La carrera hacia la electrificación reúne todos los esfuerzos del ecosistema automovilístico a escala mundial. Los principales grupos automovilísticos mantienen el foco en no quedarse atrás y apuran plazos para electrificar sus flotas en línea con la hoja de ruta trazada desde la Unión Europea que rige la prohibición de la venta de vehículos nuevos con motor de combustión a partir de 2035.
La industria automovilística está envuelta en una fugaz transición hacia el vehículo eléctrico, que marcará el devenir del mercado. Y ningún fabricante quiere quedarse desactualizado. Si bien el Nissan dio un golpe en la mesa el pasado martes y anunció que a partir de ahora todos los coches fabricados por el grupo japonés serán 100% eléctricos en Europa, ahora es Porsche quien ha presentado su nueva estrategia.
La alta gama también está comprometida con la electrificación y en el caso del fabricante alemán, el proceso será de forma gradual. Este jueves, el grupo que dirige Oliver Blume ha aprovechado el primer aniversario de su salida a la Bolsa de Fráncfort para fijarse un ambicioso objetivo: electrificar, al menos, el 80% de los coches nuevos que se entreguen a los clientes para el año 2030.
El plan dibujado por la compañía de Stuttgart contempla una electrificación escalonada de sus flotas de manera escalonada a partir de 2024. Una fecha, donde Porsche prevé lanzar al mercado el Macan 100% eléctrico, mientras que el 718 puramente eléctrico tendrá que esperar hasta mediados de década para ver la luz del mercado y poco después le seguirá el Cayenne totalmente eléctrico. En los planes del fabricante germano también se encuentra el lanzamiento de un SUV 100% eléctrico, que se posicionará por encima del Cayenne. Todos estos modelos seguirán la estela del primer deportivo íntegramente eléctrico de la marca, el Taycan.
El carburante sintético genera división en el sector
De forma paralela a esta transición, Porsche tiene muchas esperanzas depositadas en el desarrollo de la producción de carburantes sintéticos, o en otras palabras, 'e-fuels'. La compañía cree que este tipo de combustible, que utiliza agua y energía obtenida de fuentes renovables, puede convivir con los coches eléctricos porque no emiten más dióxido de carbono a la atmósfera. Según ha adelantado Oliver Blume en varias ocasiones, este combustible podría comercializarse en 2027 a un precio inferior a los dos dólares.
El uso o no de combustibles sintéticos genera una división entre las estrategias a seguir por los grandes fabricantes europeos. Si bien BMW ve con buenos ojos esta clase de combustión y asegura tener homologados todos sus motores para su aplicación, el resto de fabricantes como Volkswagen, Renault, Stellantis o Mercedes-Benz se desmarcan y destinan el grueso de sus inversiones a la electrificación de sus respectivas gamas.
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