La quiebra del Popular deja sin crédito a PSOE y PP: admiten tensiones financieras

La quiebra del Popular deja sin crédito a PSOE y PP: admiten tensiones financieras
La quiebra del Popular deja sin crédito a PSOE y PP: admiten tensiones financieras
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La quiebra del Popular deja sin crédito a PSOE y PP: admiten tensiones financieras
La quiebra del Popular deja sin crédito a PSOE y PP: admiten tensiones financieras / José González

El maratón electoral de la primavera de 2019 ha dejado a los dos principales partidos en una situación límite desde el punto de vista financiero. Así lo reconocen PSOE y PP, donde han tenido que volver a recurrir a créditos de los bancos para poder sufragar los gastos de cuatro campañas entre el 28 de abril y el 26 de mayo. Ha sido un semestre que ha generado importantes problemas de tesorería, según admiten, y que, además, ha tenido una novedad única en los últimos cuarenta años de democracia: el escaso papel que ha jugado el Banco Popular para poder prestar dinero al bipartidismo, tal y como ha hecho desde la Transición.

La entidad quebrada era el principal sustento económico de socialistas y 'populares' cuando debían encarar una cita con las urnas. Los responsables financieros de Ferraz y Génova se acercaban hasta una sucursal del Popular muy cerca del Congreso de los Diputados, en la calle Alcalá, para solicitar diferentes líneas de financiación. Era la oficina especializada en financiación de partidos políticos, una sede autónoma abierta por iniciativa de Luis Valls-Taberner, el histórico presidente de la entidad, y que desde este mes de junio tiene colgada la rotulación del Santander.  

Fuentes bancarias explican que esta sucursal del Popular dependía del director general de Riesgos (un cargo que en los últimos años ocupó José María Sagardoy), que era quien trasladaba a la Comisión de Riesgos las propuestas de financiación para las campañas electorales y, excepcionalmente, los créditos para circulante. Concedía créditos, en definitiva, teniendo en cuenta las expectativas electorales, es decir, sobre los anticipos de subvenciones por número de votos, escaños y 'mailings' -publicidad electoral-. 

Santander no ha hecho desaparecer esta oficina de financiación de partidos del Popular pero sí ha reducido su funcionamiento. O, mejor dicho, ha cerrado significativamente el grifo del crédito. Según explican tanto fuentes del PSOE como del PP, el último ciclo electoral ha cambiado radicalmente la relación entre formaciones políticas y banco. "Hemos ido a negociar créditos y nos hemos encontrado con un no o con que la financiación era mínima", explican fuentes del área económica de Ferraz. En Génova prefieren no hacer comentarios sobre su relación con la entidad que preside Ana Botín, pero sí reconocen que este año han tenido "problemas" para recurrir a la financiación bancaria que siempre habían percibido por parte del Popular. Santander, por su parte, afirma que no puede hablar sobre la relación con sus clientes.

¿Qué ha pasado para que PSOE y PP ya no sean considerados clientes 'preferentes' para Santander? Desde ambas formaciones apuntan que el problema no es solo con la entidad que ha absorbido al Popular, sino que les ha sucedido también con CaixaBank, BBVA y otras firmas. "Ha sido con los grandes bancos", apuntan desde las filas del equipo de Pablo Casado. Idéntico mensaje transmiten desde el entorno de Pedro Sánchez: "Los trabajadores de las oficinas nos dicen que no somos un cliente de riesgo, pero nos ha costado mucho conseguir la financiación; hemos tenido que recurrir a muchos poquitos y tras infinidad de trámites burocráticos".

Las fuentes consultadas apuntan a tres motivos principales por el que los principales bancos han cerrado el grifo de la financiación a PSOE y PP. En primer lugar, señalan que las entidades transmiten sus "temores" a ser identificados como "los banqueros de" 'populares' y socialistas. No quieren parecerse al Popular, que abría el grifo de los préstamos a la práctica totalidad de las formaciones políticas. También aluden a "problemas reputaciones" para las firmas crediticias. Y, por último, recuerdan el enfrentamiento con la cúpula de los grandes del Ibex de noviembre de 2017.

Ese mes marcó un antes y un después en la relación bancos-política. El punto de la discordia fue la Comisión de Investigación sobre la financiación de los partidos políticos que creó el PP en el Senado gracias a su mayoría absoluta y como respuesta a la Comisión paralela que había abierto el PP en el Congreso. En la Cámara Alta fueron citados los jefes de las tres principales entidades financieras del país: Isidro Fainé (CaixaBank), Carlos Torres (BBVA) y José Antonio Álvarez (Santander). Nunca llegaron a comparecer ante los grupos parlamentarios pero, según algunas fuentes, la mera citación marcó el principio del fin de cualquier entendimiento. Las mismas fuentes apuntan que esta relación va a ser "difícil de recuperar".

