12 millones de facturación este año

Axon entra como socio en las comidas para perros por suscripción de Dogfy

Abre el accionariado en una venta de acciones. Busca acelerar la expansión internacional para su negocio de platos cocinados como alternativa al pienso. Gigantes de la alimentación toman posiciones en el sector.

Los dos fundadores de Dogfy.
Gonzalo Noy y Sergi Font son los dos fundadores de Dogfy.
L.I.

La compañía de comida cocinada para perros Dogfy Diet abre su accionariado al fondo de capital riesgo español Axon Partners para tomar una participación minoritaria, pero relevante, tras invertir 3 millones de euros. La compañía, que ofrece platos cocinados para sustituir al tradicional pienso ultraprocesado a través de una suscripción mensual, busca acelerar la expansión internacional después de que varios de los gigantes extranjeros de la alimentación hayan aterrizado en algunos de sus competidores fuera del mercado español. Este ejercicio esperan superar la barrera de los 12 millones de euros de facturación.

Las acciones adquiridas por Axon estaban en manos de socios actuales, por lo que no es capital nuevo de una ampliación. Hasta ahora, la startup fundada por Gonzalo Noy, Sergi Font y el padre de este último había levantado un total de 6 millones de euros en diversas transacciones en las que han participado un socio industrial, cuya identidad no ha sido revelada públicamente, y con inversores de Esade Ban, la red de inversores privados promovida por el Club de Emprendedores Esade Alumni. Por ahora, los creadores mantienen el control.

Noy y Font iniciaron los trabajos a finales de 2019. El primero había fundado dos marcas de relojes y gafas de sol. El segundo trabajaba de abogado en Garrigues. Ambos decidieron abandonar sus proyectos para crear un servicio de comida fresca para perros después de algunas experiencias personales con sus mascotas. Habían detectado que este tipo de iniciativas en mercados más maduros como Reino Unido o EEUU funcionaban en un momento en el que, según explica Noy, se juntaban dos tendencias: un mayor cuidado de la alimentación en personas y una ‘humanización’ de las mascotas.

Otro factor era relevante: iban a utilizar la nave que servía de centro de operaciones del padre de Font para distribuir productos cárnicos. Arrancan en 2020, justo antes del estallido de la pandemia, con un mínimo producto viable. El servicio se iba a basar en una suscripción similar a otros de comida preparada para personas como es el caso de Wetaca en España. Ellos eligieron cuatro ingredientes básicos: pollo, pavo, salmón y buey, combinados con verduras y basados en el asesoramiento del equipo de ocho nutricionistas. Después de cocinarlo se envasa al vacío para posteriormente congelarlo y así reducir al mínimo el riesgo de potenciales intoxicaciones.

Esa congelación permite almacenar con más previsión, al no depender de una fecha de caducidad como le ocurre a la propia Wetaca. La entrega se hace una vez al mes o cada dos semanas, dependiendo de la cantidad de comida que ingiera el perro al día. Se hace en porciones individuales y basadas en la cantidad diaria. En el año 2020 facturaron 397.000 euros. En 2021, según sus propios números, alcanzaron los 3 millones. Todo ello vendiendo en el mercado español y con algunas limitaciones pues no contaban con maquinaria y espacio propios para la producción y lo alquilaban.

Después de haber validado el modelo y haber arrancado la escalada en España, con una última inyección de capital nuevo relevante el pasado mes de febrero, han abierto su propia fábrica en Barcelona de cerca de 5.000 metros cuadrados. Esto agranda su capacidad de entrega -hoy utilizan una parte pequeña-. Desde enero ya venden en Francia y en septiembre pretenden lanzar Italia, con Portugal en el horizonte a partir de 2023. Esta expansión internacional se está centrando en el Sur de Europa, pues es donde existe un mayor hueco, pues los dos principales mercados más maduros (Estados Unidos y Reino Unido) son menos abordables. El objetivo es alcanzar los 12 millones este año para estar entre 23 y 26 en 2023 y en más de 40 en 2024.

Competidores grandes

En cada uno de esos mercados hay un competidor relevante en el que, además, han entrado como accionistas grandes nombres del sector de la alimentación. Uno de ellos es Butternut Box, con sede en Londres que levantó el verano pasado más de 47 millones de euros en una ronda de financiación liderada por L Catterton, el fondo de ‘private equity’ que vendió recientemente la marca de comida para perros Lily´s Kitchen a Nestlé. Otra es una estadounidense que ha levantado 30 millones a una valoración de 1.000 del vehículo con el que el gigante Mars Petcare, dueño de Whiskas y Royal Canin, invierte en startups. Entre 2019 y 2020, fondos y socios industriales invirtieron más de 1.100 millones de dólares en compañías tecnológicas vinculadas a las mascotas, según Crunchbase.

Para los dos fundadores su principal competencia no son tanto los operadores nuevos de este mercado de la comida fresca cocinada para las mascotas, que han construido un negocio similar al suyo en otros países, sino las marcas de pienso ‘tradicional’ que siguen siendo el 97% de todo el mercado. Con el capital levantado aseguran tener caja suficiente para pasar este convulso año 2022. Buscan apretar el acelerador y lo hacen con Axon Partners recién aterrizado en su accionariado como socio financiero.

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