Para acumular 113.000 euros

Una mujer tiene que jubilarse a los 78 para ahorrar lo que un hombre a los 65

La brecha salarial de género condiciona la capacidad de ahorro de las trabajadoras. El salario medio de los hombres es casi 5.000 euros superior al de ellas, por lo que pueden ahorrar 1.000 euros más cada año.

Trabajadora mayor
Una mujer tiene que jubilarse a los 78 para ahorrar lo que un hombre a los 65. 
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La brecha salarial de género se ha reducido en los últimos años impulsada, entre otras medidas, por la subida del salario mínimo. Sin embargo, los últimos datos compartidos por CCOO apuntan a que la diferencia entre los sueldos que perciben los hombres y las mujeres aún guardan una diferencia del 20,9%. Esta distancia marca importantes diferencias durante su vida laboral, pero también condiciona su calidad de vida durante la jubilación. Las pensiones públicas que perciben las mujeres también son inferiores, como consecuencia de una menor cotización, además ellas cobran el 65% de pensiones no contributivas. Asimismo, repercute en el ámbito privado. Según los cálculos de Raisin, plataforma europea de productos de ahorro, las mujeres tendrían que jubilarse a los 78 años para poder acumular el mismo importe que los hombres a los 65

Ellos ganan de media 27.312 euros al mes, mientras que el salario medio de ellas es de 22.596 -según los datos del 2021- por lo que la plataforma calcula que las mujeres ahorran cerca de 1.000 euros menos al año, lo que también tiene implicaciones en su capacidad de invertir. Raisin ha tomado como referencia el salario anual de un hombre y una mujer que cuenten con 49 años cotizados y ahorren el 10% de su salario. En este tiempo, el hombre habrá acumulado 113.000 euros, en cambio, la mujer necesitaría trabajar 13 años más para igualar esta cifra. Si, por el contrario, la vida laboral de ambos es de 40 años, ella seguiría teniendo que trabajar casi once años más para conseguir los 19.827 euros más que su compañero habrá ahorrado antes de los 65. Es decir, la mujer tendría que posponer el momento de jubilarse hasta los 76 años. 

Así, mientras que un hombre necesitaría 4,3 años para ahorrar 20.000 euros, las mujeres necesitan 5,5 años para alcanzar la misma meta. Este proceso hace que la brecha entre ambos géneros se vuelva más pronunciada al tener en cuenta el factor de la inversión, dado que la mujer tardará más en cumplir los requisitos de depósito mínimo y conseguir que sus ahorros rindan al mismo nivel que los del trabajador. En los mismos 4,3 años la mujer solo habría ahorrado 15.705 euros, por lo que dos años después, a un 3,10% TAE, la distancia en términos de ahorro entre ambos géneros habría pasado de los 4.000 a los 4.545 euros, según los cálculos de Raisin. 

Brecha de género en las pensiones públicas 

Este ahorro privado aspira a compensar la pensión pública, que en algunos casos no es suficiente para cubrir el coste de la vida en permanente alza. En el último año, la brecha en las pensiones se redujo en 2022 gracias a la subida del 15% de las no contributivas, de acuerdo con el III Índice ClosinGap. Sin embargo, la diferencia entre ambos géneros sigue siendo muy relevante. En febrero de 2023, la pensión media percibida por los hombres ha sido de 1.439,42 euros, mientras que la de las mujeres no alcanza los 1.000 euros (966,4€), lo que supone una brecha mayor a la registrada hace solo un año, de 473 euros frente a los 437 de febrero de 2022. A partir del mes de enero, las pensiones contributivas se elevaron un 8,5%, no obstante, esto no ha tenido un efecto directo para reducir la brecha, ya que los beneficiarios son en su mayoría hombres. 

El Gobierno ha tratado de atenuar esta diferencia con el complemento de la brecha de género, que supone 29,30 euros por mes y por hijo, para los beneficiarios de pensiones contributivas de incapacidad permanente, viudedad o jubilación. Tanto hombres como mujeres pueden recibir este 'plus' que ya se aplica a dos de cada tres nuevas pensiones, pero ellas son mayoría. Sin embargo, la sostenibilidad de las pensiones públicas no deja de estar en cuestión y el hecho de que el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones no termine de ultimar la segunda parte de su reforma, no resta presión, por lo que las opciones para alimentar la hucha privada cobran más importancia que nunca. 

Más esfuerzo para los mismos gastos

Si bien, la distancia salarial tiene repercusión durante toda la vida de la mujer y no solo a partir de los 65 años. Para la amortización de la hipoteca de un inmueble medio, un hombre tiene que destinar el 39% de su salario, al tiempo que para las mujeres el porcentaje asciende al 50%, lo que hace inviable que una mujer pueda adquirir una casa media con el salario medio. Aunque, en el caso hipotético de comprar una vivienda a tipo fijo con una hipoteca a 10 años, la mujer necesitará ahorrar 13 meses más que su compañero. Una diferencia que se torna más pronunciada a la hora de extender la deuda a 20 o 30 años. 

Esta diferencia también se ve reflejada en los gastos más comunes, las mujeres deben destinar el 45% de su salario a cubrir los gastos cotidianos como comida, alquiler o el pago de facturas, mientras que los hombres dedican el 36% de su sueldo a ese objetivo. Asimismo, para amueblar la casa con un gasto aproximado de 12.500 euros, ellas deben ahorrar cerca de 41 meses frente a los 32 de ellos. De igual manera, se observan diferencias similares para el mantenimiento de un vehículo o de una vivienda o los gastos asociados a tener un hijo o una mascota. Todo ello también merma su capacidad de ahorro, lo que se vuelve más evidente al final de la vida laboral.

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