Hasta 140 millones por frecuencias

Digi abrocha el pacto de red y espectro con Másmóvil y Orange para allanar la fusión

La operadora rumana confirma ante el regulador rumano el acuerdo definitivo de los 'remedies' con ambas que se presentará a Bruselas. Ahora arranca un estudio para aprobar o no la transacción.

El CEO de Digi en España, Marius Varzaru.
El CEO de Digi en España, Marius Varzaru.
L.I.

Acuerdo definitivo tras el primer acercamiento de hace unos días. Digi ha abrochado el pacto con Orange y Másmóvil para ser el beneficiario de las concesiones que ambas operadoras deben presentar a Bruselas para lograr la luz verde a la fusión. La operadora rumana contará con un acuerdo preferente de acceso a la red móvil de los franceses y también adquirirá varios bloques de frecuencias radioeléctricas para el 5G por hasta 140 millones de euros.

La compañía ha explicado en un hecho relevante ante el regulador rumano que ha alcanzado un acuerdo definitivo con Yoigo (Másmóvil) para adquirir las licencias de espectro de determinados bloques de frecuencias. Se trata de dos paquetes de 10 megahercios en la banda de 1,8Ghz, dos en la de 2,1Ghz y un paquete en la de 3,5 Ghz. El precio es de 120 millones de euros, aunque con un componente condicional de otros 20 millones extra.

Parte de estas frecuencias debían salir del perímetro de la entidad fusionada Orange-Másmóvil debido a las exigencias regulatorias del Gobierno, que colocó un tope máximo por cada uno de los operadores. Este espectro radioeléctrico le permite a la firma rumana desplegar su propia red o aportarlo a algún acuerdo con terceros para mejorar las condiciones.

La otra concesión acordada por las dos operadoras con Digi tiene que ver con el acceso de red. La teleco ha firmado un contrato de opción por el que Orange concede al quinto operador la opción de celebrar en el futuro un contrato de servicio de roaming nacional para la prestación por parte de los franceses de un servicio mayorista que permitiría a los rumanos "acceder a todas las tecnologías disponibles en la red móvil".

A día de hoy, Digi tiene un acuerdo vigente con Telefónica precisamente para el acceso mayorista tanto a la red fija -donde ellos no cuentan con cobertura propia de su fibra desplegada- como a la móvil. El cambio de red es relativamente complejo desde un punto de vista técnico, por lo que todo apunta a que será más un arma de negociación que un cambio completo. De ahí que no sea una obligación, sino que se reserva ese as en la manga.

Camino de Bruselas

Ahora, este acuerdo deberá ser remitido a Bruselas para que sea la Comisión la que estudie a fondo la propuesta y analizar si las concesiones son suficientes para compensar la concentración que acarreará la transacción. Lo que la empresa aseguró es que no tenía preocupaciones en el lado mayorista, pero sí en el mercado minorista donde podían producirse importantes subidas de precio debido a esa consolidación de jugadores en el mercado español.

La unión de Orange y Másmóvil con una 'joint venture' al 50%, que fue negociada en exclusiva desde marzo hasta julio de 2022, generará un grupo de una valoración de 18.600 millones de euros, de los que 7.800 millones corresponden a la división española del grupo francés y 10.900 millones a la de la operadora dirigida por Meinrad Spenger. Entre ambos sumarán más de 31 millones de clientes. De ellos, según sus propias cifras, un total de 24,8 millones serían líneas móviles, mientras que 7,1 millones son contratos de banda ancha fija. Esto lo convertiría en el operador líder, por encima incluso de Telefónica.

Esta operación se ha interpretado en el mercado europeo como uno de los mejores termómetros para detectar si realmente la Comisión Europea está más abierta a una consolidación del sector. La realidad es que la exigencia de 'remedios' relevantes -con Digi como el potencial adquiriente- ya implica una concesión, contra la que se han posicionado otros operadores españoles como la propia Telefónica. El sector aguarda precisamente una nueva oleada de uniones tras años de una fuerte competencia y de una gran presión regulatoria.

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