Choque en la independencia 

La CUP amenaza con apretar a Aragonès y agitar la calle por pactar con Moncloa

JxCAT escenifica unión y fidelidad en el Govern de Aragonès mientras sus bases critican la 'traición' de Esquerra que les sacó de la mesa de diálogo y que ha dado un giro político más alineado con Sánchez.

CUP Diada movilizaciones
La CUP amenaza con apretar a Aragonès y agitar la calle por pactar con Moncloa.
EFE

La CUP, el ala más radical de independentismo catalán representada en el Parlament, amenaza con asfixiar al Govern con movilizaciones y protestas tras la reunión bilateral de la Mesa de Diálogo entre ERC y Moncloa de la que quedó excluida la representación de JxCAT en el último momento. El grupo nacionalista confirma a La Información su malestar con el giro de la política del Ejecutivo de Pere Aragonès y se aferra a la calle como respuesta a la "mesa vacía" entre el 'president' y Pedro Sánchez del pasado 15 de septiembre. La CUP rememora, con nostalgia, la celebración del referéndum el 1 de octubre de 2017 como el verdadero camino a seguir en método y forma... y quieren repetirlo agitando las calles para lograr la independencia por la lucha social. Sin trampa ni cartón.

Así, tal como explica a este medio el diputado Xavier Pellicer, la celebración de la bilateral ha deteriorado aún más la confianza en Aragonès por lo que cabe "tomar la calle como camino a la apertura de la corriente política". Un deterioro que bebe de otros desencuentros que se han ido acumulando a lo largo de los meses y que han chocado de frente con la agenda social de la CUP: desde el apoyo inicial del Govern al proyecto de El Prat hasta el mantenimiento de los desahucios.

Cinco meses. Es el tiempo que ha pasado para situar al grupo antisistema en las antípodas de ERC, aunque apoyó la investidura de Pere Aragonès como 132 'president' de la Generalitat. En ese entonces, en mayo, las diferencias que existían entre los grupos independentistas habían estancado los acercamientos por lo que, ante unas negociaciones agónicas que amenazaban con repetir las elecciones, JxCAT, la CUP y ERC llegaron a un 'pacto de mínimos' al límite de plazo. Se desbloqueaba así la investidura y arrancaba un nueva legislatura en Cataluña que no hubiera sido posible sin el apoyo externo de la formación radical. Ya presagiaba entonces la portavoz de la CUP, Dolors Sabaté, algo que ahora toma forma: "Nuestros votos no son un cheque en blanco". Un 'favor' que puede salirle caro a un Govern que no estaría cumpliendo lo pactado. 

Explica Pellicer-uno de los nueve diputados de la CUP en el Pleno de Cataluña- que, ante la 'traición' del acuerdo, el Govern "tiene la obligación hacer un giro hacia la izquierda y los derechos sociales de los catalanes, además de avanzar en políticas de autodeterminación". Unos requisitos clave que, opina, no se están dando. Rechazan frontalmente la estrategia política del Govern, que responde a "otras necesidades" marcadas por el presidente Pedro Sánchez. Por tanto, ante la futura celebración de otras mesas y "los diálogos vacíos", el grupo prevé tomar "las medidas pertinentes".  Un 'castigo' que podría incluir la moción de censura. "La coalición entre Junts y ERC quizá se mantiene pero si este Gobierno quiere tener el apoyo de la CUP debe tener claro lo que debe hacer. Debe posicionarse y decidir qué tipo de Gobierno quiere ser. Nosotros aplicaremos lo que creemos que debemos hacer para avanzar en la autodeterminación", detalla, contundente, Pellicer. 

Un escenario frío que se confirma por el corte de la comunicación. Como afirman fuentes de la CUP, Aragonès no ha comunicado nada de la mesa al partido ni se ha sentado con ellos tras su celebración. Un contenido que, igualmente, tanto la CUP como JxCAT creen inexistente por su falta de relevancia. Como fuere, el 'president' pierde el apoyo de su principal socio externo para sacar adelante los presupuestos y como baza pacificadora en las calles. El grupo ya ha advertido de que condicionará su ayuda a Aragonès a la gestión que haga de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2030, el Prat y la mesa. Como detalle a la presión sobre el honorable, se suma la poca fe de la CUP en la legislatura: el diputado 'cupaire' Carles Riera cree que se romperá antes de que acabe, según ha dicho en 'Punt D'Avui'. 

Cabe recordar que como primer punto de ese pasado pacto en mayo en la investidura, los tres grupos acordaron dar una respuesta a la crisis social y "construir un muro de defensa de los derechos fundamentales y básicos" para la sociedad catalana.  Algo que la CUP no considera logrado. Como tercer punto de ese acuerdo se zanjaba construir un Acuerdo Nacional para la Autodeterminación, ya que se estableció consolidar las posiciones en este sentido a lo largo de la legislatura. Finalmente, ha llegado antes la mesa de diálogo con Pedro Sánchez que un acuerdo entre JxCAT, la CUP y ERC por la amnistía y la independencia.  La intención de Aragonès era asentar las bases para ese acuerdo en verano antes del encuentro con el Ejecutivo español. Pero aún sigue 'en el aire' a pesar de algunas propuestas hechas con la CUP para lograr ese "gran consenso" para Cataluña.

JxCAT, fiel a ERC y con las bases preocupadas

Fuentes de la dirección de JxCAT subrayan y enfatizan lo dicho por su secretario general, Jordi Sànchez, tras la celebración de la mesa de diálogo: "Esto no cuestiona la gobernabilidad del Ejecutivo de Cataluña en el día a día". Señalan el poco peso de la negociación, hablando simplemente de diálogo, fotos y un contenido inexistente respecto a la autodeterminación. Tal y como está planteada la mesa, afirman, "no tiene recorrido político", explican al haber dejado fuera a los candidatos de Junts.

La lealtad y la firmeza de la dirección del partido pierde fuerza en las bases. Tal y como ha explica a La Información el alcalde de JxCAT de un pueblo de Lleida: "No podemos estar dos años bajo la voluntad del Estado. Porque no podemos hablar", detalla enfadado. Su tono es completamente distinto al expresado por la postura oficial del partido. Se muestra molesto y explica que el partido no podrá aguantar dos años con una negociación "secreta". "La gente ya está muy cansada, será muy difícil aguantar", concluye. Una contradicción que se suma a otras que se irán dando. Durante la Diada, JxCAT acudía y apoyaba las movilizaciones de ANC. Algo que repetirá, explican fuentes oficiales, el 1-O. En la Diada, la foto de Aragonès ardía alrededor de un corro de encapuchados. A dos semanas del 1-O, quizá vuelva a arder ante la mirada resignada de JxCAT.

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