaría los precios del oro", sostienen.

Desde que la Fed dio un giro de 180 grados a su política monetaria en enero del año pasado, el precio del oro ha avanzado más del 10%. Pero además, el oro ha registrado una fuerte revalorización frente a otras clases de activos en lo que llevamos de año. No ha sido un camino sin espinas, puesto que la materia prima se vendió con fuerza durante un breve período en marzo (entre los días 10 y 18 se hundió un 11,79%). Debido al cierre de las economías que ha traído consigo esta crisis los vientos en contra son enormes. "A medida que los bancos centrales se apresuran a ampliar sus balances y respaldar los valores de los activos y los precios al consumidor, muchos riesgos podrían terminar siendo socializados", apuntan desde Bank of America

El tamaño de los principales balances de los bancos centrales se ha mantenido estable en torno al 25% del PIB durante el último decenio, al igual que el precio del oro. En el gigante estadounidense sostienen que "a medida que la producción económica se contrae bruscamente, los desembolsos fiscales aumentan y los balances del banco central se duplican, las monedas fiduciarias podrían verse presionadas, y los inversores probablemente apunten a agregar oro a sus carteras".

Represión financiera y un oro a 3.000 dólares la onza

Además y pese a que a la fortaleza del dólar (tomado también como activo refugio en tiempos de dificultades), se suman la reducción de la volatilidad de los mercados financieros y la menor demanda de joyas en la India y China, y que las tres podrían seguir siendo obstáculos para el oro, la represión financiera ha regresado y lo ha hecho a una escala extraordinaria. Así, inciden en que es probable que los tipos en los Estados Unidos y en la mayoría de las economías del G-10 se mantengan en el nivel cero o por debajo de él durante un período muy largo de tiempo, a medida que los bancos centrales traten de hacer retroceder la inflación por encima de sus objetivos.

"También tomamos nota del debate en curso sobre el control de la curva de rendimiento en los EEUU. Si se aplica, esto aumentaría la probabilidad de que los tipos nominales a 10 años se mantengan bajos, al mismo tiempo que las economías se refinancian, lo que probablemente impulsaría a que los rendimientos reales, el principal impulsor de las cotizaciones del oro, se redujeran a partir de aquí", añaden. Más allá de las tasas reales, variables como el PIB nominal, los balances de los bancos centrales o las reservas oficiales de oro seguirán siendo, desde su punto de vista, los determinantes clave de los precios del oro. Por este motivo, desde BofA han aumentado el precio objetivo para la onza de oro de 2.000 a 3.000 dólares. El mayor riesgo que presentaría esta perspectiva a medio o largo plazo sería una recuperación total de la economía mundial y una subida de tipos. 

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