Una batalla muy difícil

Barça contra Nike: el órdago de Laporta para convertirse en una marca de moda

El club blaugrana ha planteado un desafío a Nike, insinuando que puede prescindir del retailer, pero el diseño, una red de proveedores o la situación financiera ponen trabas a la transformación del club en marca de ropa deportiva.

El presidente del FC Barcelona, Joan Laporta
Barça contra Nike: el órdago de Laporta para convertirse en una marca de moda.
GERMÁN PARGA/FCB

Cerca de tres millones de camisetas y otros tantos pantalones, chándales, gorras, bolsas y todo tipo de prendas de ropa. Joan Laporta, presidente del FC Barcelona, quiere que el club culé se convierta en una marca de moda. Tras meses de enfrentamiento con Nike, actual proveedor del club de material deportivo (así como su patrocinador técnico), Laporta ha dado un paso y plantea, ahora, no sólo romper con Nike, sino crear su propia estructura para no depender de ninguna marca.

Nike tiene acuerdo con el Barça desde 1998. Aunque desde el club se han apresurado a señalar que no ha notificado la ruptura del contrato a la multinacional de Oregón, la semana pasada Laporta dijo en su Podcast que “les dimos 45 días para resarcirnos de ese incumplimiento, lo que no se produjo y comunicamos que se resolvía el contrato”.

Las tiranteces entre Nike y el Barça son históricas. En 1998, el club firmó con la empresa estadounidense incumpliendo el contrato con Kappa, a quién compensó con 1.200 millones de pesetas (algo más de 7 millones de euros). Nike y el Barça firmaron un acuerdo para vestir a todos los equipos durante diez años por 20.000 millones de pesetas (120 millones de euros).

En 2006, el acuerdo se renovó hasta 2013, en un acuerdo valorado entonces en 150 millones de euros. En 2016, volvieron a sentarse a negociar: el acuerdo se renovó elevando el fijo asegurado para el club hasta 105 millones de euros y, además, los culés lograron recuperar la gestión de licencias y la explotación de las tiendas.

Gracias a este último hecho, el Barça creó en 2018 la sociedad Barça Licencing Merchandising (BLM), que ese año controlaba un negocio de 65 millones de euros con una red de 18 tiendas, 328 licenciatarios y 250 trabajadores. El potencial negocio generado por esta sociedad estaba llamado a convertirse en un eje clave del crecimiento de ingresos del club, al menos así lo pensó Ferran Reverter, el fugaz director general del club, que proyectó el plan estratégico 2021-2026.

La salida de Reverter de la entidad en febrero de 2022 provocó que las negociaciones de renovación con Nike (cuyo contrato vence en 2028) se enfriasen y, ahora, han vuelto a saltar por los aires. Nike y Laporta se enfrentan en los medios y en los tribunales, con la presión de una supuesta oferta por parte de Puma.

De club de fútbol a marca de moda

Desde hace años, en el club circula la idea de que, si lo hace Nike, por qué no lo puede hacer el Barça y se sueña con el lanzamiento de una línea propia de equipamiento deportivo, utilizando BLM como punto de partida. ¿Puede el Barça hacerlo? Estas son cinco razones por las que es difícil que el Barça se convierta en Zara.

En primer lugar, el diseño. Aunque desde la estructura del club el lamento generalizado es que Nike no invierte suficiente en la marca Barça, el grupo estadounidense es el mayor experto del mundo en el desarrollo de equipamiento deportivo, tanto desde el punto de vista de las tendencias como el técnico.

Así, para que el Barça pudiera desarrollar internamente su propia línea de equipamiento deportivo, debería incorporar a una legión de diseñadores especialistas en deporte y, también, en moda. El deporte es, cada vez más, lifestyle y las colecciones incorporan progresivamente más códigos de moda.

Una vez diseñado el producto, hay que fabricarlo. El Barça debería tejer una red de proveedores especialistas en equipamiento deportivo y moda, tanto en Asia como en Europa, algo que cualquier marca deportiva ya tiene establecido. Además, el acceso a los mejores fabricantes suele requerir pedidos mínimos, algo que los grupos tienen gracias a su volumen total.

Y, después de fabricar, toca vender. Para que el Barça pudiera desarrollar vender su propia línea, debería cerrar acuerdos con los principales distribuidores de deporte. Es decir, las camisetas del Barça no sólo se venden en las tiendas Barça, sino también en El Corte Inglés o en el equivalente de cualquier gran ciudad del mundo. Nike, Puma o Adidas, por ejemplo, ya tienen estos acuerdos, a los que acceden, de nuevo, gracias al volumen.

La pérdida de ingresos que supondría para el club romper con Nike es otro elemento en contra de Laporta, una cifra que supera los cien millones por temporada. Sólo un gran grupo de equipamiento deportivo podría superar esta cifra y las opciones son reducidas: Adidas trabaja con el Real Madrid, de manera que la tercera vía sería Puma, aunque también se han mencionado opciones como la de Hummel.

La relación de más de dos décadas entre el Barça y Nike se recoge en un contrato que refleja el papel de Nike como licenciatario, proveedor y patrocinador. Nike tiene la licencia del Barça para usar su imagen en el diseño, fabricación y distribución de artículos a cambios de un royalty del 15% sobre las ventas wholesale, con un mínimo garantizado de 24 millones de euros. Además, Nike es proveedor del club del producto de juego, entrenamiento, textil y equipamiento, con compras por valor de alrededor de veinte millones de euros por temporada. En tercer lugar, Nike es patrocinador del club, con derecho a explotar los mejores activos del club con mayor visibilidad a cambios de un fee que depende de los resultados deportivos.

Si, a pesar de todo, el club decidiera renunciar a los ingresos de Nike y lanzarse a la aventura de crear una marca de moda, este proyecto supondría la creación de una estructura mínima de un centenar de personas y una potente inversión inicial.

El club blaugrana cerrará la temporada 2023-2024 con pérdidas de alrededor de treinta millones de euros, después de triplicar su beneficio neto, hasta 304 millones de euros. Uno de los principales motivos por los que el club se ha visto abocado a números rojos es su traslado al Estadi Lluís Companys, en Monjuïc. Las previsiones del club pasaban por facturar en 2023-2024 alrededor de ochenta millones de euros derivados de ticketing y abonos en su nuevo fortín; sin embargo, la asistencia registrada está siendo inferior a la prevista.

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