Cambios profundos pensando en la recuperación

Sánchez remodela el Gobierno mirando a los fondos UE y zanja luchas internas

El presidente pone el foco de la legislatura en la economía con la continuidad del bloque liderado por Calviño: Ribera, Montero, Escrivá y Maroto. El adiós de Calvo, Ábalos y Redondo pone fin a la lucha de poder.

Sánchez remodela el Gobierno mirando a los fondos UE y zanja luchas internas
Sánchez remodela el Gobierno mirando a los fondos UE y zanja luchas internas
Moncloa

Muy pocos en el Gobierno sabían que Pedro Sánchez iba a conformar este sábado un Consejo de Ministros renovado de arriba a abajo, salvo el área económica. Sí tenía información puntual de ello Yolanda Díaz, con quien el presidente llevaba hablando toda la semana del asunto. El jefe del Ejecutivo y la futura vicepresidenta segunda -recupera así el puesto que ejerció Pablo Iglesias desde el inicio de legislatura- mantuvieron una línea telefónica abierta incluso con Sánchez en los países bálticos de visita oficial. No hubo reuniones y sí una negociación intensa. Es decir, mientras se desarrollaba la 'crisis de la carne' y el propio Sánchez pronunciaba desde Lituania el ya célebre "un chuletón al punto, para mí es imbatible" para censurar el vídeo de Garzón, en su cabeza se estaba desarrollando esta catarsis en sus equipos. 

Los cambios de ministros los cerró el presidente este viernes por la tarde. Tras despedir a Isabel Díaz Ayuso de Moncloa, fue culminando el gabinete con el que intentará llegar a diciembre de 2023. La remodelación es profunda, inédita en el sanchismo, y afecta sólamente al área política del PSOE. El equipo económico no lo ha tocado, pensando precisamente en la recuperación económica y en los inminentes fondos europeos, cuyo primer desembolso está previsto para la próxima semana. Un mensaje a la Comisión Europea en el sentido de que España apuesta por la continuidad. El Gobierno activa desde ya el 'modo económico' para pelear por ese discurso, aunque el PP también se está reforzando con nombres de peso. En ese marco, el de la recuperación, el presidente considera se va a jugar su reelección. 

El área económica del Gobierno, por tanto, se mantiene intacta y eso es importante. Es clave para completar el Plan de Recuperación y, especialmente, para cerrar las reformas pendientes en este terreno. Faltan tres y los ministros encargados seguirán trabajando como si nada: la de pensiones, liderada por José Luis Escrivá; la laboral, de Díaz (que esta misma semana ha visto enfriada la posibilidad de una subida inminente del Salario Mínimo) y la fiscal, de María Jesús Montero, pendiente del trabajo de los expertos. Sobre este triunvirato de ministros pilotará la negociación con los agentes sociales y con Bruselas de cara a completar el proyecto en el que España se juega 150.000 millones entre transferencias y créditos. Sánchez no quiere sobresaltos aquí y lanza un guiño a la burocracia comunitaria.

Pensando siempre en esa ansiada recuperación -en Moncloa hablan del "Gobierno de la Recuperación"-,  Sánchez ha introducido dos cambios importantes en este bloque económico que dirige Nadia Calviño. En primer lugar, la ministra del ramo asciende a Vicepresidenta primera por la salida de Carmen Calvo y provoca un movimiento en cadena: Díaz pasa a la segunda y Teresa Ribera a la tercera. No habrá más. El otro cambio significativo es que María Jesús Montero, que abandona la Portavocía del Gobierno, tendrá desde ahora una nueva responsabilidad: Función Pública. Es decir, Sánchez recupera la estructura que tenía el Ministerio de Hacienda y Función Pública en la era de Cristóbal Montoro. Se mantienen, sin cambios, las funciones de la nueva vicepresidenta tercera, Ribera, y de Reyes Maroto, titular de Industria. Los problemas con la factura de la luz y en el turismo no han llevado al presidente a remodelar estos departamentos.

​Sánchez pensó reducir ministerios

Sánchez llegó a plantear a sus colaboradores y a Díaz una reducción de ministerios. Era una de las opciones que barajó. Pero uno de los motivos que le llevó a rechazar esta rebaja fue que la líder del espacio de Unidas Podemos dijo que no a que los morados perdieran algunos de sus ministerios. En el área de UP decide UP el futuro de sus ministros. Es el acuerdo al que llegaron. Fue un mandato de la mesa confederal que Díaz llevó al presidente. En vistas de que la reducción tendría que hacerse sólo en ministerios del PSOE, Sánchez rechazó esta opción. Fue este viernes, en concreto, cuando Sánchez decidió mantener los mismos ministerios, los 22.

