Empresario destacado en la transición

Duran Farell, el empresario que aseguró la supervivencia energética de España

Visionario, apasionado de los desiertos y de la arqueología, los españoles deben a este ingeniero catalán las centrales nucleares y la llegada del gas al país desde Argelia, a través del gasoducto que lleva su nombre. 

Pere Duran Farell
Duran Farell, el empresario que aseguró la supervivencia energética de España. 
EFE

A lo largo de cientos de kilómetros entre los pozos de Hasi R’Mel en el Sahara argelino y la frontera de este país con Marruecos se extiende un gasoducto que tiene nombre catalán: Pere Duran Farell. Los argelinos lo bautizaron así porque gracias a este empresario español, empezaron a exportar energía a España mediante un gasoducto desde 1996. La historia del gas natural en España empezó mucho más atrás. Una empresa francesa había descubierto los inmensos yacimientos de gas argelinos de Hassi R’Mel en los años cincuenta. El gobierno francés se propuso llevar gas a Francia desde allí. Para ello creó la Association Eurafricaine Minière et Industrielle (Assemi), un asociación de empresas europeas auspiciada por el general De Gaulle para acercar a los dos continentes. En esa asociación se había colado el español Pere Duran Farell como consejero representante del Banco Urquijo, y por supuesto, de España, país clave entre los dos continentes.

Duran Farell se había dado cuenta de la importancia del gas para España. En los años sesenta España estaba consumiendo energía a una tasa de crecimiento de más del 8% anual, y dependía mucho del carbón y del petróleo. Por eso era tan importante tener las miras puestas en otra fuente de energía accesible y barata. Los franceses diseñaron un proyecto muy avanzado para la época llamado Eurafrigas. Consistía en “un gaseoducto de 2.600 kilómetros, de los cuales 200 serían submarinos entre Mostaganem y Cartagena. El transporte inicial previsto sería de 10.000 millones de metros cúbicos por año, de los cuales unos 1.000 millones serían para España con destino al uso doméstico, industrial, químico, metalúrgico y también para producción de energía eléctrica”, resumiría Pere Duran en un artículo escrito en 1990 para 'El País'. Ese gasoducto tardaría décadas en ser convertido en realidad debido a la falta de tecnología y a los problemas políticos de entonces.

De hecho, Argelia se independizó de Francia en 1962, y las relaciones entre los dos países se enfriaron. Entonces, Duran Farell empezó a negociar con el gobierno argelino y con el libio la posibilidad de que España recibiera gas a través de buques metaneros desde ambos países. Era más fácil que construir los complejos gasoductos. Pere Duran consiguió al final que el suministro se hiciera desde Libia, apoyado por la compañía norteamericana Esso. Esta compañía en realidad había proyectado construir una planta de licuefacción en Libia, para enviar gas por barcos metaneros a Francia pero el orgullo del general De Gaulle boicoteó el plan para evitar que “pudiera interpretarse como una supeditación francesa a la política o a los intereses americanos”, afirmaba Duran Farell en su artículo en 1990. “Con esta negativa francesa el azar abría para nosotros una posibilidad imprevista y extraordinaria. En lugar de ir a Fos, en Marsella, el gas libio podría venir a Barcelona”, escribía Duran. Era la oportunidad para que, con la tecnología de Esso, se pudiera construir una planta de gas en Libia y otra en España para asegurar el gas. Se creó la sociedad Gas Natural SA la cual empezó a construir la planta gasificadora de Barcelona.

En los años sesenta España estaba consumiendo energía a una tasa de crecimiento de más del 8% anual, y dependía mucho del carbón y del petróleo

En enero 1969 se inauguró en el puerto de Barcelona la primera planta de regasificación de gas de Europa continental. “Fue un proyecto de gran envergadura y un verdadero reto, por sus exigentes plazos, su carácter pionero y la repercusión que tendría en el país”, afirma en su blog Antonio Llardén, actual presidente de Enagás. “Fue necesario realizar obras en el puerto, construyendo un dique protector y dragando y rellenando una zona interior para ganar al mar una explanada de unos 220.000 metros cuadrados”. Según este ingeniero industrial, emplearon técnicas avanzadas “como los tanques de hormigón pretensado y postensado, usando materiales de la zona”.

En febrero de 1969 el buque Aristóteles descargaba el primer cargamento de gas natural licuado (GNL) procedente de Libia. Era todo un desafío técnico. El gas licuado se transportaba en buques a 160 grados centígrados bajo cero para mantenerlo en estado líquido. Luego se descargaba en las plantas de regasificación y se aumentaba su temperatura empleando vaporizadores con agua de mar. Así, según Llardén, se transformaba en estado gaseoso para poder inyectarse por la red de gasoductos. “Fue un hito relevante en la historia de la energía en España: la llegada del gas natural a nuestro país”, afirma en su blog Antonio Llardén (Barcelona, 1951) presidente de Enagás.

