El Gobierno, si finalmente logra ser investido, mantendrá los abonos gratuitos para el transporte ferroviario de proximidad durante 2024, medida con la que los usuarios recurrentes podrán seguir haciendo uso de los trenes de Cercanías y Media Distancia de Renfe. Esta medida, puesta en marcha a finales de 2022 y prorrogada durante todo 2023,, está suponiendo un importante reto operativo para la operadora estatal, que al igual que varios colectivos de usuarios, aboga por modificar su funcionamiento para que no descuadre sus cuentas y pueda simplificar los trámites necesarios para llevarla a cabo.
La ministra de Transportes, Raquel Sánchez, avanzó el lunes la intención de mantener la reducción del precio de los abonos de transporte público, algo que quedó constatado en el Plan Presupuestario para el año 2024 que Moncloa remitió a la Comisión Europea como preámbulo a unos nuevos presupuestos. La medida, incluida en el acuerdo de investidura entre el PSOE y el Bloque Nacionalista Galego (BNG), se modificaría en 2025 para, en vez de ser universal, destinarse sólo a determinados colectivos, en línea con lo acordado con Sumar, que aboga por adaptar estas ayudas a jóvenes, personas de bajas rentas o desempleados.
Pero desde el primer día, esta medida resultó un quebradero de cabeza para Renfe. La empresa pública tuvo que adaptar su operativa habitual en un tiempo récord para agilizar su entrega y gestionar la avalancha de nuevas altas. Esto incluía dos cuestiones a resolver que, a la postre, han sido fuente de conflictos. Por un lado está la cuestión de las fianzas: aunque el abono es gratuito, para adquirirlo hay que abonar una fianza de 10 euros, si el título sirve para viajar por los núcleos de Cercanías; o de 20 euros para los trayectos recurrentes de Media Distancia.
Una contabilización compleja
En ambos casos, Renfe adaptó su operativa digital para que los viajeros cursasen sus pedidos a través de su web, aunque también podían adquirirse en las taquillas de las estaciones de su red. La operadora, que desde un primer momento recomendó que el pago de estos abonos se realizasen mediante tarjeta de crédito o débito, se ha encontrado con la complejidad de devolver las fianzas en efectivo a todos aquellos usuarios que renegaron del pago por tarjeta.
Pero este proceso burocrático no es nada en comparación con la complejidad contable que supone registrar todas estas fianzas, que además han de conservar durante un plazo mínimo de 12 meses. Por poner un ejemplo, para el último cuatrimestre del año, Renfe ha expedido 1.441.195 abonos para viajar en los distintos núcleos de Cercanías, Rodalies y Cercanías Ancho Métrico, mientras que 496.395 son abonos de Media Distancia. Esto supone acumular 35 millones de euros en fianzas que, contablemente, se consideran un "depósito", por lo que no consolidan en sus cuentas anuales, sino que han de contabilizarse en un período futuro.
Aunque la cifra es relativamente pequeña dentro del negocio global del grupo Renfe, su gestión implica una mayor complejidad frente a otras fórmulas como las adoptadas por Alemania o Portugal, que optaron por poner en marcha un billete único para todo el transporte público nacional. Afortunadamente, una importante mayoría de los usuarios de estos abonos han optado por adquirir sus abonos con tarjeta, por lo que, si cumplen las condiciones, la operadora les suele reembolsar el importe de estas fianzas en unos siete días desde que finaliza cada cuatrimestre.
Reclamaciones en Galicia para endurecer las condiciones
Las dificultades para lograr un asiento en los trenes de Media Distancia que circulan por el Eje Atlántico que une A Coruña con Santiago y Vigo ha provocado la movilización de muchos de sus usuarios, que reclaman endurecer las condiciones de uso de estos abonos gratuitos para adaptar la demanda a la oferta de plazas disponible. Así, la Asociación de Usuarios de los trenes de Media Distancia en Galicia ha sido una de las principales impulsoras de esta petición que aboga por que estos abonos den servicio a los viajeros que de verdad los usan diariamente, excluyendo explícitamente a los viajeros que se desplacen por motivos de ocio.
Su propuesta pasa por que, frente al mínimo de 16 viajes al mes, se incremente esta cifra hasta un mínimo de tres viajes de ida y vuelta por semana, lo que fijaría la gratuidad para aquellos viajeros que realicen unos 24 viajes al mes. En diciembre de 2022, Renfe ya se vio obligada a endurecer las condiciones de uso de estos abonos para tratar de atajar el exceso de reservas de plaza por parte de los usuarios.
Tal fue el problema que llegaron a darse el caso de trenes con asientos vacíos y usuarios que no podían acceder al mismo por no tener reserva, pese a que el viajero que inicialmente reservó el asiento no se acabó presentando. Las nuevas medidas fijaron un máximo de cuatro viajes diarios, el impedir que se formalicen dos viajes en el mismo sentido hasta que transcurriera un tiempo desde que partió el primer tren que se validó; o la incautación de fianzas a aquellos viajeros que no cancelasen su viaje pese a reservarlo el asiento.