Para una nueva 'era'

Las telecos reviven el baile de sillones en sus cúpulas con la fusión en ciernes

Orange es la última en cambiar a su consejero delegado después de la dimisión de Colman Deegan en Vodafone, especialmente presionada por las cifras en España, y de Tobías Martínez en Cellnex.

Colman Deegan, CEO de Vodafone, presenta su renuncia.
Colman Deegan (Vodafone) fue el primero de las grandes telecos en anunciar su salida.
EP

Dos años después, el sector de las telecomunicaciones en España revive el baile de sillones en sus cúpulas. En el mes de enero han anunciado su salida tres de los consejeros delegados de las grandes compañías: la gestora de infraestructuras Cellnex y las operadoras Vodafone y Orange. Esta ha sido la última en mover ficha en plena fusión con Másmóvil. Jean François Fallacher dará el salto hacia arriba y dirigirá los destinos del negocio francés de la compañía. Las circunstancias de cada despedida son particulares, pero la realidad es que se culminan años especialmente convulsos para este mercado en España tras una durísima guerra de precios.

El estallido de la pandemia global del coronavirus en 2020 precipitó un primer baile de sillas. Antonio Coimbra y Laurent Paillassot eran sustituidos en Vodafone y Orange para afrontar una nueva etapa en la que todos los analistas señalaban la necesidad de una consolidación. En aquel momento había cinco grandes operadoras con red propia más o menos extensa. Y todo apuntaba a lo que acabó sucediendo: primero la oferta pública de adquisición (OPA) sobre Euskaltel de Másmóvil, como 'plan b' ante el fracaso de las negociaciones con Vodafone, y posteriormente la fusión de la propia Másmóvil con Orange. 

Ahora después de todos estos movimientos, llega una época diferente en la que las operaciones corporativas ya están ejecutadas y queda llevar a buen puerto la fusión y gestionar un periodo complejo tras años de fuerte convulsión. Un periodo marcado por una situación macroeconómica especial: una inflación elevada, que ha obligado a subir los precios sin recurrir al manido 'Más tarifa por más servicio', y unos tipos de interés al alza, que obligan a una mayor optimización financiera en pleno despliegue de las nuevas redes ultrarrápidas 5G.

Para abordar esa nueva fase habrá un cambio de nombres. El último en apuntar a la puerta de salida ha sido Fallacher. Llegó procedente de Polonia en aquel complicado año 2020 para consolidar la segunda posición en cuota de ingresos lograda por su antecesor y para gestionar ese potencial baile de fusiones en un momento de fuerte presión del 'low cost'. Entre enero y septiembre de aquel año los ingresos fueron de 3.739 millones de euros (un 5% menos). Los de 2022 implican una caída de casi el 8%, en plena batalla de precios. Pero hay un cambio de tendencia: en el trimestre veraniego del pasado año volvieron al crecimiento trimestral de la facturación por primera vez desde antes de la pandemia. Se va con la fusión firmada con Másmóvil -a la espera de la pelea con Bruselas para la autorización-.

La unión debía dejar a uno de los dos CEO fuera de las labores ejecutivas. El grupo francés no iba a tener la mayoría accionarial en los primeros tres años. Y en los acuerdos se pactó que el primer directivo de la fusionada fuera Meinrad Spenger, máximo responsable de Másmóvil. Fallacher debía pilotar todo el trabajo de campo con el regulador de la Comisión Europea pero sin papel protagonista en el futuro. Esto ha coincidido en el tiempo con la construcción del nuevo equipo de la nueva primera ejecutiva en todo el holding, Christel Heydemann, que presentará su nuevo plan de negocio para los próximos años. El hasta ahora 'jefe' en España ha sido el elegido para dirigir el negocio francés, el más relevante del antiguo monopolio de aquel país. Su sustituto, Ludovic Pech, cuenta con un perfil puramente financiero (CFO para África y Oriente Medio), precisamente lo que aportará Orange a la nueva compañía resultante de la operación con Másmóvil.

Los 'primeros espadas' deberán pilotar una nueva fase de consolidación con una situación macroeconómica marcada por la inflación y los tipos al alza

Hace un par de semanas apuntaba a la puerta de salida el CEO de Vodafone, Colman Deegan. El ejecutivo irlandés vino en unas circunstancias diferentes a las de Fallacher: debía reflotar el barco tras la difícil decisión de salir del fútbol televisado y un nuevo ERE para potenciar el negocio de su segunda marca, Lowi, más enfocada al 'low cost'. Y sobre todo tenía que facilitar una potencial fusión. No lo consiguió, aunque quien se levantó de la mesa en la negociación con Másmóvil a finales de 2020 por varios cientos de millones de euros de diferencia en la valoración de sus activos no fue él sino Nick Read, ya exCEO. La resolución del grupo británico de sacar al negocio español de los cuatro principales mercados fue una forma más de abrir la puerta.

La dimisión de Deegan se hizo sin sustituto anunciado en Vodafone. Quedan dos meses y lo único que el mercado da por hecho es que será alguien con una relación mucho más directa con el mercado español. A día de hoy existe cierta inquietud en la plantilla, por si este cambio puede implicar más ajustes de costes. El que llegue debe gestionar un tiempo complejo, en cuyo horizonte está la potencial venta de su red fija de cable (no de fibra) o de la filial en su conjunto a inversores externos con valoraciones muy ajustadas.

Cellnex, 'bola extra'

Estas dos salidas se han producido en el segundo y tercer operador en España. Pero en este mismo mes de enero también se ha producido otra dimisión en el principal gestor independiente de infraestructuras de telecomunicaciones de España y Europa, Cellnex. Tobías Martínez, 'alma mater' del proyecto, presentó su dimisión al consejo después de meses de una presión creciente de los fondos por un cambio de estrategia exigido en esta nueva etapa. La 'hoja de ruta' pasa por una eficiencia financiera -tras años de fuerte crecimiento y de mucho endeudamiento- y un freno a las grandes operaciones corporativas. Martínez se resistió al giro. Finalmente otro CEO llegará antes del mes de junio, cuando se producirá el relevo. Todo apunta a que se designará formalmente al sucesor antes de la junta general en la que tomará posesión.

El de las telecomunicaciones ha sido uno de los sectores más convulsos de los mercados regulados. La fuerte competencia surgida en los últimos años ha sacudido a las principales operadoras. Ahora llega una nueva fase. Toca gestionar un escenario diferente. Y las cúpulas ya se están acomodando. El segundo baile de sillas en algo más de dos años está en su fase final con la gran fusión en ciernes.

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