Problemas con la formación

Éxodo en la construcción: "Los obreros se nos van y tienen trabajo en un día"

Los trabajadores que han dejado el sector desde 2008 no han vuelto, faltan 700.000 personas para poder ejecutar los proyectos vinculados al Fondo UE y a los profesionales que quedan les falta preparación.

Unos trabajadores echan cemento en un una obra en Las Palmas de Gran Canaria.
Éxodo de constructores: "Los obreros se van, aunque en un día tendrían trabajo".
EFE/ Elvira Urquijo.

“Quien se va de una empresa, al día siguiente podría encontrar trabajo en otra, por la falta de empleados y lo demandados que están en la obra. Lo que pasa es que la gente no quiere seguir en el sector”. En apenas dos frases, Santiago Villares, Director técnico de Virton y responsable de temas técnicos y económicos de la compañía nos revela dos de los grandes problemas que tiene la Construcción en España: la ausencia de personal y el poco atractivo del sector para atraer trabajadores (especialmente jóvenes).

La falta de mano de obra es un problema acuciante de cara tanto a poner en práctica los proyectos firmados, como para ejecutar las ayudas económicas del Fondo Next Generation de la UE a lo largo de los próximos meses vinculados a esos proyectos. Villares advierte que es muy probable que en el futuro cercano haya problemas para acometer cuatro obras planificadas por “dificultades serias para encontrar, en nuestro caso encargados, pues necesitaremos al menos cuatro más de los que tenemos actualmente, uno por cada instalación”, una empresa que cuenta con una plantilla superior a los 200 empleados,

Faltan trabajadores cualificados

La falta de efectivos, según comenta Villares, es común a todos los cargos y ocupaciones en la jerarquía de una obra, aunque hay algunos cuya ausencia se hace muy palpable. “Hay una escasez tremenda, en todos los puestos: de técnico para abajo y también en lo referente a lo jefes de obra, pero es que encargados literalmente no hay” resalta el jefe de zona. Jesús Redondo, trabajador del sector de la demolición técnica e involucrado en las operaciones de las calles de los Reyes y Maestro Guerrero (junto a la Plaza de España de Madrid), asevera lo mismo que Villares. “Nos robamos los encargados de una obra a otra en cuanto podemos por que no hay apenas”, comenta.

Las personas que ostentan estos cargos tan demandados, en palabras de Villares “saben que son un bien muy preciado, por lo que los sueldos han subido a niveles en los que los encargados pueden llegar a doblar el salario del jefe de obra”, quien jerárquicamente se sitúa por encima. Los puestos donde se encuentran las vacantes de mayor relevancia son aquellos con formación especializada, enmarcando aquí también a gruistas y maquinistas que escasean “por la complejidad de los cursos formativos, el tiempo que requieren y lo que valen”.

En cuanto a si hay suficientes peones y trabajadores de bajo rango, Villares señala que “si hablamos de número total disponibles, sí, pero si hablamos de conocimientos, la cosa está más complicada”, aunque de todos ellos existe una cantidad importante que no quiere volver tras dejar la actividad después de la crisis de 2008. Esta situación, añade, provoca que no se haya renovado al personal cualificado, y con ello, la calidad de los peones “es bastante baja”.

Carencias en la enseñanza

Sobre la huida de empleados y la falta de formación actual, el jefe de obra de Alza Obras y Servicios, Nilo Gómez, es tajante: “Nos hemos saltado una generación en la que la labor de enseñanza que se impartía de mayores a jóvenes en una obra no se ha producido”, resaltando que esta es la forma más eficaz de formar a un nuevo empleado. Gómez comenta que se produjo un bajón del volumen de trabajo que llevó a que los obreros “se buscaran la vida fuera del sector”, y que, aunque durante 2021 se ha experimentado un aumento muy grande en el número de arranques de obra, “muchas veces no son asumibles”, pues “ hay muy pocos trabajadores con formación especializada, y en obras que tenías que atender con tres equipos de albañilería, se emplea a solo uno y poco cualificado”.

"Se ha perdido una generación de formadores"

La movilidad en el sector resulta un aspecto problemático, pues en palabras de Redondo “es muy difícil atar a los trabajadores, sobre todo a los peones”, a pesar de que “tienen un salario más que decente, que puede llegar a los 2.200 euros”. Según comenta Villares, “especialmente si son jóvenes”, no suelen durar ni en la misma empresa ni en el sector, por “lo duro del trabajo” y por “la búsqueda de beneficio a corto plazo”.

Papel formador de la FLC

En lo relativo a la Federación Laboral de la Construcción (FLC), entidad que se encarga de enseñar a los trabajadores, su director de Formación y Empleo, Javier González, destaca que las ocupaciones dentro del sector en las que más vacantes profesionales se demandan desde las empresas son las de albañil (1.887), peón (411) y encofrador (359), con datos de 2021, mientras que los encargados y gruistas serían los cuartos y quintos respectivamente. Para él, serán las puestos especializados los más demandados en el futuro y resalta el valor que posee el perfil del albañil “polivalente”, que “pueda abordar distintos trabajos en una misma obra” adaptándose a las necesidades actuales, con lo que necesitan más formación que uno común y escasean.

Por su parte, el presidente de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC), Pedro Fernández Alén, resalta que las necesidades del sector para no tener problemas con la ejecución de los fondos europeos se cifran en aproximadamente 700.000 profesionales más de los actuales, y asegura que la Fundación tiene potencial para formar a 200.000 cada año. El propio presidente pidió al Gobierno un ‘plan de choque’ con el que promover la formación de empleados “concienciando a la población de que la construcción es un sector atractivo”. Además, también resalta que existe una “falta de relevo generacional”. Solo el 18% del total son menores de 34 años, por lo que habría que atraer a empleados jóvenes a un sector en el que, según comenta, un peón de obra cobra anualmente 17.500 euros, un 35% más de lo marcado en el SMI.

Distinta visión sobre los cursos

Desde las empresas se reconoce el valor de los cursos impartidos en la Federación, aunque no puedan sustituir la formación a pie de obra. “Lo que realmente funciona son cuadrillas en las cuales se tenía a veteranos que enseñaban y otros jóvenes que aprendían desde poco”, comenta Gómez, quien pone como ejemplo la formación de albañiles, en la que “se enseñaba conceptos básicos de amasar, repartir cemento o poner ladrillo en un entorno real, con la exigencia propia del trabajo”.

Tanto FLC como CNC resaltan la necesidad de “acordar con el Gobierno” el plan de cursos formativos para canalizar los fondos europeos, los cuales por el momento desconocen a través de qué iniciativas se van a materializar. Mientras, los trabajadores de empresa defienden que la Fundación debería, siguiendo la opinión de Villares, “hablar con asociaciones de empresas o autónomos, que serán las que indiquen las verdaderas necesidades” antes que el Gobierno, al cual achaca estar “totalmente desconectado de la realidad del sector”.

A partir de conversaciones con compañeros de otros sectores, Gómez nos señala que “el único gremio que parece no tener garantía de recibir ayudas es la empresa constructora”. Los empresarios parecen desconocer de qué forma se repartirán las subvenciones europeas, y desde CNC y FLC también esperan indicaciones para avanzar. Mientras tanto, el mecanismo de la 'fábrica de la construcción' no termina de carburar, dada la falta de trabajadores y por las dudas para hacer girar los engranajes del Fondo UE.

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