El carácter radial de la nueva red de alta velocidad que España lleva construyendo desde los años noventa sigue y seguirá sin resolver muchas de las carencias de la red ferroviaria original. La concepción centralista de un Estado que presume de descentralizado choca con el diseño de sus infraestructuras, orientadas a conectar todas las capitales de provincia con Madrid mientras posterga otros corredores con intenso tráfico como son el corredor Mediterráneo o los flujos de transporte en la cornisa cantábrica.
La España sin tren ha alzado la voz ante el anuncio del Gobierno de ofrecer gratis los servicios de Cercanías y Media Distancia durante 2023, al sentirse agraviados por no disponer de este modo de transporte en sus territorios. En La Información hacemos un repaso de las zonas que a día de hoy no tienen tren ni está previsto que llegue a medio plazo.
La Costa del Sol, el caso más claro
Una de las regiones turísticas por excelencia en la España peninsular es la Costa del Sol malagueña, un territorio que abarca desde el extrarradio de la capital provincial hasta el límite con la provincia de Cádiz. En este territorio viven cerca de 560.000 habitantes y cuenta con una población flotante mucho mayor, ya que es un destino turístico y de residencia habitual de extranjeros, especialmente aquellos con un alto poder adquisitivo.
Marbella es la ciudad con más habitantes en la España peninsular sin servicio ferroviario ni previsión de tenerlo
Para llegar hasta localidades como Marbella o Estepona, sólo hay una manera de hacerlo: por carretera. Mientras que el tren de alta velocidad sólo llega hasta Málaga, la línea convencional sí ofrece un servicio de Cercanías que da servicio a destinos turísticos como Torremolinos, Benalmádena o Fuengirola. Pese a que han sido innumerables las ocasiones en las que se ha hablado de ampliar la línea, los nuevos Presupuestos Generales del Estado proyectados para 2023 vuelven a olvidarse de los 2.000 millones que se requieren para alargar la traza hasta Marbella, la ciudad más grande de la península sin tren pese a tener censados a 147.958 residentes en 2021.
Otras localidades de este eje estratégico para las mercancías, ya que forman parte del camino estratégico hacia Algeciras y África son Mijas (86.744 hab) o Estepona (71.925 hab). Al oeste de la provincia también se sitúan Vélez-Málaga (82.967 hab) o Rincón de la Victoria, que ronda los 50.000 habitantes y tampoco tienen servicio ferroviario. Todas ellas suman más de 439.000 residentes, una cuarta parte de la población de Málaga y que generan grandes flujos de viajeros que desembocan en una autovía, la A-7, que sufre problemas de accidentes y tráfico denso de forma diaria.
Las deficientes conexiones de Cádiz
Al entrar en el Puerto de Algeciras, un gran cartel indica que los trenes tienen prioridad por las instalaciones portuarias. Hasta el puerto español con más tráfico llega una línea ferroviaria sin electrificar y en vía única, limitando las posibilidades de sacar trenes hacia el continente europeo pese a ser un punto estratégico para las mercancías entre Europa y África. Es un buen ejemplo del estado del tren en la provincia de Cádiz, donde varias de sus ciudades más importantes tampoco cuentan con este modo de transporte.
Unos kilómetros más al norte se encuentra un enclave que adquirirá un carácter estratégico a partir del año que viene. Hablamos de San Roque, una terminal que se convertirá en punto de salida del primer corredor europeo del hidrógeno, que esta misma anunció Cepsa y llevará este gas hasta Roterdam. Esta línea está encajada dentro de los grandes corredores de transporte europeos, y aunque recibe inversiones puntuales para renovar sus infraestructuras, no parecen suficientes para cubrir las demandas de los municipios del entorno, que este verano llegaron a quedarse sin trenes.
El diseño de la red de ferrocarril de España es radial con centro en Madrid, lo que perjudica especialmente a las ciudades del litoral Mediterráneo
Más allá de esta línea y de la que da servicio a la capital provincial, el ferrocarril no se escucha en localidades como Chiclana de la Frontera, con 86.306 censados; Sanlúcar de Barrameda, con 69.507, o La Línea de la Concepción, que tiene 63.365 habitantes. Junto a ésta se ubica la colonia británica de Gibraltar, con 33.691 residentes, que tampoco ha visto llegar un tren a su territorio.
