La mayor operación de la última década

El Gobierno avisó a Bankia y Caixa de que no habría rescate y alentó la fusión

La negativa de Sánchez a prever un plan de apoyo público al sector financiero ante un eventual empeoramiento de la crisis dejó sin opciones a las entidades y precipitó la alternativa de la integración.

El presidente de la Fundación La Caixa, Isidre Fainé, con Pedro Sánchez
El presidente de la Fundación La Caixa, Isidre Fainé, con Pedro Sánchez
EFE

El Gobierno advirtió en repetidas ocasiones a los máximos responsables de Bankia y Caixabank, y al resto de los 'popes' de la gran banca española de que en esta ocasión no habría dinero público para estabilizar la situación de sus entidades en caso de que la crisis económica empeorara y desencadenara un rápido deterioro de sus balances, según aseguran a La Información fuentes del sector financiero y del área económica del Gobierno. El mensaje del Ejecutivo al sector financiero ha sido claro casi desde el inicio de la pandemia: en esta ocasión el dinero público no se utilizará para rescatar bancos y si la situación de éstos empeora por la crisis deberán ser ellos los que por sus propios medios busquen la mejor solución para sus entidades. Y eso parece que es lo que están intentando hacer Bankia y Caixabank.

La contundencia de la posición del Gobierno en este asunto ha sorprendido hasta en el Banco de España. Fuentes del supervisor deslizan que el mismo gobernador, Pablo Hernández de Cos, ha hecho lo posible en sus reuniones con la vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, por persuadir  en primera persona al Ejecutivo de que su intervención podría resultar fundamental en el caso de que la evolución de la crisis materializara algunos de los muchos riesgos que se ciernen sobre la estabilidad del sector financiero español en un contexto tan extremo, más aún cuando Bruselas en el diseño del Marco Temporal que enmarca las medidas que pueden adoptar los países socios de la Unión para hacer frente a la crisis ha habilitado un canal para respaldar al sector financiero si éste lo necesitara. Sin éxito.

El supervisor de los mercados financieros diseñó desde los primeros compases de la crisis un plan de contingencia que simulaba la eventualidad de que la deriva de la crisis sanitaria acabara transformando lo que en principio se adivinaba como una crisis económica temporal en una crisis financiera de consecuencias mucho más imprevisibles. Las principales conclusiones del ejercicio, que también anticipaba el potencial impacto sobre las entidades del sector financiero doméstico de una situación extrema a modo de 'stress test', se llevaron al seno del Comité Técnico de la Autoridad Macroprudencial Consejo de Estabilidad Financiera al objeto de plantear un debate sobre lo que debería hacer cada uno de los actores allí representados - Gobierno, Banco de España y CNMV- en caso de que la situación llegara a ese escenario. Según las fuentes consultadas el Gobierno se desentendió. 

"Hables con quien hables del Gobierno lo que te transmiten es que no están dispuestos a poner un solo euro para los bancos en esta crisis", asegura una fuente del sector financiero. "Después de lo que ocurrió hace una década con la crisis financiera, que aún estamos pagando hoy, como para ponerlo. No nos los perdonarían. Ni nuestro votantes ni nuestros socios en el gobierno", remacha una fuente del Ejecutivo. La nula predisposición de Moncloa a salir esta vez al rescate del sector financiero no se ha ocultado desde el Gobierno a las principales entidades del sector, que desde hace meses ya saben de cuáles son las intenciones del Gobierno a este respecto: si hay problemas esta vez tendrían que resolverlos por su cuenta.

De Cos también ha realizado estos llamamientos en público. En sus comparecencias parlamentarias ante la Comisión de Reconstrucción y la Comisión de Economía de antes del verano, el gobernador incidió en el riesgo real que existe para la estabilidad financiera y el equilibrio de los balances de las entidades en el momento en que la red de medidas excepcionales dispuestas por el Gobierno para mantener las rentas de los trabajadores y la liquidez de las empresas decaiga y aflore la morosidad.  También advirtió de que si esos riesgos se materializan en algún momento habría que actuar para evitar un estrangulamiento del crédito como el que condujo a la gran crisis financiera de hace una década.

Hace apenas unos días, sin embargo, el gobernador del Banco de España añadió un matiz a su discurso y donde antes hablaba de la necesidad de mejorar la eficiencia de las entidades y mejorar su rentabilidad aprovechando las herramientas tecnológicas disponibles, añadió que "existe margen para que se produzca alguna consolidación en el sector que contribuya a hacer que las entidades, y el sistema en su conjunto, sean más resistentes". Esa frase se contempla ahora desde otra perspectiva.

La insuficiente del 'escudo invisible'

Fuentes financieras subrayan que la renuencia del Gobierno a implicarse en la configuración de una hoja de ruta de apoyo al sector en el caso de que la situación económica se torciera más de lo previsto ha podido resultar determinante para que Caixabank y Bankia hayan empezado a explorar la alternativa de una fusión. Tanto en el sector como en el supervisor existe el convencimiento de que el empeoramiento de las expectativas económicas durante las últimas semanas puede tener efectos significativos a corto plazo sobre el perfil de riesgo de la cartera de crédito de las entidades y puede llevar a alguna de ellas a una situación complicada. Sin margen para mejorar su rentabilidad y sin la certeza de un respaldo gubernamental en forma de medidas de apoyo al sector, las alternativas se reducen al mínimo.

Hasta ahora la única estrategia del Gobierno hacia el sector ha sido disponer una especie de escudo invisible para las entidades a base de medidas para garantizar las rentas a trabajadores y empresas. El argumento que se traslada desde el área económica del Gobierno es que en la medida en que los particulares y las empresas mantienen un cierto nivel de ingresos - garantizados por las prestaciones del 'escudo social' por una parte y por la línea de avales del ICO, en el caso de las empresas- se reduce el riesgo de impago de los clientes, y por tanto el incremento de los fallidos en sus balances, y se mantiene en funcionamiento el circuito financiero. 

La vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, ha presumido en los últimos días del elevado grado de utilización de la línea de créditos con garantía estatal del ICO frente a los instrumentos financieros de otros países dotados con una cuantía más elevada y de que aún en septiembre ya prácticamente se han movilizado los 100.000 millones de euros en créditos que se preveían movilizar cuando se puso en marcha. Desde el sector se ve de otra forma. Consideran que se ha agotado el margen de actuación del Gobierno cuando aún queda por delante la parte más dura de la crisis, cuando decaigan los ERTE y éstos se conviertan en ERE o en concursos de acreedores..."Aquí ya no tendremos margen de maniobra, mientras que Alemania, Italia o Francia aún tendrán cientos de miles de millones disponibles para garantizar liquidez a su tejido productivo". ¿Qué pasará entonces con los bancos?

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