Las aplicaciones de venta de artículos de segunda mano se han vuelto a llenar de anuncios ilegales de medicamentos. Los escaparates digitales se adornan en estas fechas con productos que van desde las gotas ópticas hasta los antibióticos y ansiolíticos. Este aumento de oferta ilegal coincide con una aparente falta de medicamentos en las farmacias que los profesionales que atienden en los negocios ya están denunciando.
Desde varias farmacias consultadas por el medio achacan la escasez a la guerra en Ucrania y sus consecuencias: falta de materiales como el aluminio y el cartón, dificultad en el transporte… Sin embargo, los farmacéuticos también ponen otra realidad sobre la mesa: la oferta y la demanda. Cuando sube la demanda de un medicamento es más evidente la competencia farmacéutica entre países. En otras regiones en las que los precios de la medicina son más altos, o están menos regulados, pueden vender sus productos a un precio mayor. “En España se paga muy poco por los medicamentos, comparado con cualquier otro país”, asegura una farmacéutica.
Por su parte, Luis Martín Lázaro, cofundador de la empresa de software Luda Partners, explica que las búsquedas en la plataforma se han visto considerablemente aumentadas en el último periodo. La herramienta, dedicada a dar solución a los problemas de abastecimiento de medicamentos, pone en contacto a las farmacias para que estas puedan conocer el almacenamiento que tienen sobre un determinado producto y así, en caso de que un negocio no cuente con un producto, pueda dirigir al cliente a los 20 puestos más cercanos que lo tengan. “La herramienta a veces te ahorra la peregrinación por tu barrio, pero otras va de falta de medicamentos que puede poner tu vida en riesgo”, explica el cofundador.
A esta posible escasez se le suman fenómenos como el que ha sucedido con Ozempic, medicamento dirigido al tratamiento de la diabetes que solo se puede adquirir con prescripción médica. A causa de la compra masiva de este por sus efectos como adelgazante en personas sanas, se genera el desabastecimiento para cubrir la demanda de las personas diabéticas. El Ozempic, que lo podemos encontrar a unos 4€ en la farmacia con receta - obligatoria-, aparece también a la venta en el perfil de particulares a través de aplicaciones de segunda mano. Un usuario de Wallapop lo vende por 80€, un beneficio de 76€ para el perfil que ha conseguido acceder a él, probablemente, tal y como aseguran varios farmacéuticos, a través de una receta privada, “más fácil de conseguir”.
La Asociación de Farmacéuticos de Madrid (Adefarma) ha tenido que denunciar en varias ocasiones esta actividad que “perjudica gravemente la salud pública”, indica su secretario general Rubén Martín Lázaro. Wallapop es una de las plataformas que se ha visto involucrada en varios ‘toques de atención’ incentivados por Adefarma, ya que, según informan, los usuarios de la aplicación la usan frecuentemente con este fin. La organización exige la existencia de unos “mecanismos adecuados” que eviten este delito. “A las farmacias nos perjudica, pero desde un punto de vista económico no es esencial. Nos preocupa sobre todo la salud de aquellos que toman un medicamento sin que un médico se lo haya prescrito”, explica el secretario general.
Por su parte, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) recuerda que sólo se permite la venta de medicamentos no sujetos a prescripción médica, quedando de esta forma prohibida la venta por procedimientos telemáticos de artículos que requieren de receta. Aunque incluso la primera opción tiene numerosas restricciones, únicamente pueden vender este tipo de productos determinadas farmacias. “Sólo puede realizarse su compra a través de los sitios web de las oficinas de farmacia que cumplan con los requisitos y las condiciones establecidas en el referido Real Decreto 870/2013, de 8 de noviembre”, explica AEMPS. Además, la organización insiste en que “un medicamento vendido en una web ilegal carece de las garantías legales y pone en riesgo la salud de los consumidores”. “Suele tratarse de medicamentos falsificados, o de baja calidad, y que, por lo tanto, carecen de garantías”, asegura.
Los individuos no son los únicos que se benefician de la demanda de aquellos que no tienen prescripción médica, o en el caso de otros medicamentos, ‘stock’. Existen páginas webs dedicadas a rentabilizar, ilegalmente,la demanda de los ciudadanos. Trankimazín a 210€, mientras que a través de la venta legal y la aportación del Estado, se queda en 2,5€; Diazepam a 210€ (30 comprimidos) de forma ilegal y 1,76€ (25 comprimidos) en la farmacia habitual; Viagra a 83€, contra los 12,49€ habituales; Metronidazol a 87€, frente a 1,76€ en la farmacia…
En particular, esta página digital, que dice estar ubicada en Londres, proporciona analgésicos, ansiolíticos, antibióticos… Sin embargo, todos los Estados miembros de la Unión Europea se gestionan a través de la misma normativa y mismos procedimientos relativos a la autorización y a la supervisión de la seguridad de los medicamentos. En caso de que el negocio surja de Londres, la rentabilidad que consiguen los creadores de la web con la demanda de los particulares es también considerable. Hay que tener en cuenta que en Inglaterra se pagan todos los medicamentos que requieren de receta con una cantidad fija (en la actualidad £9,35 con independencia del precio del medicamento, según indica la web consultada del Gobierno de España), a menos que el individuo esté exento de pagar, en función de algunos requisitos.
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