En junio de 1970, Franco inauguró oficialmente la planta de regasificación Barcelona. Para Duran Farell aquello representó “de hecho, la definitiva aceptación por el régimen franquista de la introducción del gas natural en España a través de esta planta”. En 1972 el Estado creó Enagás y poco después sobrevino un golpe para Gas Natural. Cuando ETA asesinó al presidente Carrero Blanco, se impuso una nueva línea dura en el gobierno en materia energética. “Hube de aceptar, en último término y por puro pragmatismo e instinto de conservación o de supervivencia, la cesión a Enagás de la planta de Barcelona y, de los contratos de Libia y de Argelia. Gas Natural cedió, pues, a Enagás la planta y los contratos, y a Catalana de Gas la red de distribución industrial”, decía en su artículo.

Pero si hoy España tiene unas potentes infraestructuras de gas fue gracias a Pere Duran Farell, pues, como dice Llardén, “supo ver el papel que el gas natural iba a jugar en la economía y en la sociedad”. A partir de esa primera terminal de GNL de Barcelona “se comenzó a desarrollar el resto de las infraestructuras gasistas, que contribuyeron a un avance decisivo de España: el acceso permanente al suministro de gas natural, con el papel que este tiene en la garantía del suministro energético en general”, dice Llardén.

En la década de los noventa, se dio un paso de gigante con la construcción de un gasoducto que partía del centro del Sahara y llegaba al sur de España atravesando Marruecos gracias a los contactos políticos de Duran Farell. En 1992 se firmó un acuerdo la petrolera marroquí SNPP (Société Nationale Des Produits Pétroliers) y la española Enagás: se trataba de construir una tubería de 1.400 kilómetros desde el desierto sahariano en Argelia hasta España, cruzando estrecho de Gibraltar. El 11 de noviembre de 1996 se inauguró en presencia de Duran Farell: el coste fue de 297.000 millones de pesetas (1.800 millones de euros). Duran Farell falleció poco después, en 1999. Cuando los medios redactaron el obituario, muchos españoles descubrieron a uno de los empresarios más adelantados del país. Y en octubre de 2021, su nombre volvió a recordarse porque debido a conflictos políticos Argelia cerró ese gasoducto para castigar a Marruecos.

Pere Duran Farell nació en Caldes de Montbui en 1921. Con quince años tuvo que huir de su pueblo cuando entraron los milicianos anarquistas de la FAI, que asesinaron a su abuelo Pere Duran Plantada. La finca familiar, Can Plantada, fue requisada. Duran Farell estudió ingeniería de Caminos, Canales y Puertos en Madrid, y empezó a trabajar en Hidroeléctrica de Cataluña S.A. Fue responsable de los embalses de la cuenca del Noguera Pallaresa y Ter que generan electricidad para al área metropolitana de Barcelona. La empresa eléctrica estaba participada por el Banco Urquijo, el Banco Hispano Americano y Catalana de Gas y Electricidad.

Duran Farell no pudo ver la construcción del segundo gasoducto, el que comunica Argelia directamente con Almería que entró en funcionamiento en 2011

El empresario fue también impulsor de una de las primeras centrales nucleares de España en Vandellós I, a través de la sociedad Hifrensa (Hispano Francesa de Energía Nuclear). Duran Farell fue consejero del Banco Urquijo, del Banco Hispano Americano, de Iberdrola, Renfe, Shell Española, Hidroeléctrica Española, y Textil Celrà. Según un perfil de la Real Academia de la Historia, Pere Duran era un hombre que se llevaba bien con todo el mundo: “…no era un hombre de partido, pero se sentía demócrata de corazón. Negoció con Comisiones Obreras, cuando el sindicato aún era clandestino. Mantuvo buenas relaciones con el general Franco y con el presidente de la Generalitat Josep Tarradellas. Fue amigo personal de Felipe González y de Jordi Pujol. Era un apasionado de los desiertos y de la arqueología. Financió expediciones en el sudeste español, en una de las cuales se encontró la Dama de Baza, cedida al Museo Arqueológico Nacional de Madrid. Su museo particular tiene valiosas piezas de arte argárico, íbero y precolombino. En 1998 recibió la Gran Cruz de Isabel la Católica”.

Una de sus mayores aficiones era el cultivo de bonsáis, afición que le nació de una visita a Japón y que compartía con el ex presidente Felipe González. Pere Duran Farell no pudo ver la construcción del segundo gasoducto, el que comunica Argelia directamente con Almería que entró en funcionamiento en 2011 y que actualmente surte de energía a España. Tras su fallecimiento, el rey Juan Carlos, el presidente de Argelia Buteflika y el de Libia, Mohamad el Gadafi, se interesaron por su salud. Sus cenizas fueron esparcidas al viento entre dunas saharianas. Una lápida en catalán y árabe en Timimoun recuerda en el desierto que por allí está Pere Duran Farell.

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