Laberinto criptográfico

De profesión, 'criptobro': así es el negocio que atrapa a inversores inexpertos

En un universo financiero inestable debido a la inflación, la guerra en Ucrania y la crisis de suministros, no es de extrañar que surjan figuras como el 'criptobro'. Este personaje opera en el frágil límite entre el consejo de inversión y el engaño con el objetivo de enganchar los que no tienen experiencia en estas operaciones financieras.

De profesión, 'criptobro': así es el negocio que atrapa a inversores inexpertos
De profesión, 'criptobro': así es el negocio que atrapa a inversores inexpertos
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En un universo financiero inestable debido a la inflación, la guerra en Ucrania y la crisis de suministros, no es de extrañar que surjan figuras como el 'criptobro'. Este personaje, dotado de un aura magnética y un discurso repleto de jerga técnica, opera en el frágil límite entre el consejo de inversión y el engaño. Su objetivo: atraer a inversores inexpertos a la criptomoneda, un mercado tan apasionante como volátil.

El 'criptobro' suele ser joven, altamente versado en redes sociales y con una facilidad para navegar por el laberinto criptográfico que deja boquiabiertos a los neófitos. Su mayor activo es la persuasión; su mayor víctima, el inversor novato o inexperto, deslumbrado por la promesa de rendimientos exorbitantes.

"Puedes convertirte en millonario en un año", "la próxima revolución financiera ya está aquí" o "es el mejor momento para invertir", son frases que forman parte de su repertorio. El 'criptobro' es maestro en omitir o minimizar los riesgos asociados a las criptomonedas, como la volatilidad extrema, la falta de regulación y el riesgo de pérdida total.

Desde el Banco Santander explican que, "a diferencia del dinero tradicional, es decir, el efectivo que llevas en el bolsillo o el que utilizas con tus tarjetas bancarias o teléfono móvil, los activos digitales no están respaldados por los bancos centrales u otras entidades públicas". Pero el principal problema es que "una de las características del 'blockchain' es que no permite borrar o alterar los datos de sus registros. Así, una vez realizas las transacciones como comprar o vender las criptomonedas, no es posible intervenir o cancelar la operación. En pocas palabras, no hay marcha atrás de las transacciones en caso de estafa".

El modus operandi de la persuasión digital

La presencia del 'Criptobro' es especialmente intensa en plataformas como Twitter, TikTok, Instagram, Reddit e, incluso, foros especializados donde confluyen aquellos ávidos de entender el fenómeno 'cripto'. No es raro encontrar hilos de conversación donde defienden sus tesis con gráficos complejos y estadísticas aparentemente irrefutables. Sin embargo, detrás de ese manto de experticia y sofisticación, suele esconderse una estrategia bien orquestada para inflar ciertas criptomonedas en las que ya han invertido.

Y ese intento de manipular el mercado es lo que provoca que veamos a influencers en cualquier otra área tratar de vender las criptomonedas a sus seguidores. Hablamos de personalidades de la televisión, de la gastronomía, del deporte… que recurren a otro de los mecanismos psicológicos que mejor funcionan en redes sociales: el FOMO (Fear of Missing Out, por sus siglas en inglés). Se aprovechan del temor de la gente a quedarse fuera de una oportunidad financiera única, ejerciendo una presión emocional que puede llevar al inversor a tomar decisiones precipitadas.

El 'criptobro' estafador

Pero esa es la versión 'softcore'. Desde el Banco Santander explican cómo un 'criptobro' se convierte en estafador: "Los delincuentes que buscan estafarte utilizando las criptomonedas como anzuelo se pueden hacer pasar por asesores financieros, representantes de empresas, o celebridades. Incluso llegan a crear perfiles falsos en las redes sociales o en las aplicaciones de citas. A través de técnicas de ingeniería social diseñan un entramado de inversión con el que intentan demostrar que se trata de una acción totalmente legal y legítima. La intención es que utilices tu dinero para comprar criptomonedas y luego se las transfieras o entregues su control con la excusa de ayudarte a multiplicar tu inversión".

El target es claro: pequeños inversores inexpertos. ¿Por qué? Pues por dos motivos. Primero, porque este esquema 'piramidal' supone una base de pequeñas aportaciones individuales; no interesa una gran fortuna que, además, probablemente no tenga necesidad ni interés en entrar en un mercado tan volátil. En segundo lugar, porque, según la legislación que entrará en vigor en 2024, solo será obligatoria su declaración para los contribuyentes con saldos en criptomonedas superiores a los 50.000 euros. Es decir, que son lo pequeños inversores quienes están más interesados, por esa exención fiscal.

Un dato interesante al respecto. A cierre de 2021, solo hubo 1.521 declarantes de criptomonedas en España, según los datos de la Agencia Tributaria. De ellos, solo 29 tenían menos de 120.000 euros en criptoactivos. Es decir, que quienes las declararon lo hicieron de forma voluntaria, dejando fuera del radar de Hacienda a miles de pequeños inversores en criptomonedas. Y, por supuesto, a los 'criptobros' estafadores que operaban en la sombra.

¿Cómo protegerse?

Desde el Banco Santander señalan que “la mejor defensa que existe frente a este tipo de estafas es estar alerta para detectar cualquier posible indicio de fraude”. Por eso, hay al menos cuatro fórmulas que podemos utilizar para evitar ser estafados:

  • Educación financiera: Antes de entrar en cualquier inversión, es crucial entender los fundamentos. En el caso de las criptomonedas, esto es aún más importante dada su complejidad y volatilidad.
  • Diversificación: No ponga todos los huevos en una sola canasta. La diversificación es clave en cualquier cartera de inversión, más aún en un terreno tan incierto como el cripto.
  • Consultar a expertos: En lugar de seguir ciegamente los consejos de un 'Criptobro', es preferible consultar con expertos en el campo o instituciones con una reputación sólida.
  • Desconfianza saludable: Mantener una dosis de escepticismo puede ser un buen antídoto contra las tácticas de persuasión de estos vendedores de humo.
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