Entrevista a Fernando García (SG)

"El boom de las emisiones de deuda volverá con las operaciones de M&A"

El director de mercado de capitales de Société Générale prevé un 2023 de pocos excesos en el segmento de bonos corporativos por la alta liquidez de la que disponen las empresas. La ESG gana protagonismo.

Fernando García
Fernando García, director general de mercado de capitales de Société Générale.
José González

Los mercados de capitales viven un año de adaptación. Después de la sequía de 2022, marcada por el repunte de los tipos de interés, que ha provocado un encarecimiento de los costes de financiación, todo apunta a que este ejercicio continuará siendo menos boyante. Si bien se espera que se rebasen los 8.000 millones en volumen de colocaciones corporativas en 2022, no será hasta que se reactiven las fusiones y adquisiciones cuando este segmento vuelva realmente a pisar el acelerador. “Puede que haya alguna compañía con necesidad de valorarlo, pero por el momento no se están produciendo operaciones de M&A que requieran levantar fondos en el mercado”, reflexiona el director general de mercado de capitales de Société Générale, Fernando García.

En una entrevista con La Información, García asegura que la tibia actividad prevista en este sentido atiende a dos factores. Uno de ellos es que las empresas llegan a la normalización de la política monetaria con una situación de liquidez “muy cómoda” y, por tanto, no se ven obligadas a buscar inversores externos a un precio más alto que otros años. “Las grandes empresas han construido colchones de liquidez grandes durante la pandemia, mayores de los que necesitaban (...). Pero las cosas cambian. Los tipos han subido, entonces lo lógico es que en lugar de financiarse al mismo ritmo, tiren de ese colchón”, apostilla. Así, las compañías aprovecharon la financiación ‘ultrabarata’ de la pandemia para provisionarse de fondos, por lo que si no afrontan inversiones relevantes están bastante cubiertas. 

El segundo factor estaría relacionado con la incertidumbre en torno a la situación económica. “El contexto no está claro como para poner en marcha un plan agresivo de inversiones”, apunta, al tiempo que remarca que las fusiones y el capex influyen de forma sustancial en las emisiones. “Va a ser complicado que veamos un año explosivo como en 2020”, añade.

Fernando García, director general de mercado de capitales de Société Générale.
Fernando García, director general de mercado de capitales de Société Générale.

José González

Con este escenario parece complicado que el intenso arranque de año se mantenga a lo largo de los próximos meses. Enero ha sido un mes de elevada rentabilidad por la banca y porque es un mes en el que las compañías aprovechan para cubrir alrededor del 40% de sus necesidades de financiación. Antes de la presentación de resultados, los bancos se han fortalecido, con la emisión de más de 13.000 millones. La cifra incluye tanto el papel en euros como en divisa extranjera, ya que la sobredemanda ha empujado a firmas como CaixaBank a estrenarse en los mercados extranjeros.

“La estrategia habitual de los emisores que tienen que hacer mucho volumen es cuanto antes mejor", apunta Fernando García. Las características del propio negocio bancario, que necesitan refinanciar sus operaciones a largo plazo (TLTRO) les obliga a ser más dinámicas con respecto al ámbito corporativo, donde destacan Telefónica, Iberdrola o Redeia, que han estrenado 2023 con una apuesta por los bonos híbridos. “Hemos tenido un contexto benigno para emitir con cierta estabilidad”, subraya, en relación con la ‘calma’ que se ha vivido en el mercado durante las primeras semanas de 2023 después de meses convulsos en los que ha guerra de Ucrania, la inflación y el despertar de los tipos de interés a un ritmo de vértigo han trastocado las perspectivas tras la Covid.

"Va a ser complicado que veamos un año tan explosivo como el 2020"

Con la subida de tipos de interés, además, la propia banca se ha convertido en un competidor para las emisiones en los mercados de deuda. García admite que durante el ejercicio pasado hasta tres operaciones "mandatadas" se convirtieron en préstamos. “Hay muchos elementos que influyen en la política de préstamos de una entidad y suelen reaccionar de una forma más contenida a los tipos de mercado”, argumenta. 

García sostiene que los mercados son conscientes de que el Banco Central Europeo (BCE) va a comenzar la reducción del balance el próximo mes de marzo y cree que poco a poco tanto las empresas como la sociedad van a ir asimilando que los tipos de interés que habíamos tenido en los últimos años no eran normales y que los intereses a pagar por la financiación serán más altos. En todo caso, no espera que se disparen hasta el doble dígito, como ocurrió en la década de los ‘90’, cuando las letras del Tesoro se llegaron a pagar al 12%.

El auge de la deuda ESG como un proceso natural

En este proceso de transformación del mercado de capitales, los criterios ESG también se abren paso como una metamorfosis de la propia sociedad en el que todas las operaciones o, al menos, la mayoría de ellas, acabarán contando con un sello verde, en detrimento de las catalogadas como ‘marrones’, que aunque ahora se conocen como estándar, pasarán a ser una minoría. “La prioridad a nivel global pasa por empujar la descarbonización y las políticas sociales y de mejor gobierno dentro de las empresas. Hay que ir en esa dirección y no hay marcha atrás”, indica.

A este respecto, especifica que el hecho de que haya demanda de bonos sobre compañías menos respetuosas con el medio ambiente radica en que todavía se está en un proceso de transición y “si no hay circunstancias que lo impidan, hay que hacerlo lo más rápido posible”, valora el directivo de Société Générale. En este contexto, García destaca la posición de las compañías españolas, entre las que figuran ‘players’ de “vanguardia”, a pesar de las características de las grandes organizaciones del tejido empresarial, donde hay una gran presencia de infraestructuras.

Sobre la dificultad de las organizaciones para adaptarse a los criterios medioambientales y sociales apunta a que las emisiones ligadas a objetivos de sostenibilidad jugarán un papel relevante, de forma que las actividades ‘marrones’ tendrán que hacer esfuerzos por implementar acciones responsables en el marco de su actividad, como puede ser la reducción de emisiones contaminantes a la atmósfera en sus procesos de fabricación o comprometerse con alcanzar una serie de objetivos.

En comparativa, considera que tanto el sector público -que fue más tardío- como la banca o el corporativo están alineados y ninguno de ellos muestra mayor debilidad que otros. “Ha habido ‘timings’ diferentes, pero ya estamos en una velocidad de crucero. En España hay una conciencia sólida acerca de la sostenibilidad y tiene algunas de sus empresas entre los primeros puestos en calificación ESG”. Pese a ello, admite que la regulación en Europa sobre este asunto todavía está en fase de desarrollo, aunque está convencido de que a medida que avance será cada vez “más exigente”. “Los inversores se van a tener que adaptar, como ya lo están haciendo las gestoras, ya que todas o casi todas emiten con sello sostenible”, concluye.

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