Un Mediterráneo desvertebrado
Las reclamaciones del Corredor Mediterráneo son bastante clarividentes cuando uno se pone a visualizar el mapa de las ciudades sin estaciones. Yendo de sur a norte, grandes destinos vacacionales sólo son accesibles por carretera, pese a lo que eso supone en términos de emisiones contaminantes. Hablamos de Torrox (18.937 hab) y Nerja (21.018) en Málaga; o Almuñecar (25.890) y Motril (58.545) en Granada.
A Roquetas de Mar, con casi 100.000 habitantes (98.725 en 2021) tampoco llegan las vías, como sucede en El Ejido (84.005) o Adra (25.501 habitantes). Cambiando de autonomía, Molina del Segura (Murcia) ofrece un potencial de 73.498 residentes para el tren; mientras que en la provincia de Alicante es Torrevieja (82.842 hab) el principal destino turístico sin tren.
Benidorm sí tiene vías en su término municipal, pero pertenecen un tren regional de ancho métrico (Tram) que tampoco puede competir con el avión y ni siquiera está conectado con la estación de alta velocidad de Alicante. Con 69.118 habitantes censados y una enorme población flotante, el proyecto del Tren de la Costa planteaba un nuevo trazado ferroviario con parada en la ciudad de los rascacielos, pero ha quedado paralizado.
En el norte, sólo Castro Urdiales (Cantabria, 32.975 habitantes) no tiene servicio de tren, aunque la mayoría de localidades costeras están prestadas por un tren de ancho métrico (el antiguo FEVE) que circula sobre una vía única con muy pocos servicios al día, por lo que la alternativa de la autovía A-8 es la opción verdaderamente usada en el día a día de sus residentes.
En la periferia de Madrid y Barcelona no falta el tren
En los alrededores de las dos grandes capitales económicas del país se pueden contar con los dedos de una mano los municipios por los que no circula la red ferroviaria nacional, aunque en cambio sí cuentan con ferrocarriles o tranvías metropolitanos. Es el caso de Santa Coloma de Gramenet, donde sus 119.289 habitantes sí pueden hacer uso del servicio que opera FGC; o Esplugues de Llobregat, con un tranvía (Tram) prestando servicio a 46.777 residentes.
En Madrid, las únicas dos ciudades que no tienen servicios ferroviarios prestados por el Estado son Rivas-Vaciamadrid, que cuenta con un servicio de Metro para sus 92.925 residentes, y Boadilla del Monte, con 59.052 habitantes y tiene un tranvía (Metro Ligero) que conecta con Madrid. Hasta allí lleva dos décadas prevista la ampliación del servicio de Cercanías, sin que haya novedades al respecto. Ambos casos son ejemplos de ciudades que han crecido exponencialmente durante las dos últimas décadas. En Sevilla, también hay dos grandes localidades donde el ferrocarril está ausente: Alcalá de Guadaíra -75.546 censados- y Mairena del Aljarafe -46.895 residentes-.
Canarias y Baleares, caso aparte
Por su geografía, las dificultades para llevar un tren hasta las islas han hecho que el ferrocarril sólo se desarrollase en la isla de Mallorca, donde ahora está previsto ampliar el Metro de Palma. Esto deja a las islas de Tenerife y Gran Canaria como las provincias con más habitantes sin servicio de tren. Entre las localidades más afectadas se encuentran Las Palmas de Gran Canaria (378.675 habitantes), Telde (102.769), Santa Lucía de Tirajana (73.573) o San Bartolomé de Tirajana (53.066) en la isla de Gran Canaria.
En la isla vecina de Tenerife, las ciudades de Santa Cruz de Tenerife y San Cristóbal de La Laguna tienen tranvía prestado por el operador metroTenerife, por lo que son las ciudades de Arona (82.563), Adeje (48.733), Granadilla de Abona (51.850) y La Orotava (42.219) las afectadas por este singular hecho.
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