La financiación que consiguió el PSOE 

PSOE y PP han tenido, por tanto, que hacer encaje de bolillos para conseguir los millones necesarios y organizar con garantías las campañas de las generales, europeas, autonómicas y municipales. "Ha habido mucho estrés y preocupación". Para más inri, la incertidumbre política está perjudicando directamente a las finanzas de todas las formaciones. ¿El motivo? Desde el 28 de abril llevan sin cobrar las subvenciones ordinarias de funcionamiento porque los resultados de las generales aún no están oficializados y el Ministerio del Interior no ha calculado la cuantía de dichas subvenciones. "Todo muy complicado", aseguran.

En el PP aún no han dado a conocer cómo se financiaron este 2019, pero el PSOE sí que lo detalla a La Información. Fuentes del equipo económico socialista explican que para las generales del 28 de abril lograron una financiación de 9,7 millones de euros (2.658.220 euros en microcréditos y 7,2 de préstamos bancarios). El 26-M la cuantía recaudada fue algo superior. Para las europeas: 6 millones de los bancos y 666.701 euros en microcréditos; para las municipales: 8 millones procedentes de las entidades y 464.700 euros en microcréditos; y para las autonómicas: 1,4 millones y 623.600 euros en microcréditos).

En total, para los cuatro comicios del 28-A y 26-M, Ferraz pudo 'arrancar' de los bancos unos 22,6 millones de euros. La cifra contrasta con el último 'road show' que tuvieron que hacer para conseguir financiación. Era 2015 y se celebraban las elecciones generales. Entonces el PSOE pudo recaudar solo para unos comicios 12,7 millones de euros, teniendo en cuenta que las expectativas electorales eran peores a las de este 2019. El detalle concreto de los créditos concedidos a los socialistas se dará a conocer en las cuentas de 2019 que aprobará la Ejecutiva federal.

Máximo control en Ferraz y en Génova

El PSOE ofrece, además, en su memoria anual de 2018 un comentario que deja claro el problema de financiación al que tiene que hacer frente el partido: "Conocedores de las dificultades existentes para el acceso al crédito, que se han visto acentuadas en las campañas electorales desarrolladas en el ejercicio 2019, la dirección del PSOE ha extremado al máximo el control sobre la utilización de la financiación a corto plazo, de tal manera que se han desestimado la totalidad de las operaciones de circulante que no estuvieran justificadas por circunstancias excepcionales".

Añaden los socialistas que "las subvenciones del sector público a los partidos políticos y fundaciones vinculadas han visto cómo se reducían los fondos disponibles, especialmente para estas últimas, limitando la capacidad de acción". En concreto, el nivel de subvenciones a partidos políticos, con cargo a los Presupuestos Generales del Estado, en el ejercicio 2018 es igual al existente en el año 2000. Y a ello hay que sumar cómo las fundaciones vinculadas a PSOE y PP tienen a día de hoy mayores "limitaciones para acceder a ciertos programas subvencionados por el Estado y comunidades autónomas", se queja Ferraz.

Incluso, la gerencia del PSOE pide una reforma de la financiación de los partidos políticos: "Tiempo habrá en la Memoria del próximo ejercicio [la de 2019] de reflejar la complejísima situación financiera vivida en el primer semestre de 2019, con motivo de las elecciones celebradas. Consecuencia de todo ello creemos que la legislación en materia de financiación de partidos políticos deberá ser objeto de una gran transformación para recoger los cambios habidos en la realidad económico-financiera y para hacer frente a las transformaciones, derivadas de la posición de los operadores financieros, que han debido asumir las formaciones políticas".

En el PP la situación financiera a corto y medio es incluso peor y han activado una 'economía de guerra'. Fuentes internas apuntan a despidos de personal a corto y medio plazo por la reducción de cargos públicos. Descartan, eso sí, la posibilidad de vender la sede de Génova 13 gracias a los pactos de Gobierno alcanzados tras el 26-M que han permitido a los 'populares' conservar Castilla y León, Murcia y, probablemente, la Comunidad de Madrid.

El dato

La deuda con los bancos de PSOE y PP

A 31 de diciembre de 2018 el PSOE seguía debiendo a los bancos 40,2 millones de euros de créditos concedidos. Y a 31 de diciembre de 2017 el PP acumulaba una deuda financiera de 21,6 millones de euros.

Fuentes bancarias indican que, a pesar de estos problemas financieros, ninguno de los dos grandes partidos ha tenido impagos con el Banco Popular, su principal financiador hasta ahora. Tampoco se ha condonado ningún crédito. Solo ha habido problemas de falta de pago de deuda en los últimos cuarenta años con dos formaciones: con el Partido Reformista Democrático de Miquel Roca y con la escisión de Convergència i Unió. No cumplieron las expectativas electorales y no pudieron pagar.

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