Una maniobra lenta y cuidadosamente medida. Al menos, así definen desde dentro de la CEOE la operación que ha culminado con el 'destierro' de Josep Sánchez Llibre. El presidente de la patronal catalana Foment del Treball continúa como vicepresidente en el nuevo organigrama de la organización empresarial nacional, pero relegado a un segundo nivel, por debajo de la vicepresidencia primera con la que Antonio Garamendi ha querido premiar al líder de los empresarios madrileños, Miguel Garrido, por su apoyo en las elecciones. Y pierde de facto el poder de lobby con los grupos políticos, que le ha sido arrebatado con la creación de una Comisión de Relaciones con las Cortes otorgada al presidente de la patronal valenciana, Salvador Navarro.
En el año 2016, el entonces presidente de la CEOE, Juan Rosell, encargó a Sánchez Llibre las relaciones de la organización empresarial con el Congreso y el Senado. Había sido diputado de Unió Democràtica de Catalunya -partido en el que militó desde 1985- en varias legislaturas entre 1996 y 2015 y al pasar a la federación de CiU ocupó diversos puestos de responsabilidad. Antes de llegar al Congreso fue diputado autonómico en el Parlamento catalán, entre 1988 y 1993, y en 1992 fue designado senador por Cataluña. El exdirigente contaba con una amplia experiencia en las relaciones con las Cortes, aval más que suficiente para 'ponerse el traje' de lobista y conseguir colocar enmiendas a las leyes en defensa de los intereses empresariales a través de los distintos grupos parlamentarios.
Desde entonces, Sánchez Llibre ha venido desarrollando esa labor desde su posición de vicepresidente de la CEOE, con un 'subtítulo' en el cargo de encargado de las relaciones con las Cortes. Ha mantenido relaciones fluidas con los grupos parlamentarios y en la última etapa, sobre todo, ha maniobrado con la oposición para intentar frenar las iniciativas legislativas del Gobierno en materia económica que la patronal ha considerado lesivas para las empresas. Desde la reforma laboral (que la CEOE apoyó con el rechazo de Foment) hasta el impuesto a las grandes fortunas o a la banca. Son asuntos que requieren una intensa actividad de lobby y el empresario catalán la ha venido llevando a cabo. Si bien hace ya tiempo que Garamendi empezó a despojarle de estos poderes de manera silenciosa.
El presidente de la CEOE no tenía inconveniente en que Sánchez Llibre presentase enmiendas a diputados y senadores en nombre de la CEOE, como responsable de relaciones con las cortes, sin embargo, llegado un punto adoptó una decisión que supuso el primer paso para arrebatar este poder al presidente de Foment. En concreto, Garamendi dio la orden de que todos los textos, antes de ser presentados en instancias parlamentarias, debían pasar por la Secretaría General de la confederación empresarial, un departamento dentro de la estructura organizativa de la patronal que dirige José Alberto González-Ruiz Martínez. Desde ese momento, todas las enmiendas deben contar con el sello de la CEOE, que es una manera de que Presidencia tenga el control del contenido y garantías de que se cumple con la defensa del interés empresarial general y no de intereses particulares o de compañías concretas.
Cosa distinta es que Sánchez Llibre, como responsable de la patronal catalana, pueda impulsar sus propias enmiendas. "Tiene el doble carné, el de vicepresidente de la CEOE y el de presidente de Foment", recuerdan fuentes de su entorno. En su equipo de confianza restan importancia al hecho de que la Junta Directiva, a propuesta de Garamendi, haya creado una nueva Comisión de Relaciones con las Cortes y le haya entregado su dirección al presidente de la patronal valenciana. Hablan de "ruido". "El presidente ha querido configurar un grupo de trabajo de nivel técnico para este ámbito y no tenemos ningún problema con esto", aseguran. "No nos preocupa el lobby parlamentario porque Josep mantiene sus propias relaciones con los grupos, igual que Garamendi con los ministros", añade uno de sus colaboradores.
Aunque oficialmente Foment está difundiendo la versión de la 'pipa de la paz' -Garamendi optó por una gestión conciliadora e integradora tras la guerra interna que se armó con motivo de las elecciones- fuentes de la organización empresarial no ocultan el descontento con la nueva estructura de la CEOE, en la que la patronal catalana ha quedado relegada a un segundo nivel en el escalafón de las vicepresidencias. Fruto de unas intensas negociaciones para amarrar los votos de los empresarios madrileños, Garamendi ha acabado ascendiendo a Garrido a vicepresidente primero, un cargo inédito que implica que, por primera vez, una organización territorial se sitúa por encima del resto y de la patronal de pymes (Cepyme). Fuentes de la cúpula de CEOE interpretan que es la forma de 'castigar' a los díscolos que promovieron la 'Operación desbancar a Garamendi'.
Hay que recordar que en esa operación para promover una candidatura alternativa al empresario vasco estuvieron involucrados, en mayor o menor medida, tanto Sánchez Llibre, su principal promotor, como Gerardo Cuerva, presidente de Cepyme. Ambos se han mostrado críticos con algunos de los acuerdos alcanzados en la mesa de diálogo social con el Gobierno, como el de la reforma laboral. El nombre de Garrido también estuvo sobre la mesa, pero el madrileño rechazó dar un paso al frente. A cambio, negoció con Garamendi para conseguir un mayor peso dentro de la estructura de la organización empresarial nacional. Una negociación que ha culminado con su nombramiento como vicepresidente primero y la consecuente degradación de la patronal catalana y de Sánchez Llibre dentro de la CEOE.
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