Independencia energética

La UE afronta el 'verano gasístico' más importante con la vista puesta en Moscú

Entre abril y noviembre el bloque afrontará el desafío de llenar hasta el 90% unas reservas de gas bajo mínimos tras este invierno. La guerra  y la dependencia del Kremlin han despertado las primeras dudas.

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La UE afronta el 'verano gasístico' más importante con la vista puesta en Moscú.
DPA vía Europa Press

El continente europeo apura las últimas semanas de su invierno y los Veintisiete ya están pensando en el reto que afrontarán en el que llegará en unos meses. El motivo no es otro que el rompecabezas que ha supuesto para el bloque comunitario la invasión rusa de Ucrania, debido a los lazos energéticos de una gran mayoría de países que forman la Unión con Moscú. Bruselas sabe que el apartado económico es otro de los frentes en los que se libra el conflicto. Consciente de que las cartas del gas, petróleo y carbón están en la mano de Vladímir Putin, Úrsula Von der Leyen ya ha pedido todos los Estados que, de cara al mes de noviembre, llenen hasta el 90% las reservas gasísticas de sus respectivos territorios.

No obstante, la situación de los almacenes de gas europeos dista bastante de ser óptima. Muchos de ellos están bajo mínimos después de todo el consumo invernal, además de que el año pasado se importaron menos cantidades que en años anteriores. El resultado es que, según los datos de la recogidos Gas Infraestructure Europe, organización que agrupa a las compañías del sector, los 146 depósitos europeos están al 26% de su capacidad, una cifra más baja que la que suele ser habitual en la UE para cerrar la segunda semana de marzo.  

Así, con abril a la vuelta de la esquina, solo restan tres semanas para el comienzo del conocido como 'verano gasístico', un proceso de gradual de regasificación de los países que se da entre abril y octubre,  y al que el bloque acude con deberes atrasados del 2021. "El año pasado hubo operadores que, por los altos precios, decidieron ir posponiendo el llenado a la espera de que el coste bajase. Esto no ha sucedido y ha hecho que las reservas estén a estos niveles", resume el experto en mercados energéticos e infraestructuras críticas de la Universidad de Zaragoza, José María Yusta. 

Ahora, con el ambicioso objetivo del 90% marcado por Von der Leyen, los estados de la UE comienzan a examinar minuciosamente los movimientos del Kremlin. Por el momento, pese a las dos semanas de conflicto en territorio ucraniano, los envíos de armas a Kiev y las sanciones, el gas ha seguido corriendo desde Moscú a Europa, como si nada estuviese ocurriendo. Pese al tono beligerante que se ha escuchado a ambos lados del antiguo telón de acero, tanto Bruselas como Putin saben que se necesitan, lo que no quiere decir que no vaya a haber nuevas curvas con el precio de la energía, como las vividas estas pasadas semanas.

Muestra de ello fue el comunicado lanzado por la compañía de control estatal Gazprom de esta pasada semana, en el que avisaba de que el querer alcanzar el 90% de reservas en la UE suponía un bombeo de gas a niveles que no se han hecho hasta ahora. "Este es un desafío muy serio, teniendo en cuenta, entre otras cosas, los límites diarios de los volúmenes de descarga, que están estrictamente limitados por las capacidades tecnológicas de las instalaciones de almacenamiento", añadían. 

Este es otro de los aspectos claves, según indican fuentes del sector. Aunque el flujo de gas no se detiene a lo largo de todo el año, sí que es mucho más importante en el periodo abril-octubre, cuando el consumo es más reducido en los hogares europeos, en comparación a los meses de invierno. Pese a ello, la llegada del gas natural se ha de realizar teniendo en cuenta los metros cúbicos de gas máximos con los que puede operar la planta de almacenado de forma diaria, tanto de salida como de entrada. 

La desconexión con Rusia

La otra vertiente clave en el aspecto energético que ha emanado de la cumbre de Versalles, en la que se dieron cita los líderes de la UE, ha sido el calendario para la desconexión con las materias primas rusas. Según la declaración que han emitido los Veintisiete, el objetivo será que Moscú se convierta en un socio gradual para Bruselas a partir de 2027. Un camino que pasa por la búsqueda de nuevos proveedores gasísticos, el fortalecimiento de las interconexiones entre las redes eléctricas europeas y el impulso de las plantas de regasificación presentes en el sur del bloque, donde España puede jugar un papel determinante, además de las energías renovables. 

Sin embargo, el camino no es igual de díficil para todos. Precisamente nuestro país, por su lejanía respecto a Rusia y sus buenas conexiones con otros países productores de gas, como el caso de Argelia, sería de los menos afectados ante una posible ruptura de las importaciones rusas. La otra cara de la moneda la repesentan países como República Checa, Letonia, Hungría o Alemania, que colapsarían en caso de que adoptarse un bloqueo a las importaciones como el que se ha adoptado en EEUU y Reino Unido. 

"A día de hoy, hay alternativas a Rusia, pero son insuficientes para abastecer a la Unión", asegura el experto en el sistema energético, José Luis Sancha. "Pero hay que dar señales de que se quiere cambiar esta dependencia del resto de la UE", añade. En ese sentido, José María Yusta apunta que cualquier ruptura abrupta con el Kremlin esta descartada, por el momento, por parte de Bruselas, precisamente por el daño que haría a economías como la alemana, motor del club comunitario. 

"Alemania no puede interrumpir la relación con el gas ruso. Tiene una dependencia que no se puede solucionar de un día para otro. Hay muchos intereses para que ese gas siga fluyendo, al menos a corto plazo, mientras Europa diversifica sus suministros energéticos, pero eso va a llevar tiempo y sobre todo, va a mantener los precios altos, porque los operadores son conscientes de la necesidad que tiene Europa", concluye Yusta.

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