Los dueños de las renovables, un negocio de pocos: 21 empresas copan la actividad

  • La potencia fotovoltaica instalada en el mundo supera a la nuclear; la instalada en España, sin embargo, representa apenas un 1% del total.
Gráfico: Los dueños de las renovables.
Gráfico: Los dueños de las renovables.

A estas alturas, con las compañías petroleras comprando centrales hidroeléctricas, hay pocas dudas de por dónde va el futuro. Las palabras mágicas son "energías renovables". Lo saben las empresas tradicionales y también lo saben los fondos de inversión. El negocio de las energías limpias crece -en 2017, un 17% por encima del promedio de la última década, según el informe anual  BP-, y se concentra. 21 empresas controlan en España el 72% del  negocio de las energías limpias.

El informe anual que elabora la Asociación Nacional de Productores de Energía Fotovoltaica (Anpier) detalla (ver gráfico) como un puñado de compañías, que trabajan sobre todo en el sector eólico y termosolar, controlan la mayor parte del negocio renovable. En lo más alto del podio se encuentra Iberdrola (15% de la generación renovable), seguida de Acciona (13%) y Enel Green Power-Endesa (6,4%).

En un marco de práctica parálisis desde 2012, la actividad renovable más atomizada se registra en el sector fotovoltaico. Pero es una tendencia que ha cambiado en los últimos años. Con una regulación hostil hacia el autoconsumo y la generación fotovoltaica en general, la potencia fotovoltaica ha comenzado a ser agrupada por algunas compañías y grandes fondos de inversión.

Concentración empresarial

Concentración empresarial y parálisis marcan la evolución de las renovables. El frenazo más evidente se ha registrado en el sector fotovoltaico, que crece de forma exponencial en todo el mundo -especialmente en China, algunos países europeos y EE UU- pero no en España.

Según los datos de Anpier, la potencia fotovoltaica en el mundo (400 GW) ya ha superado a la potencia nuclear instalada. El ritmo es acelerado. Durante el año 2016 la potencia fotovoltaica instalada aumentó un 50%, y en 2017 un 38,7%. Pero España, que solo recientemente ha levantado el veto, camina a otro ritmo. Tras ocho años al ralentí, la potencia fotovoltaica instalada es de 4,70 GW, en torno al 1% del total mundial. Por comparar en Europa, el país del sol (España) ocupa el quinto lugar del ranking fotovoltaico que encabezan Alemania (42 GW); Italia (19,7 GW); Reino Unido (12,7 GW) y Francia (8 GW).

El auge de las renovables y su senda de crecimiento está fuera de duda, aunque si se considera al mix energético global queda claro que hay mucho camino por andar. El informe BP Energy Outlook precisa que en 2017 el petróleo mantuvo su peso en el mix energético mundial (34%), seguido del carbón (27%) y del gas natural (23%). Las renovables (excluida la hidroeléctrica) sólo representa el 3,6%.

Para España, el camino para cumplir con los objetivos de reducción de emisiones y de potencia renovable es complicado.  Según los datos de BP, en 2017, la sequía y la caída de producción hidroléctrica provocaron un aumento de la quema de carbón del 28,5%. La consecuencia: una subida de las emisiones de CO2 de casi un 7%, "el ratio más alto desde 2012".

Aumento de emisiones

El aumento de las emisiones coincide con las dificultades para cumplir con el objetivo de alcanzar un 20% de la energía de origen renovable en 2020 como exige la UE. España tiene un porcentaje de energías limpias respecto al conjunto de entre el 16% y el 17% (Eurostat restó en 2015 un punto a la estadística oficial).

El objetivo parece que está al alcance la mano, pero no es tan fácil. Anpier cree que los continuos cambios regulatorios retroactivos y la moratoria renovable han comprometido seriamente la posibilidad de alcanzar los objetivos. El Gobierno de Mariano Rajoy intentó paliar las consecuencias del parón renovable a partir de 2016 mediante la convocatoria de subastas para aumentar la potencia renovable en 8.700 MW. Pero está por ver si todos los proyectos salen adelante.

Para el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez y para su ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, el desafío es enorme. El país tiene que decidir qué apuestas y qué inversiones realiza para cumplir con los objetivos de descarbonización sin desarbolar el sistema de precios y cubriendo una punta de demanda que en 2019-2020 puede situarse en 50.000 Mw -el récord se dió en 2007 con 45.450 MW-, lo que precisará tecnologías de respaldo del suministro caras.

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