Según la psicología

Por qué tanta gente detesta a los ricos, pero idolatra a Elon Musk o Bill Gates

Una nueva investigación muestra por qué las personas tienden a admirar a multimillonarios individuales, mientras que recelan de la clase socioeconómica de las personas extremadamente adineradas.

Jeff Bezos, Elon Musk y Bill Gates
Por qué tanta gente detesta a los ricos, pero idolatra a Elon Musk o Bill Gates
Wikimedia

Si juntásemos los 2.153 milmillonarios que hay en el mundo -es decir, aquellos cuya fortuna supera los mil millones- seguirían teniendo aún más riqueza que la de 46.000 millones de personas -un 60% de la población mundial-. Son los datos que Oxfam presentó en enero de 2020 en la víspera del Foro Económico Mundial de Davos (Suiza) y que mostraban los escandalosos niveles a los que había llegado la desigualdad en el mundo. Y no solo eso, porque la pandemia de la Covid-19 ha dejado un panorama aún más desolador, donde los ricos se han hecho aún más ricos, mientras que los pobres han perdido todavía más capacidad. 

Como prueba un botón: gigantes tecnológicos como Google, Apple, Amazon, Netflix, o Miscrosoft se 'beneficiaron' de la situación durante el pasado año. No solo es que pudiesen continuar su actividad como de costumbre, sino que la demanda por todos sus servicios se multiplicó. Dicho de otro modo: los CEOs, altos mandos y accionistas de esas compañías incrementaron aún más sus fortunas. 

Y es precisamente en este punto cuando llega el conflicto entre aquellos que admiran la actitud e ideas descaradas de Bill Gates, Elon Musk o Jeff Bezos, pero que también sienten una disconformidad total por la desigualdad de riqueza. Bien, pues ahora la psicología puede explicar esa desconexión. La Universidad Estatal de Ohio y la de Cornell han publicado una nueva investigación que muestra por qué las personas tienden a admirar a multimillonarios individuales, mientras que detestan o recelan de la clase socioeconómica a la que pertenecen las personas extremadamente ricas.

El estudio, que involucró a 2.800 participantes en ocho experimentos diferentes, encontró que por norma general se cree que las personas se enriquecen porque son inteligentes, tienen talento y son trabajadoras y, por tanto, merecen cada euro que hay en su cuenta. Pero cuando se trata de grupos de personas adineradas, como los ejecutivos de alto nivel o el 1% superior de los ricos estadounidenses, la mayoría de la gente tiene una visión más cínica. Atribuyen la riqueza de esos grupos a la suerte y a un "sistema económico que les favoreció", explica a la CNBC Jesse Walker, autor principal del estudio.

Grupos vs. individualidades

Uno de los experimentos del estudio consistió en que dos grupos leyeran un mismo hecho visto desde dos perspectivas diferentes. Al primer conjunto de personas se le expuso que en los últimos años todos los salarios de los directores ejecutivos habían aumentado 372 veces más que los sueldos de los trabajadores promedio. El segundo colectivo leyó sobre un director ejecutivo específico cuyo salario había aumentado. Fue precisamente este último grupo en el que más personas secundaron ese incremento, pues sostenían que evidentemente un director ejecutivo merecía ganar más que el resto de empleados rasos. 

Del estudio también se desprende que, teniendo en cuenta el citado experimento, es más probable que las personas apoyen los impuestos sobre el patrimonio de los multimillonarios cuando piensan en un grupo que en una persona individual.

Respecto a esto, hay hasta algunos multimillonarios que se han pronunciado en los últimos años sobre cerrar esa brecha de desigualdad. Bill Gates, por ejemplo, dijo en 2019 en su propio blog que apoyaba un impuesto a las ganancias de capital más alto. "Algunas personas terminan con mucho. He sido recompensado de manera desproporcionada por el trabajo que he hecho, mientras que muchas otras trabajan y luchan con la misma fuerza por salir adelante", escribió el fundador de Microsoft. 

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