El Sphere de Las Vegas sigue de ‘tour’ de inauguración, después de su concierto debut junto a la icónica banda U2 el pasado octubre. Ahora, cuatro meses después, volverá a ser el escenario del grupo irlandés en su estreno en los Grammy 2024. Un hito en la industria del entretenimiento y el turismo, ya que ha sido el primer concierto en la historia de la gala celebrado en ‘streaming’, a más de 400 kilómetros de distancia del Crypto.com Arena de Los Ángeles.
Este evento representa un esfuerzo clave para rentabilizar la inversión de 2.300 millones de dólares realizada en esta revolucionaria infraestructura. Por eso, este particular escenario lleva meses siendo protagonista de todo tipo de eventos, incluyendo el primer GP de Las Vegas de Fórmula 1, cuando Fernando Alonso y compañía obligaron precisamente a U2 a posponer su gira de conciertos en el Sphere.
La elección de U2 para inaugurar el Sphere en los Grammy 2024 no es casual. Con una carrera que abarca más de cuatro décadas, la banda irlandesa es sinónimo de innovación y espectáculo, valores que concuerdan con la esencia misma del Sphere. Este concierto no solo promete ser un hito en la historia de la música y los eventos en vivo sino que también sirve como un poderoso imán para atraer a inversores y visitantes de todo el mundo, generando una amplia cobertura mediática y un interés global.
Porque, como decíamos, U2 lleva siendo la atracción principal del Sphere desde su misma génesis, cuando solo era una visión futurista de James Dolan, quien ha sido el impulsor de este particular recinto desde su concepción hasta su realización. Conocido por su liderazgo en el sector del entretenimiento y los medios de comunicación, Dolan ha apostado por innovar y trascender los límites tradicionales del espectáculo. Su compromiso con el proyecto ha sido inquebrantable, incluso frente a los desafíos sin precedentes presentados por la pandemia.
Del sueño de Ray Bradbury a una máquina de hacer dinero
Para concebir el Sphere, Dolan se inspiró en el clásico de Ray Bradbury ‘The Veldt’, donde los niños pueden proyectar cualquier cosa que imaginen en las paredes de su guardería. Con esa imagen en mente, él y su empresa se propusieron construir un lugar para eventos con 17.500 asientos, un interior con la pantalla LED de mayor resolución en la Tierra y un exterior capaz de mostrar imágenes a toda definición, como una realística luna o la bola de fuego con la que se dio a conocer. Pero lo cierto es que el propósito del Sphere no es tan inocente como el que soñó en su día Bradbury. Para Dolan, se trata del escenario musical definitivo, el lugar por el que todas las estrellas del planeta querrán pasar alguna vez en su vida.
Como Wembley o el Madison Square Garden en su día. Por eso, la idea del negocio se divide en dos: por un lado, con la figura del artista residente, replicando el modelo de los grandes ‘crooners’ de la historia, alojados por temporadas en los hoteles y casinos de Las Vegas; por otro, la publicidad en el exterior de la esfera, con cifras de alquiler que empiezan por los 450.000 dólares que cuesta un solo día por toda la superficie y hasta 650.000 dólares por mostrar el logo o un breve mensaje durante una semana.
No se ha hecho público cuánto pagó la Fórmula 1 en su día por alquilar el Sphere durante el GP de Las Vegas. Lo que sí se sabe es que las prohibitivas tarifas están suponiendo una gran barrera para conseguir anunciantes. Por eso, de la mano de U2 -grupo residente en el Sphere hasta diciembre-, Dolan y su compañía pretenden darle una visibilidad sin precedentes en los Grammy a su moderno centro de entretenimiento. Sobre todo, porque los elevados costes del proyecto a raíz de la pandemia y la escasez de empresas dispuestas a pagar el costoso alquiler del recinto hacen que todavía esté lejos de ser rentable.
