La falta de leche es la enésima consecuencia económica de la invasión perpetrada por Rusia en suelo ucraniano hace ya tres semanas. A la subida generalizada de precios -la gasolina, el gas y la luz están ahora más caros que nunca- se suma también el desabastecimiento de ciertos alimentos. Primero fue el aceite de girasol (Rusia y Ucrania representan casi el 80% de su producción) que llegó a un punto en el que los supermercados tuvieron que poner límites a su compra (en Mercadona, por ejemplo, solo se podían comprar cinco litros por cliente y por día). Ahora, son la leche y los yogures los que están en peligro.
El sector lácteo lleva ya en la cuerda floja todo marzo y ahora es cuando las consecuencias se están haciendo tangibles. Es decir, el alza de precios que registran las materias primas fundamentales para alimentar a las vacas y producir leche, principalmente maíz y soja, llevan casi desde principio de mes vaticinando el caos en la industria. Los datos hablan por sí solos: si hace unas semanas el precio por tonelada de maíz era de 140 euros, "ahora se está vendiendo a más de 550", explicaba a La Información una fuente perteneciente al sector.
El segundo capítulo de esta crisis se viene escribiendo en las últimas horas y es cuando realmente tiene consecuencias directas en los consumidores. Y es que con los camioneros parados -por la huelga de transportistas a causa del fuerte incremento de los precios de los carburantes- el problema de suministros ha hecho que el sector lácteo pare su producción en seco. Una situación que revertirá cuando se garantice el derecho a la movilidad y la seguridad de los transportistas que no han secundado los parones.
Según ha informado la Federación Nacional de Industrias Lácteas (Fenil), la industria láctea española ha anunciado que se ve abocada a suspender su actividad transformadora como consecuencia de la huelga de transportes. En concreto, las fábricas han visto interrumpido el suministro de los insumos necesarios para la elaboración de productos lácteos y también el traslado del producto terminado a las cadenas de distribución, por lo que se ha anulado la capacidad de envasado y de almacenamiento y gestión de un alimento que es altamente perecedero y esencial para el consumo diario.
Ya se nota en los supermercados
Como decimos, las consecuencias ya se empiezan a notar de forma más directa. Y es que tal y como explica la interprofesional (Inlac), que reúne a los productores y a la industria, el desabastecimiento de leche y productos lácteos "se está notando ya" en los lineales de los supermercados.
19:00 horas de ayer: La industria láctea suspende su actividad a partir de este jueves por la huelga de transportes
— Javier Varela (@javiervarelag) March 17, 2022
9:30 de esta mañana en un Mercadona. Las estanterías de leche están así.👇🏻
La psicosis por el desabastecimiento es real pic.twitter.com/BJzU3kPQYC
La interrupción en la circulación de camiones "está poniendo en peligro" el suministro de piensos a las granjas, de embalajes y materiales a las plantas de producción y la salida de leche y otros productos lácteos terminados hacia los supermercados.
Los productos lácteos "son esenciales" y ponerlos a disposición de la ciudadanía "es básico", ha recordado, mientras ha llamado al "diálogo y a la responsabilidad" para encontrar una salida al conflicto.
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