Los mercados financieros encaran la recta final de un año marcado por la volatilidad. La guerra en Ucrania y la inflación han sembrado la incertidumbre, que pesa sobre los inversores a la hora de apostar por la renta variable, especialmente en Estados Unidos y Europa. En mitad de este clima de turbulencias, las empresas que cotizan en la Bolsa española registran una capitalización por encima del billón de euros (1,05 billones) entre enero y octubre. Su alta exposición a Latinoamérica les ha permitido mantener el umbral, pese a que la cifra cae un 2,5% con respecto al año anterior.
Los países que integran la región 'Latam' llevan la delantera en las subidas de tipos para hacer frente a la inflación frente a la Reserva Federal y el Banco Central Europeo (BCE), lo que puede convertirse en un vector al alza para el mercado español de cara al próximo ejercicio. Según el 'Informe de Mercado 2022' de BME, los valores extranjeros que cotizan en euros en BME experimentaron un alza del 6,21%, hasta los 421.501 millones, en contraste con el desplome superior al 10% de las compañías españolas, que se dejan más de 68.000 millones y alcanzan un valor conjunto de 633.297 millones.
El tirón de las firmas extranjeras se refleja en el buen comportamiento del mercado Latibex, segmento de la Bolsa española en el que cotizan grandes multinacionales de Brasil, México, Argentina o Chile pero en lugar de hacerlo con sus divisas de origen, lo hacen en euros. El valor de las 19 empresas que cotizan en él se ha elevado a los 285.513 millones, unos 37.000 millones más en once meses. Este importe incluye los 4.000 millones de Neoenergía, la filial brasileña de Iberdrola que debutó en el parqué el pasado 7 de junio.
La tendencia se produce al calor del repunte del 29% de la retribución al accionista y se sitúa en los 23.900 millones, que tiene a las recompras de títulos como protagonistas, marcando un máximo histórico. Por contra, las ampliaciones de capital han pasado a un segundo plano, movilizando 6.137 millones a través de 115 operaciones. Tras el levantamiento del veto del BCE al pago de dividendos en septiembre de 2021 por la pandemia, las cotizadas han cuidado a sus inversores con un mayor reparto de los beneficios, lo que influye en esa caída de las valoraciones, dado el efecto deflacionario que tienen los dividendos en la capitalización.
Los principales índices bursátiles del mundo acumulan una pérdida cercana al 16%, frente a las ganancias del 15% registradas en 2021, una vez pasado lo peor de la crisis sanitaria. En este escenario de números rojos, Latinoamérica se convierte en la excepción y puede servir de impulso para las cotizadas españolas, que sufren una cierta decadencia en un año para olvidar en la renta variable con la crisis energética y la inflación como telón de fondo.
La pérdida de músculo en este ejercicio 'horribilis' también se refleja en un menor volumen negociado interanual (-4,7%), con 333.860 millones, en el que las nuevas incorporaciones no han sido especialmente relevantes. Tan solo Opdenergy y Atrys Health han entrado al Ibex, el principal índice de la bolsa hasta noviembre. A este se añadirá Logista en sustitución de PharmaMar, mientras falta por saber si Siemens Gamesa se reincorporará de nuevo o finalmente tendrá sustituto.
De cara a 2023, crece el número de analistas que infrapondera los mercados de renta variable, a la espera de que la tendencia bajista toque suelo finalmente y de conocer el techo de los tipos de interés. El Ibex pierde más de un 4% anual, sin la mínima posibilidad de un 'rally' navideño a la vista.
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