Formación del nuevo gobierno

Nadia o nadie: Sánchez mantiene a Calviño al frente de Economía a la espera del BEI

Economía encara el despliegue de la segunda parte del Plan de Recuperación, con la llegada de los préstamos en condiciones ventajosas, la ampliación de las medidas a hipotecados o el desarrollo del defensor financiero

Nadia Calviño, vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos en funciones
Nadia Calviño, vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos en funciones
Ministerio de Asuntos Económicos

Nadia Calviño se queda como ministra de Economía, Comercio y Empresa y seguirá ostentando una de las vicepresidencias, ahora cuatro, del nuevo gobierno, junto a Yolanda Díaz, Teresa Ribera y María Jesús Montero. "Nosotros tenemos a Nadia y ellos tienen a... nadie". El juego de palabras que Pedro Sánchez utilizó el pasado mes de junio en pleno Comité Federal de los socialistas para arengar a los suyos -y lanzar, de paso, un dardo envenenado al PP- dejó muy claro hasta qué punto el jefe del Ejecutivo atribuye a su vicepresidenta primera el mérito de haber logrado que España aguante el tipo en medio de una coyuntura endemoniada. 

La economía "va como una moto", añadió Sánchez, en un momento en el que los síntomas de enfriamiento apenas se percibían y el país seguía coleccionando revisiones al alza de las previsiones por parte de los organismos internacionales (FMI, Comisión Europea, OCDE...) Nadia Calviño seguirá, de momento, al frente de una cartera de la que se escinde Transformación Digital, el nuevo ministerio que pasa a ocupar José Luis Escrivá, y podrá culminar el trabajo iniciado en este semestre de presidencia española del Consejo Europeo a la espera de su más que probable nuevo destino.

Calviño (A Coruña, 1968) opta a la presidencia del Banco Europeo de Inversiones (BEI), el brazo financiero de la UE, en un momento en que las cifras aún no le han dado la espalda. La economía nacional ha echado el freno, pero se mantiene como la más dinámica entre las grandes del euro, con un avance del 1,8% interanual en el tercer trimestre. A la vez, el país se sitúa entre los que registran una tasa de inflación más baja entre los Veintisiete, dado que los precios subieron un 3,5% el mes pasado, llegando a marcar un mínimo del 1,9% en junio. Incluso la deuda -que sigue aumentando y alcanza récord histórico en términos de volumen- se situó ya por debajo del 110% en septiembre, donde el Ejecutivo se había comprometido a colocarla a finales de año. 

Licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales (1991) por la Universidad Complutense de Madrid, licenciada en Derecho (2001) por la Universidad Nacional de Educación a Distancia y, desde 1994, funcionario por oposición del cuerpo de Técnicos Comerciales y Economistas del Estado, la gallega ha conseguido poner en marcha en un tiempo casi récord el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Un proyecto mastodóntico que permitirá a España movilizar 163.000 millones hasta 2026 entre ayudas directas y préstamos en condiciones ventajosas.

El camino no está siendo sencillo. De momento, de los 37.000 millones de euros que España ha recibido en transferencias de Bruselas habrían llegado o estarían a punto de hacerlo a las empresas adjudicatarias alrededor de 26.000 millones de euros, según cálculos aproximados del Banco de España. El atasco burocrático está frenando la ejecución del programa, cuyos desembolsos también se vieron paralizados tras la convocatoria de elecciones anticipadas en julio. El nuevo Ejecutivo tiene ahora pendiente la solicitud del cuarto desembolso por valor de 10.000 millones de euros

Una imagen reforzada en Europa

Calviño llegó al primer gobierno de Sánchez con el aval de su gestión en Europa, donde ha sido responsable de Presupuestos de la Comisión tras la crisis financiera (2014-2018), así como directora general adjunta de Servicios Financieros (2010–2014) y directora general adjunta en la Dirección General de Competencia (2006-2010). Esa imagen reforzada entre sus socios es la que le ha permitido impulsar, junto a Países Bajos, una propuesta de reforma de las reglas fiscales que está encontrándose con el choque de trenes entre Alemania y Francia. La primera, partidaria de una vuelta más ortodoxa a la disciplina fiscal y la segunda, de dar más flexibilidad a los Estados miembro para la consecución de las metas de déficit y deuda.

El empeño personal en sacar adelante esta reforma durante el semestre en el que España asume la presidencia del Consejo Europeo (en el que el país ha impulsado otras iniciativas de calado como una regulación europea de la inteligencia artificial que supone un hito a nivel global) ha sido uno de los motivos por los que se ha venido especulando con que Sánchez optase por mantener a Calviño en el nuevo gobierno a la espera de si se produce su marcha al BEI. 

A finales de año, además, dejará su cargo como presidenta del Comité Monetario y Financiero Internacional (IMFC), principal órgano consultivo de la Junta de Gobernadores del Fondo Monetario Internacional, un puesto que ha asumido por dos años y que ha compaginado con sus funciones de ministra y vicepresidenta del gobierno español.

Un muro de contención para las propuestas del ala morada

En el ámbito interno, la 'número dos' del último ejecutivo de Sánchez ha ejercicio de muro de contención de muchas de las propuestas del bloque morado de la coalición de gobierno. Durante la pandemia, Nadia Calviño asumió la negociación de los ERTE con la patronal, dejando casi relegada en un segundo plano a la hoy líder de Sumar, Yolanda Díaz, y mantuvo además un perfil alto en la última fase de la negociación de la reforma laboral. 

Los choques de las vicepresidentas primera y segunda se han hecho evidentes también en temas como el Estatuto del Becario o en materia de Vivienda, donde Podemos y las confluencias apostaban por una mayor ambición en la regulación del alquiler, tanto turístico como estacional. También a raíz de la subida de los precios de la cesta de la compra, donde Díaz proponía una cesta con precios limitados en concertación con las distribuidoras de alimentación a semejanza de la impulsada en Francia por Emmanuel Macron.

Este último ha derivado en un proyecto truncado, el de sacar adelante un ambicioso observatorio de márgenes del que los empresarios se descolgaron, que a los sindicatos les parece insuficiente y que no ha sido capaz de incorporar la información de una parte importante del tejido productivo español, compuesto mayoritariamente de micropymes y autónomos. 

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