Vigilantes ante la inflación

Pánico en la gran empresa ante el golpe de una retirada de estímulos por el BCE

La élite de los directivos advierte que puede llegar una crisis antes de lo esperado si no somos capaces de controlar la inflación ni se produce una agilización rápida en la gestión de los fondos europeos. 

Fainé
Las grandes empresas temen el 'golpe' de la retirada de los estímulos del BCE.
CEDE

El inicio de la retirada de estímulos de la Reserva Federal y el efecto reflejo que puede provocar a medio plazo en el Banco Central Europeo (BCE) es, junto con el reparto de los fondos europeos, uno de las cuestiones que más temor generan entre la élite empresarial española a medio plazo, por las dificultades financieras que puede suponer para culminar los proyectos en marcha. No falta quien habla directamente de auténtico pánico. El encuentro anual de la Confederación Española de Directivos y Ejecutivos (CEDE) ha sido una gran plataforma para testear los problemas que está generando a corto plazo en las empresas la subida del gas y el petróleo en la cadena de suministros industriales.

El despegue de la inflación ha saltado a la palestra como uno de los problemas más acuciantes del momento para la élite empresarial, a la espera de ver cómo impactará sobre las materias primas y los salarios, pero el mayor de los obstáculos que se ven en el horizonte, a pesar del crecimiento económico previsto para 2022, son "las turbulencias que previsiblemente surgirán cuando las autoridades económicas empiecen a retirar las numerosas medidas de estímulo ahora existentes", en palabras de uno de los grandes empresarios españoles del sector financiero e industrial. 

El BCE llegó a manejar la fecha de marzo de 2022 como inicio de su propio ‘tapering’ y el freno de las compras de deuda que mantiene con todos los socios de la UE, algo que es especialmente importante en el caso español, dado que ya acapara mas del 30% del total de la deuda emitida. "Aunque no fuera una fecha concreta ni definitiva -recuerda un alto ejecutivo del sector del automóvil-, hay que tener en cuenta que se apuntó cuando la inflación estaba en negativo, no en el 5,5% actual". El miedo a la decisión que pueda tomar el BCE en la próxima primavera planea ya sobre muchos sectores industriales que temen que el parón que se preveía para finales de 2023, como pronto, llegue mucho antes de los esperado. "Ya no es que suban los tipos, que es poco probable en pleno reparto de fondos europeos, pero el mero hecho de poner en duda las compras de deuda puede ser muy duro en los mercados", señala el directivo.

Los empresarios del sector financiero son conscientes del escaso margen que sufren en la actualidad con los tipos a cero, pero saben que una subida mínima a destiempo como reacción rápida a las tensiones inflacionistas puede dar al traste con muchos procesos de inversión abiertos, sobre todo en el caso de las pymes. "Es un temor que se ha extendido muy rápido en las últimas semanas entre los grandes empresarios y financieros españoles", aseguraba este jueves un asesor financiero de varias multinacionales en el Congreso de CEDE, convencido de que un proceso así perjudicaría a las más grandes, pero sobre todo cortaría el efecto arrastre que con sus proyectos generan para las pymes. "Si eso ocurre en pleno reparto de los fondos europeos, el mal puede ser todavía mayor, porque hay que tener en cuenta que el 80% de las inversiones previstas con el dinero a fondo perdido de la UE son privadas", recalcó.

Agilizar los fondos europeos

Ese nubarrón que se cierne sobre la inversión a medio y largo plazo solo se puede solventar con “una buena gestión del timing”, sobre todo de cara a agilizar la administración de los fondos europeos. La vicepresidenta económica, Nadia Calviño, recordaba este mismo jueves que de lo que surja en la reforma laboral y cómo lo valore Bruselas dependerá la llegada del segunda gran pago de ayudas del fondo Next Generation, por unos 12.000 millones de euros. Los grandes proyectos multisectoriales que están contemplados en los Perte y que se han aprobado están siendo copados en su mayoría por las grandes corporaciones, "y esos seguro que van a ir bien, porque en esas compañías hay medios y se saben hacer las cosas muy bien", señalaba el propio Alfredo Bonet, presidente de la Cámara de España.

Pero ese hecho no oculta la segunda gran preocupación que sobrevolaba el congreso de CEDE de este año y que está en la mesa de algunos de los principales despachos de abogados y gestores privados implicados en el reparto europeo: la agilización de los trámites burocráticos y los centros de decisión para que todas las inversiones planteadas con ayudas se puedan materializar lo antes posible. Un socio de uno de esos grandes bufetes y asesor de varias de las empresas líderes en el sector energético mostraba su frustración por la perdida de perspectiva que supone pasar de la Administración central a las CCAA, "y viceversa" para que un proyecto vea la luz con todas las bendiciones políticas necesarias.

En ese contexto es en el que los directivos de empresa implicados en el reparto de fondos europeos miran de reojo cualquier insinuación que desde el BCE se pueda hacer sobre su plan de recompra de deuda pública, porque saben que hay una conexión directa entre ese proceso y la financiación que necesita la recuperación. "Es cierto que el dinero viene de Europa y está ahí, pero la mitad es a fondo perdido y la otra mitad son créditos que habrá que devolver algún día, ya veremos en qué condiciones, si la inflación persiste y los desajustes de costes no se arreglan", alertan.

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