Datos EPA 2022

Las mujeres de 25 a 29 años reducen su tasa de actividad por seguir formándose

Ellas registran la mayor tasa de actividad en la franja comprendida entre los 40 y los 44 años, con un 85,4. Este también es el punto en el que más se asemejan a los hombres, aunque estos marcan un 94,11.

Mujeres jóvenes
Las mujeres de 25 a 29 años reducen su tasa de actividad por seguir formándose. 
EUROPA PRESS

La tasa de mujeres activas con edades comprendidas entre los 25 y los 29 años registró una nueva caída en 2022, tras la ligera recuperación de 2021. La tasa media para este tramo de edad se situó el año pasado en 81,4 lo que, salvo algún altibajo, deja entrever una trayectoria a la baja desde la crisis financiera, ya que el dato se situaba en 2010 en 85,04. Además, el número de mujeres en este tramo de edad que trabajan o están en búsqueda activa de empleo marca un mínimo histórico -al menos desde 2006-, con solo 1.004.000 jóvenes de menos de 29 años en esta situación. Los expertos consultados por La Información llaman a estudiar estos datos con prudencia, sin embargo, interpretan que las características demográficas y la tendencia a ampliar los estudios más allá de la formación secundaria, están detrás de esta evolución. 

Florentino Felgueroso, doctor en Economía e investigador asociado a la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) atribuye la reducción en términos absolutos del número de mujeres activas en esta franja de edad a la caída de los nacimientos en los últimos años de los 80 y el comienzo de los 90. "Los jóvenes que están entrando al mercado de trabajo son hijos de la burbuja inmobiliaria, los que tienen hasta 24 años, y en estos años previos a la crisis de 2008 se vio un aumento. En cambio, los que ahora tienen entre 25 y 29 nacieron en el contexto de la crisis económica de 1993.  Algo que también se observa en las generaciones de hasta 34 años, por la transición y el cambio de la década de los 80", apunta en conversación con este medio.

Sin embargo, la caída no solo se observa en términos absolutos, sino que la tasa de actividad de las jóvenes de menos de 29 años también se ha visto reducida de manera importante en la última década. Los datos recogidos por el Instituto Nacional de Estadística muestran algunos picos que impiden hablar de una tendencia, por lo que los profesores entrevistados llaman a hacer un seguimiento en el medio plazo. El dato de 2021 resulta especialmente discordante dentro de la progresión observada desde la crisis financiera, puesto que supone una distancia de casi dos puntos respecto a la tasa de 2022 para este tramo de edad. Sin embargo, el economista no descarta que parte de esta diferencia se deba a errores estadísticos como consecuencia de la pandemia, dado que el trabajo de campo también se vió afectado. 

Isabel Rodríguez, profesora de Economía en la Universidad de Navarra, apunta que las mujeres de entre 25 y 29 años podrían estar buscando ampliar su formación, bien sea a través de estudios de posgrado o máster o realizando estancias en el extranjero. "Yo hablaría más de ligeras variaciones que de una tendencia consolidada a lo largo de los años, pero en este tramo de edad casa que el motivo sea la formación y no la maternidad, ya que la edad media para tener hijos es bastante mayor", señala. Además, Rodríguez ve lógico que se diese un alza en la tasa de actividad de mujeres en el 2021, porque muchas mujeres podrían haber dado el paso de buscar empleo de forma activa una vez hubo pasado lo peor de la pandemia. 

No obstante, puede que estas mismas jóvenes no hayan visto cumplidas sus expectativas respecto al mercado laboral, por salario, condiciones o incluso jornadas, y que esto les haya impulsado a extender sus estudios más allá de los 25 años, sostiene al teléfono con La Información. "Es una franja de edad en la que hay mucha gente formándose con la esperanza de acceder a un puesto de trabajo mejor", apunta la experta, algo que ha tenido especial incidencia ante un nuevo contexto de crisis, que tras la pandemia se ha visto marcado por la guerra de Ucrania. 

El Ministerio de Trabajo también hizo alusión a esta casuística en su informe 'La situación de las mujeres en el mercado de trabajo 2021' en el que señalaba que la tasa de actividad de las jóvenes había descendido de forma ininterrumpida en los últimos 14 años. La cartera de Yolanda Díaz atribuía esta caída al aumento de la formación de las mujeres, que ha determinado un gran salto en los últimos años por el que ya tres de cada cuatro mujeres cuentan con estudios altos y medios. Según este documento, casi la mitad de las mujeres activas tienen estudios superiores (48,8%) y más de la mitad del total de activos con educación superior también responden a este género (53,1%).  Con lo que se observa un cambio en la mano de obra femenina, frente a 2007, cuando predominaban las mujeres con un nivel bajo de cualificación.

El Plan Bolonia dispara los estudios de máster

Iñaki Iriondo Mugica, doctor en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Complutense y profesor de Economía Aplicada reseña que la mayoría de los jóvenes se incorporan al mercado de trabajo en este rango de edad. Aunque se refiere a los cambios introducidos en el comportamiento de los adultos con edades comprendidas entre los 22 y los 30 años desde la implementación del Plan Bolonia. "En los últimos diez años ha habido una transformación muy grande en el número de personas que estudia un máster, antes era algo casi anecdótico y la mayoría de las personas que cursan estos estudios son mujeres", señala. Sin embargo, atendiendo a los datos, serían las mujeres que han cursado bachillerato o FP, las que más estarían apostando por ampliar su educación.

Además, señala que el volumen de estudiantes recién graduados que decide prepararse unas oposiciones y, por tanto, no está activo, puede ser importante en función del grado que hayan cursado. Un ejemplo de ello es que el 12% de los graduados en Derecho estaban preparándose un examen para hacerse con una plaza pública. Y ante las características irregulares y cambiantes del mercado de trabajo, puede que cada vez más jóvenes vean una oportunidad en el sector público para desarrollar su carrera laboral, por lo que tampoco figuran como demandantes de empleo. Iriondo también plantea que este proceso, además de por la crisis, puede haberse visto incentivado por los planes de estabilización de la Administración Pública, que, por otro lado, experimenta un envejecimiento de sus plantillas que se traduce en vacantes.

Si bien, el profesor destaca que al centrar tanto el foco en un tramo de edad tan concreto, variaciones no tan significativas como que varios miles de jóvenes decidan estudiar un máster puede trasladar fuertes cambios a los datos de la EPA. En la misma línea, el experto de Fedea, Florentino Felgueroso, recalca la dificultad de extraer conclusiones de peso ante el 'ruido' de la multiplicidad de factores implicados en este tramo de edad, como también puede ser la mayor o menor llegada de extranjeros que en líneas generales registran una mayor tasa de actividad que la población española, dado que su objetivo principal suele ser trabajar en el país.

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