La nueva presidenta de Inditex, Marta Ortega, se ha estrenado en el cargo con una carta a la plantilla en la que muestra un "enorme" agradecimiento por la confianza depositada en ella y un "profundo" sentimiento de responsabilidad, a la vez que pide a sus "compañeros" su apoyo y paciencia. "Os pido vuestro apoyo y paciencia mientras sigo aprendiendo de todos cada día y que, con el mismo entusiasmo y exigencia de siempre, mantengamos vivos los valores de tolerancia, respeto y humildad que nos han caracterizado hasta ahora", ha afirmado la nueva presidenta de Inditex en una carta a la plantilla del grupo a la que tuvo acceso Europa Press.
"He nacido y crecido en Inditex, y no ha habido un solo momento de mi aún corta carrera en el que no me haya sentido abrumada por la involucración, profesionalidad, espíritu de superación y sobre todo humanidad de cada uno de vosotros", ha destacado. La misiva de la nueva presidenta del grupo textil más importante de España se produce en un momento complicado para la marca fundada por Amancio Ortega, después de haber perdido el 31% de su valor bursátil desde el mes de enero, unos 30.800 millones de euros.
A la tibia acogida del relevo de Pablo Isla al frente de la compañía se ha unido el contexto inflacionista de los que se originó durante el último semestre de 2021, y que se ha agudizado con el comienzo de la invasión de Putin en Ucrania. Así, la salida de Inditex del mercado ruso en marzo provocó su mayor caída en Bolsa (15%) desde el comienzo de la pandemia, debido a la exposición que sufre Zara a las sanciones sobre el país, que en 2021 aportó el 8,5% del Ebit y donde cuenta con más de 500 establecimientos de una de las marcas insignia de la firma española.
La nueva cúpula directiva de Inditex, en las que las decisiones ejecutivas recaen sobre el consejero delegado Óscar García Maceiras, tiene que enfrentarse a grandes retos, empezando por capear esta crisis económica derivada del conflicto en Europa del Este, así como cualquier complicación derivada de una pandemia que, si bien ha pasado a un segundo plano desde el comienzo de las hostilidades entre Moscú y Kiev, todavía añade incertidumbre a una delicada situación económica global.
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