El Gobierno francés ofrece diálogo ante el descontento por la reforma de pensiones

La primera ministra de Francia, Elisabeth Borne, consideró hoy que la reforma de las pensiones, que acaba de ser promulgada por el presidente francés, Emmanuel Macron, es "difícil" pero "esencial" para la sustentabilidad del sistema por repartición. También tendió la mano a los sindicatos y a otras fuerzas políticas para "construir compromisos" votando cada proyecto individualmente

"Se trata de una reforma difícil, soy consciente, sé que requiere esfuerzos a muchos de nuestros compatriotas, pero que también tiene en cuenta situaciones particulares. Sin embargo, es esencial para mantener el sistema de pensiones por repartición", dijo Borne, pocas horas después de que Macron sancionase la ley que eleva la edad mínima de jubilación de los 62 a los 64 años.

Tiende la mano a sindicatos y oposición

Borne, quien acudió al pabellón de la federación francesa de judo en París para clausurar el congreso del partido de Macron, Renacimiento, también tendió la mano a los sindicatos y a otras fuerzas políticas para "construir compromisos" votando cada proyecto individualmente, pues Renacimiento está lejos de tener la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional.

La primera ministra resaltó que no está dentro de los planes renunciar a esta impopular reforma que lleva tres meses sacando a las calles a millones de manifestantes y que estuvo a punto de costarle el puesto en una moción de censura que salvó por los pelos. "No podemos dar la espalda a nuestros principios (...) Estamos determinados a acelerar" con las reformas, señaló la jefa de Gobierno, quien apostó por una Francia "más justa, más ecológica" y defendió el carácter eurófilo del partido.

El 70% de los franceses en contra

Borne recordó además que Macron hablará este lunes 17 a los franceses sobre la polémica reforma, cuyos grandes ejes ya fueron aprobados por el Consejo Constitucional el viernes. "Con humildad, respeto y atención debemos escuchar los miedos y enfados de nuestros compatriotas", refirió la primera ministra, aludiendo a un cambio de talante en su Ejecutivo, acusado por la oposición de "sordera y autoritarismo" por haber aprobado una ley a la que se opone al menos un 70% de los franceses.

Después de tres meses, los sindicatos han organizado movilizaciones en las que han participado millones de manifestantes en todo el país. En marzo, cuando el Gobierno francés optó por sacar adelante la reforma sin un voto en la Asamblea, las protestas se recrudecieron, dejando escenas de caos y violencia en ciudades como París.