Fusión fetiche de la operadora 

Telefónica cruza los dedos para que UK de luz verde en mayo al plan con Liberty 

La CMA británica advierte de que la unión de la filial de Telefónica y Virgin podría implicar un incremento de los precios en los servicios mayoristas de fibra y móvil. 

José María Álvarez Pallete, Telefónica
José María Álvarez Pallete, presidente de Telefónica.
Europa Press

Telefónica se juega la operación más importante de su historia reciente en los próximos meses. Y ya tiene un horizonte temporal al que atenerse. El regulador de la competencia británico se ha fijado el próximo 27 de mayo como fecha tope para pronunciarse sobre la fusión de O2 y Virgin Media en Reino Unido. Antes de estampar su firma en el informe, los técnicos deberán analizar si autorizan la transacción y, en caso de que lo hagan, si ponen sobre la mesa la exigencia de alguna medida correctora. Por lo pronto, avisa que, por lógica, habrá menos competencia y un riesgo de incremento de precios en los servicios mayoristas de fibra y móvil que ofrecen ambas empresas a numerosos operadores virtuales del país.

Tanto en Telefónica como en Liberty, el gigante estadounidense propietario de Virgin, había cierta preocupación ante un potencial retraso en las autorizaciones que pospusiera la ejecución de la 'joint venture' y la puesta en marcha de toda la reestructuración que vendrá después. El traslado del caso al regulador británico desde la Comisión Europea hizo saltar todas las alarmas en ambas partes. Sin embargo, lograron algo clave: el organismo se saltará la primera fase de estudio para ir, directamente, al estudio en profundidad, dadas las implicaciones en el mercado. De esta forma, reducirán de manera significativa los plazos.

La planificación ya está fijada. A lo largo de enero habrá una recopilación de toda la información y se hablará por primera vez con entidades y empresas afectadas de manera tangencial. A finales de este mes se publicará un primer documento. En marzo se celebrarán los encuentros con competidores directos y se considerarán unas primeras conclusiones. Todo el que quiera aportar información lo podrá hacer antes de mediados de marzo. A principios de abril se notificarán los primeros resultados y, en caso de que así se decidiera, posibles medidas correctoras (conocidas en el argot como 'remedios'). El objetivo es tener un pronunciamiento definitivo a finales del mes de mayo, según la comunicación hecha pública por la propia CMA. La fecha límite es el 27 de ese mes.

¿Qué deberá decidir la CMA? Se trata de una transacción que implicará la reducción de cuatro a tres operadores en Reino Unido. Pero, sobre todo, significará la creación de un gigante que tendrá un servicio convergente (fibra y móvil) como ocurre en el caso de Movistar en España con Fusión. En total, según sus propios cálculos, suman entre ambos más de 46 millones de suscriptores de vídeo, banda ancha y conectividad móvil y unos ingresos de aproximadamente 11.000 millones de libras. El regulador británico se ha fijado en dos mercados muy concretos: el mayorista de fibra y de móvil. 

En el mercado mayorista móvil -alquiler de la red 4G a otros operadores móviles virtuales- de Reino Unido, O2 es el más grande junto con British Telecom. Tiene una cuota de entre el 30% y el 40%. En el de la fibra, Virgin Media es el líder y su red está presente en un 45% de los códigos postales de todo el país. Con estos números sobre la mesa, desde la CMA insisten en que hay preocupación sobre los incentivos de la fusionada a subir los precios o reducir la calidad de estos servicios, lo que en última instancia supondrá un peor trato para los consumidores del territorio. 

Desde Telefónica se muestran confiados de que el regulador apruebe definitivamente esta unión seis años después de que la Comisión Europea tumbara la compra por parte de Hutchison -que opera en el país bajo la marca Three- de O2 por 13.000 millones de euros. Y se agarran al último gran antecedente que hay en el pasado más cercano: la compra por British Telecom de la operadora móvil británica Everything Everywhere (EE) por 12.500 millones de libras -después de desechar la propuesta de unión con la propia Telefónica-. "Hemos escuchado las preocupaciones de los competidores, pero éstas no se traducirán en un problema de competencia en la práctica", aseguró la CMA. Hay que recordar que en aquel año 2015 en el que se anunció la transacción, EE controlaba casi el 34% del mercado móvil británico, lo que le permitió a BT hacerse con una cartera de más de 24 millones de clientes. 

El trabajo tras la 'luz verde'

Si, finalmente, hay una 'luz verde' definitiva en esa fecha, ambas operadoras habrán logrado lo que se marcaron en mayo de 2020, cuando se anunció la operación en pleno confinamiento por el coronavirus: tener cerrada la transacción a mediados de 2021. En el caso de la española necesitan cerrarla. Es su operación 'fetiche' y, también, una arma importante para reducir la deuda financiera, que tantos quebraderos de cabeza ha generado en la cúpula directiva. No hay que olvidar que las dos partes prevén recibir fondos en metálico al cierre de la transacción. En concreto, el grupo presidido por José María Álvarez-Pallete tomará 5.700 millones de libras (casi 6.400 millones de euros al cambio actual) que iría, íntegramente, a recortar el pasivo del grupo, según sus propios planes.

Esa autorización es clave. Pero después de lograrla no estará todo finalizado. De hecho, no sería más que el comienzo. Tras haber asegurado toda la financiación y las recapitalizaciones, ambas partes deberán hacer público todo el gobierno corporativo que, como adelantó La Información, se mantendrá bajo llave hasta el final. Queda por saber quién ostentará el puesto de consejero delegado tras el reparto de la presidencia de manera rotatoria y de los ocho puestos en el consejo a partes iguales. Pero además tras la firma definitiva quedará toda la fusión: migración del tráfico móvil de Virgin a la red de Telefónica; la fusión de toda la infraestructura tecnológica y todos los recortes laborales y de otros costes. Las sinergias estimadas son de 540 millones de libras anuales, pero a partir del quinto año (2026).

Esta fusión no es la única operación corporativa que está pendiente del visto bueno del regulador. Precisamente, Liberty Latin America -la división cotizada del gigante estadounidense en esta región- acordó comprar el negocio en Costa Rica de Telefónica, después de que Milicom se echara atrás 'in extremis' y no ejecutara la adquisición de estos activos. La Superintendencia de Telecomunicaciones aún no ha dado su visto bueno definitivo. A esta hay que sumar otros movimientos que se están fraguando en filiales en Latinoamérica y en la división 'Tech'.

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