La Comisión Europea dio este jueves luz verde a la fusión de las redes de CK Hutchison y de Vodafone en el Reino Unido, en un pacto valorado en unos 15.000 millones de libras (17.400 millones de euros) y que puede crear el mayor operador del mercado británico, pero tendrá un impacto limitado en el Espacio Económico Europeo.
En un comunicado, Bruselas señaló que esta transacción "está principalmente relacionada con el mercado de las telecomunicaciones móviles en el Reino Unido" y no le crea preocupaciones en el área de competencia por su "impacto limitado" en la Unión Europea y los países del Espacio Económico Europeo.
El pasado mes de junio Vodafone y Three UK, de CK Hutchinson, anunciaron este pacto que daría lugar a una compañía ("MergeCo") con unos 28 millones de clientes que podrán acceder a una red con "mayor cobertura y fiabilidad sin costo adicional".
El negocio combinado invertirá 11.000 millones de libras (12.760 millones de euros) durante diez años para crear una de las redes 5G más importantes de Europa y podrá generar hasta 5.000 millones de libras (5.800 millones de euros) al año en beneficios para 2030, así como puestos de trabajo, aseguran ambas empresas.
A la espera del regulador británico
El destino de la fusión Vodafone-Three depende de un regulador británico (CMA, por sus siglas en inglés). La operación de compra podría enfrentarse a un reto importante a la hora de obtener el visto bueno del organismo de control británico, según destaca Bloomberg.
La CMA dio a conocer en noviembre que desea conocer la opinión del mercado sobre la esperada fusión que ofrecerá a las empresas rivales y ofrecerá a las partes interesadas la oportunidad de comentar el impacto que la combinación podría tener en la competencia en el Reino Unido. "También evaluaremos cómo puede afectar a los incentivos para invertir en la calidad de las redes móviles británicas", dijo Sarah Cardell, directora ejecutiva de la autoridad, en unas declaraciones recogidas por Bloomberg.
En los últimos años, la CMA ha adoptado una postura dura contra las cuestiones antimonopolio. El ejemplo más reciente fue la dura evaluación reglamentaria de la adquisición por 69.000 millones de dólares del fabricante de juegos Activision Blizzard por parte de Microsoft.
