El miedo y la especulación se apodera del sector lácteo. El alza de precios que registran las materias primas fundamentales para alimentar a las vacas y producir leche, principalmente el maíz y la soja, vaticina el caos en una industria en la que llueve sobre mojado. Los almacenistas compran estos días a las grandes multinacionales un producto que posteriormente venden a los fabricantes de piensos, quienes, según las fuentes consultadas por La Información, tienen claro que no van a poder vender a ese mismo precio a los ganaderos.
Si hace unas semanas el precio por tonelada del maíz era de 140 euros, "ahora se está vendiendo a más de 550", explica una fuente que prefiere no ser identificada y pertenece al sector una OPL (Organización de Productores Lácteos) de España. Aunque este incremento todavía no se refleja en las estadísticas oficiales del Ministerio de Agricultura, los datos disponibles hasta la última semana de febrero revelan incrementos sin precedentes. Entre febrero de este 2022 y el del pasado año, el precio del trigo y de la cebada han aumentado un 34 y 48%, respectivamente.
La subida de ahora, añaden las mismas fuentes, es imposible de asumir por el ganadero, que no va a tener más posibilidad que sacrificar en menos de dos meses a su ganado por la imposibilidad de poder comprar el pienso necesario para alimentarle. "Avisamos esta semana en un consejo de urgencia que realizamos junto a los ganaderos con los que trabajamos", afirma. "Se nos viene una situación encima que no imaginamos a alcanzar cuáles van a ser las consecuencias", añade.
Otro de los problemas añadidos que rompe todos los esquemas previstos hasta el momento es el sistema de pago. Conscientes del alza de precios constante y sin aparente freno, estos días los almacenistas únicamente aceptan a los fabricantes cargar en el puerto previo pago de la mercancía adquirida a las multinacionales. Hasta ahora, no obstante, los fabricantes de pienso para el sector lácteo podían pagar a 60 días, ya que era el momento en el que cobraban por las ventas de leche que los ganaderos habían llevado a cabo con los grandes distribuidores.
El sector ve cómo llueve sobre mojado. Desde Agaprol, la mayor asociación de productores de leche de España, recuerdan que hasta antes de la invasión de Rusia sobre Ucrania las pérdidas por litro en las granjas españolas ya superaban los 6,9 céntimos por litro -ahora serían de casi 10 céntimos-. El motivo: las industrias lácteas y las cadenas de supermercados se resisten a subir los precios y repercutirlos al consumidor final.
Los productores de pienso ya no pueden pagar a 60 días. Conscientes de la posibilidad de impago en unos meses, los almacenistas obligan a pagar por anticipado
Estos días están siendo cruciales para los ganaderos, que deben cerrar sus contratos con las industrias lácteas. La recomendación de Agrapol, incide un portavoz consultado por este medio, es esperar la fecha límite de firma de los contratos -tienen hasta el 31 de marzo- y a estar especialmente atentos a la duración de los mismos. "Ucrania es uno de los mayores exportadores de materias primas esenciales para el vacuno de leche como el maíz". De hecho, el 30% del maíz consumido en España procede de las tierras de labor ucranianas, consideradas como "el granero de Europa".
El lácteo no va a ser el único damnificado de los efectos de la guerra, como recuerda Adoración Martín desde Unión de Uniones. La organización principal de los ganaderos y agricultores se ha reunido esta semana con el Subsecretario del Ministerio de Agricultuar, Ernesto Abati, para plantear un catálogo de medidas que palien la situación. Esta batería de actuaciones incluye iniciativas de todo tipo, desde reorientar el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia remitido a Bruselas hasta la creación de un fondo extraordinario por la sequía, otro de los factores que agrava la situación del sector.
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