Un yate de 500 millones, epicentro del “divorcio más caro de la historia”

  • El oligarca ruso Farkhad Akhmedov está haciendo todo lo posible por no entregar uno de los yates más grandes del mundo a su esposa 
El yate, atracado en Gibraltar / LiveYachting
El yate, atracado en Gibraltar / LiveYachting

El Luna es uno de los yates más lujosos del mundo. Con SPA, piscina, dos helipuerto, camarotes para 18 invitados y unos botes salvavidas que cuestan por separado 4 millones de dólares, es el tipo de embarcación que  protagoniza artículos en prensa solo porque va atracar en uno u otro puerto y tiene su propia entrada en Wikipedia.

Pero desde el mes de abril el yate ha dejado de surcar los mares y su tripulación, formada por 50 personas, está en tierra. Su propietario, Farkhad Akhmedov, un oligarca ruso multimillonario, se enfrenta a un proceso de divorcio en Reino Unido, donde es propietario de una vivienda desde los años 90. En 2016, un tribunal británico ordenó que pagara su exmujer, Tatiana Akhmedova, 646 millones de euros, en lo que los tabloides británicos no dudaron en calificar como el divorcio más caro de la historia. Pero Akhmedov se ha negado a soltar un duro, argumentando que ya se había divorciado de su mujer en Rusia, hace más de una década.

Incapaz de hacer cumplir su decisión, el juez ordenó el pasado abril a Akhmedov que entregara el yate, valorado en aproximadamente 500 millones de dólares, a su exesposa. Desde entonces, fue confiscado por las autoridades en Dubai, donde estaba atracado para realizar labores de mantenimiento, y se ha convertido en el epicentro de un conflicto legal que podría alcanzar escala diplomática.

El yate de la “mujer infiel”

Desde el que el tribunal británico dictara su sentencia, Akhmedov comenzó lo que el juez ha calificado como una campaña para ocultar sus activos en una red de compañías offshore. Y el Luna ha sido el activo protagonista. A partir de noviembre de 2016, el yate ha sido objeto de la más avanzada ingeniería financiera, tan elaborada que el juez no dudó en describirla en su resolución.

Inicialmente, la confiscación del yate en Dubai se vio como un revés para Akhmedov. Pero lo tenía todo pensado. Sus abogados presentaron una alegación al emirato, aún pendiente de resolverse, argumentando que el destino del yate debería ser decidido por un tribunal local en Dubai, utilizando la ley islámica, conocida como Shariah.

Farkhad Akhmedov.
Farkhad Akhmedov.

Akhmedov, que ahora pasa por musulmán practicante, cree que sus probabilidades de mantener el yate son mejores en un tribunal islámico, especialmente dado que su exesposa es una cristiana que ha reconocido la infidelidad en su matrimonio. Su ex, no obstante, asegura que jamás le ha visto rezando o yendo a una mezquita, sin contar cuando hacían turismo.

En declaraciones a The New York Times, Akhmedova –la exmujer del oligarca cuyo apellido es exactamente igual, pero acabado en “a”–, asegura que, contrariamente a lo que se podría creer, necesita el dinero. De hecho, está viviendo de un préstamo que le ha otorgado Burford Capital, una firma de financiación de litigios, que está ayudando a costear el proceso legal para quedarse con un porcentaje de lo que logre sacar

Una inmensa fortuna

Akhmedova conoció a su marido en Moscú, en 1989, cuando este empezaba a labrar su fortuna aprovechando la descomposición de la Unión Soviética. Tenía solo 17 años, la mitad que su futuro esposo.

Se casaron en 1993 y se mudaron a Londres. Allí Akhmedov comenzó a vender pieles de marta cibelina a la jet set y pronto se pasó al sector del gas natural, con la compra del 5 % de North Gas, una petrolera fundada por la compañía inglesa de ingeniería Bechtel, con sede en Siberia, que realizaba sus extracciones en el Círculo Polar Ártico. Poco a poco fue haciéndose con un pastel mayor de la compañía hasta que en 2012, cuando tenía ya el 49 % de esta, vendió sus participaciones por 1.400 millones de dólares.

Durante todos estos años Akhmedov fue amasando una inmensa fortuna. Se compró una mansión en el sur de Francia, dos helicópteros, coches de colección, cuadros de Rothko, Warhol y otros autores de renombre, una mansión de 26 millones de dólares a las afueras de Londres e, incluso, un jet privado de 50 millones.

Durante todos estos años, la pareja tuvo continuos rifirafes y, de hecho, Akhmedova trató de divorciarse en diversas ocasiones, pero nunca llegó hasta el final, un argumento que su ya exmarido está utilizando en el juicio en su contra. En 2013, durante su penúltimo intento de divorcio, Akhmedov asegura que le compró 500.000 dóloares en joyería, le pago las vacaciones y le dio acceso a sus helicópteros y tarjetas de crédito.

Pero ahora que el conflicto ha llegado definitivamente a los tribunales, el oligarca asegura que ya se había divorciado de su pareja en 2003. Según esta versión de los hechos, el matrimonio duró solo siete años y medio y fue disuelto por el adulterio de Akhmedova. ¿Y qué hay del tiempo posterior que pasaron juntos, de 2000 a 2014, los regalos y las vacaciones? Fue por el bien de los hijos de la pareja, asegura.

Ahkmedov, no obstante, se ha negado a participar en el proceso abierto en Reino Unido, que comenzó en noviembre de 2015. No ha aparecido en el juzgado ni ha mandado abogados. ¿El motivo? Las tensiones políticas entre Reino Unido y Rusia no le garantizan un juicio justo y considera que el litigio forma parte del intento del Gobierno británico de aprovechar los activos de los rusos adinerados que durante décadas se han instalado en el país.

Ahora todo está en manos del juzgado de Dubai, cuya decisión es impredecible. Si gana Akhmedova venderá de inmediato el yate, pero está claro que su exmarido va a litigar hasta que gane o la embarcación se pudra.

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