Pocos en el Gobierno podrían prever durante la semana que los cambios en el Gobierno se iban a ejecutar este sábado. Todos los ministros, de hecho, habían planificado la próxima semana como si nada fuera a ocurrir. Carmen Calvo, sin ir más lejos, tenía previsto llevar al Consejo de Ministros del martes el proyecto de Ley de Memoria Democrática, con la ilegalización de la Fundación Francisco Franco incluida. El Gobierno al completo se despidió el pasado martes, por tanto, sin previsión de cambios. No sabían que algunos no iban a volver a la sala de tapices de Moncloa donde, de forma temporal, se están celebrando los Consejos de Ministros. Nadie presuponía que el de la siguiente semana iba a ser muy diferente, con hasta siete nuevos rostros. Y con dos pesos pesados del gabinete, tres si se incluye a Iván Redondo, fuera. La revolución fue totalmente por sorpresa. Tanto que los servicios de Moncloa tuvieron que improvisar a toda velocidad el desplazamiento del presidente a Zarzuela para comunicar los cambios a Felipe VI.

Sánchez llegó a plantear a sus colaboradores y a Díaz una reducción de ministerios. Pero la descartó

Sobre los nuevos rostros que componen el nuevo Consejo de Ministros hay varios hombres importantes para lo que quede de legislatura. Uno de ellos es Félix Bolaños, mano derecha del presidente tanto en el Gobierno como en el PSOE. Trabajó en Uría Menéndez y fue jurista del Banco de España. Actualmente, coordina la Ponencia 'PSOE 2030: un partido de futuro', que abordará el modelo de partido en el próximo Congreso Federal del socialismo. El futuro ministro de la Presidencia ejercerá la labor de coordinación y llevará el peso político del Gobierno. Sobre él va a recaer desde ya la negociación con Cataluña. Está previsto que se incorpore a la Mesa bilateral que se reunirá tras la Diada. Y él asumirá toda la interlocución, junto a Óscar López, con los asesores en la sombra de Junqueras y Aragonès. Es un perfil más pactista, de centro, para encarar esta nueva etapa política.

Raquel Sánchez, por su parte, toma las riendas de Transportes, un departamento también clave en materia económica. Deberá, por ejemplo, involucrarse en los peajes en las autovías a los que se ha comprometido el Gobierno con Bruselas para su conservación. La hasta ahora alcaldesa de Gavá tiene, asimismo, sobre la mesa uno de los asuntos que está tensando la coalición: la Ley de Vivienda. Un detalle: en su municipio fue partidaria de establecer una regulación de acuerdo a la ley catalana del ramo que el Gobierno central tiene recurrida ante el Tribunal Constitucional. Con José Manuel Albares, por cierto, nuevo ministro de Exteriores, Sánchez tenía línea directa y le consultaba los asuntos internacionales más importantes.

Sánchez intenta sellar la paz en el Gobierno

Con todos estos cambios Sánchez también intenta poner fin a la lucha interna que existía en el Gobierno. Había fuego amigo constante, tanto entre PSOE y Unidas Podemos, como quedó demostrado con la crisis de la carne, como en el propio socialismo. La relación entre Carmen Calvo, Iván Redondo, que, según explicó este sábado, se marcha a iniciativa propia, y José Luis Ábalos no era lo más fluida, indican diferentes fuentes gubernamentales, en los últimos meses. Eso provocaba tensiones que el presidente ha intendado solucionar de golpe. Es más, en los últimos días circulaba la idea de que Redondo se estaba moviendo para ocupar un ministerio en el nuevo Gobierno de Sánchez.

En los últimos días circulaba que Redondo se estaba moviendo para ocupar un ministerio

La llegada de Isabel Rodríguez al ministerio de Política Territorial y a la Portavocía supone también una reconcilación de Sánchez con el ala susanista del PSOE. Y, por supuesto, la promición de López como su nuevo director de gabiente cose al partido, ya que el hasta ahora director de Paradores fue portavoz de Patxi López en aquellas primarias de 2017. En Unidas Podemos todos los cambios en el Gobierno han sido bien recibidos. Esperan ahora solucionar las tensiones de las últimas semanas que habían abierto una brecha entre los socios de la coalición.

Mostrar comentarios